El sector de la restauración cinematográfica en México está compuesto en su mayoría por mujeres quienes no tienen igual reconocimiento, de acuerdo con la investigadora Itzia Fernández Escareño

En un esfuerzo por recuperar el legado artístico y la labor en la restauración del material fílmico, el IMCINE nombró ocho salas en memoria de las ocho pioneras del cine en México.

Si bien el reconocimiento del trabajo de las mujeres en la industria del cine ha tomado relevancia en los proyectos de restauración fílmica desde hace al menos 10 años, los cortos realizados por mujeres componen el 1.5% de uno de los acervos -enfocado en las producciones de la década de los 70- del Centro de Producción de Cortometrajes del Instituto Mexicano de Cinematografía (IMCINE), de acuerdo con la Coordinadora de Acervos del IMCINE, Mezli Silva Pacheco.

Pese a que el estreno de una película en las salas de cine suele ser lo más atractivo de la exhibición audiovisual, el tiempo de vida de un filme no se extingue tras la premier, por el contrario, permanece en la cultura popular por décadas gracias al trabajo posterior de restauración, conservación y compilación. Se trata de acciones como la duplicación del material en un nuevo medio de soporte así como la limpieza, reparación y mejora de la calidad de imagen y sonido.

En este escenario, un dato salta a la vista: las actividades de restauración se han feminizado, según lo explicó Itzia Fernández Escareño, socióloga, docente e investigadora nacional sobre el cine con perspectiva de género, silente y compilación.

Esto quiere decir que la mayoría de las manos que se encargan de mantener vivos los trabajos fílmicos pertenecen a cientos de mujeres, quienes llevan a cabo un trabajo que no siempre es reconocido por estar fuera del foco, lejos de las pantallas grandes.

Desde Carmen Toscano hasta Cándida Beltrán Rendón, estas mujeres demostraron su capacidad para trascender fronteras.

De acuerdo con la clasificación del Instituto Mexicano de la Cinematografía (IMCINE), México cuenta con el registro de ocho pioneras del cine quienes marcaron a la industria con su legado visual y labor, entre ellas se encuentran Mimí Derba, Matilde Landeta, Carmen Toscano, Adela Sequeyro, Adriana y Dolores Ehlers, Cándida Beltrán Rendón, Elena Sánchez Valenzuela y Gloria Schoemann, todas ellas mujeres mexicanas que vivieron entre la última década del siglo XIX y principios del siglo XX.

Estos son sólo algunos de los nombres que encabezan la genealogía de las mujeres en el cine, sin embargo, sus contribuciones son muy variadas, por ejemplo, la prolífica carrera de Landeta -quien escribió y dirigió más de 100 guiones para documentales, según la Filmoteca UNAM- se enfoca en el filme, mientras que Carmen Toscano dedicó gran parte de su vida a la preservación de los trabajos de su padre, Salvador Toscano, quien también fue un pionero él mismo.

Desde la perspectiva de la Fernández Escareño, las mujeres siempre han formado parte del cine, pero en ciertos momentos de la historia sus trabajos desaparecen del mapa de forma inconexa con sus extensas producciones fílmicas, por lo que el trabajo contemporáneo de compilación juega un papel importante en el rescate de la visión del mundo a través de lente de estas mujeres.

Con metodologías como cortometrajes, compilación y video ensayo, la investigación fílmica gira en torno al legado de las mujeres mexicanas en el cine.

Estas fueron algunas de las reflexiones que impulsaron la creación del seminario “Pioneras: el cine lo hacemos todas” que será llevado a cabo por Cinema Universidad, Escuela de Cinematografía y Medios Audiovisuales ubicada en Puebla, inaugurado con una clase pública y gratuita el sábado 26 de agosto en su campus en punto de las 11:00 horas. Se trata de un proyecto que busca generar líneas de investigación a partir del legado histórico de las pioneras del cine.