CRÍTICA



  • El fantasma de las dictaduras revolotea nuevamente
    Por Karina Paz Ernand


    Cuando en 1981 el cineasta Esteban Schroeder creara el Centro de Medios Audiovisuales, se consagraba como protagonista del surgimiento de la expresión audiovisual uruguaya. Participando en más de 30 producciones como fotógrafo, guionista, productor y realizador, fue incursionando en diferentes géneros hasta llegar a concebir el filme Matar a todos, coproducción entre Chile, Argentina, Alemania y Uruguay, que ganó el Premio del Público en el Festival de Cine Latinoamericano de Biarritz 2007 y participó en la selección oficial del último Festival de San Sebastián. Durante el pasado Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano en La Habana se erigió con el Premio Coral de Guión para Pablo Vierci, Daniel Henríquez y Alejandra Marino, el Premio Coral de Actuación Femenina a Roxana Blanco y el premio SIGNIS.

    A modo de thriller político, el filme gira en torno a dos asesinatos: el de Eugenio Berríos —químico y agente de la Dirección de Inteligencia Nacional (DINA), la policía secreta del dictador chileno Augusto Pinochet— y el presunto asesinato del ex presidente Eduardo Frei Montalvo, en el marco de distintos episodios de la Operación Cóndor. Berríos fue acusado por la justicia como uno de los fabricantes del gas zarín, manipulado por la dictadura para eliminar a los opositores del régimen. Salió de Chile secretamente a Uruguay en 1991, protegido por agentes de la policía represiva que intentaban evitar su testimonio en el proceso por el asesinato del ex canciller Orlando Letelier. Dos años más tarde fue asesinado, cuando supuestamente intentaba regresar a Chile.

    La trama acompaña a la abogada Julia Gudari (Roxana Blanco, Alma máter) en su investigación sobre el secuestro en Uruguay de Berríos, reclamado por la justicia internacional debido a su vinculación con crímenes perpetrados durante la dictadura. Julia, atrapada entre recuerdos, amenazas y presiones, el temor de que su padre —un general retirado— esté involucrado en el caso, y los obstáculos que su propio hermano le impone en cuanto a información, comprende que, si quiere llegar a la verdad, tendrá que enfrentarse a su pasado para sanar heridas y superar sus miedos.

    El guión fue escrito por Pablo Vierci, el chileno Daniel Henríquez y la argentina Alejandra Marino, basado en un guión original titulado “99 % asesinado” del propio Pablo Vierci, con la colaboración del director del filme.

    Esta coproducción cuenta con un notable elenco internacional, que incluye a Laura Sánchez, Walter Reyno y César Troncoso de Uruguay; Patricio Contreras, María Izquierdo y Claudio Arredondo de Chile; Darío Grandinetti y Tato Pavlosky de Argentina.

    Combinando ficción y realidad, el filme trasciende las fronteras de sus protagonistas y su trama, para devenir testimonio de una oscura página de la historia latinoamericana. Si bien es cierto que el tema de las dictaduras pareciera agotarse de tanto uso (adecuado e inadecuado) que se le ha dado en el audiovisual de nuestro continente, Matar a todos nos demuestra que los fantasmas de ese lóbrego pasado aún revolotean sobre las cabezas de la sociedad. Incluso el término “pasado” puede resultar cuestionable, pues las investigaciones sobre casos como este permanecen abiertas hasta nuestros días y muchos continuarán sin esclarecerse del todo.

    Según testimonios del actor chileno Patricio Contreras, filmes como este son “particularmente importantes”. En esta era del descalabro social, justo cuando los Estados Unidos lanzan propuestas tan descabelladas como legitimar la tortura, “es más necesario que nunca recordar lo que nos pasó a nosotros”, afirmó al referirse a la etapa de represión vivida por Argentina, Chile, Uruguay, Paraguay y Brasil en los años 70 y parte de los 80.

    La cinta fue declarada de “Interés Nacional” por la Presidencia de la República. Cuenta con la participación de la Intendencia Municipal de Montevideo en calidad de Socio Audiovisual y ha ganado el premio del Fondo Nacional de las Artes Cinematográficas de Chile. Además, recibió el apoyo de dos laboratorios de guiones del Instituto Sundance.

    Pero tal vez lo más interesante de la cinta radica en los logros del guión: a diferencia de otras propuestas cinematográficas obsesionadas con el mismo tema, aquí no solo se logra un profundo y minucioso testimonio histórico. Sin perder de vista el anclaje con los sucesos reales que dieron vida a la trama, Schroeder logra construir un thriller que hace gala de lo mejor del género. El relato no se diluye en el panfleto político, sino que aprovecha los elementos documentales de mayor atractivo, para crear un filme interesante en cuanto a planteamiento, pero a la vez entretenido, comercial (en el mejor sentido del término), apetecible para los amantes del suspenso.

    La revisión histórica de esos oscuros capítulos de la historia de nuestro continente no se detiene. Matar a todos no es más que lo que Schroeder considera como “un acto de sanación individual”.

    The dictatorship ghost flutter again
    By Karina Paz Ernand

    When in 1981 the filmmaker Esteban Schroeder created the Audiovisual Media Center (Centro de Medios Audiovisuales), he became the protagonist of the emergence of the Uruguayan audiovisual expression. He took part in more than 30 productions as photographer, screenwriter, producer and director. He made incursions into different genres until he created Matar a todos, a co-production between Chile, Argentina, Germany and  Uruguay, which recieved the audience award at the Biarritz Latin America Film Festival (Festival de Cine Latinoamericano de Biarritz) in 2007, and participated in the  official selection at the San Sebastian Film Festival. The film also won a Coral award for the screenplay of Pablo Vierci, Daniel Henríquez and Alejandra Marino at the International Festival of the New Latin America Cinema in Havana (Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano de la Habana) and also the Coral award for Best Actress to Roxana Blanco and the SIGNIS Prize.
    As a political thriller, the film examines two assassinations: the one of Eugenio Berríos -a chemist and agent of the National Intelligence Direction (Dirección de Inteligencia Nacional, DINA), the secret police of the Chilean dictator Augusto Pinochet, and that of the former president Eduardo Frei Montalvo, which took place within the political framework of some episodes of the Condor operation. Berrios was accused by the justice as one of the manufacturers of the gas Zarín, used by the dictatorship to eliminate its regime opponents. Berrios secretly left Chile for Uruguay in 1991, protected by police agents which tried to avoid his testimony on the trial for the assassination of the ex-chancellor Orlando Letelier. Two years later, Berrios was murder, when  he supposedly tried to come back to Chile.
    The plot follows the lawyer Julia Gudari (Roxana Blanco, Alma máter) in her investigation of Berríos´s kidnap in Uruguay, who was sought by the international justice on account of his links with crimes perpetrated during the dictatorship. Julia, caught among memories, threats, pressures, the fear that her father – a retired general – be involved in the case, and the obstacles to access information imposed by her own brother, at last understands that if she wants to know the truth, she will have to face her past,  to cure wounds and  and get over her fears .
    The screenplay was wrote by Pablo Vierci, the Chilean Daniel Henríquez and the Argentinian Alejandra Marino, based on Pablo Vierci´s original screenplay titled 99% asesinado with the colaboration of the film director.
    This co-production had an outstanding international cast that included Laura Sánchez, Walter Reyno and César Troncoso from  Uruguay; Patricio Contreras, María Izquierdo and Claudio Arredondo from  Chile; Darío Grandinetti and Tato Pavlosky from Argentina.
    With a combination of fiction and reality, the film Matar a todos, transcends the bounds imposed by its protagonists and its plot to become a testimony of a dark passage of Latin America history. It is true that the theme of dictatorship would seem to be exhausted by its frequent treatment (adequate or not) in the Latin America audiovisual. Matar a todos shows us that the ghost of that gloomy past even flutter over society heads. Even the term “past” may be questionable, since the investigation of cases like this remains open and many not yet brought to justice.
    According to the Chilean actor Patricio Contreras´s testimony films like this are “particularly important”. In this era of social chaos, just when the United States advances so demented proposals as the legitimation of torture, “it is more necessary than ever to remember what happened to us”, he stated making reference to the period of repression lived by Argentina, Chile, Uruguay, Paraguay and Brazil during the 1970s and part of 1980s.
    The film was declared of “National Interest” by the Presidency of the Republic and counted with the participation of the Montevideo City Council (Intendencia Municipal de Montevideo) as audiovisual partner. It won the National Found Prize (Premio del Fondo Nacional) from the Chile Film Arts (Artes cinematográficas de Chile). Furthermore it received the support from two screenplay laboratories of the Sundance Institute.
    Maybe the film most interesting part is the screenplay achievements: unlike other film proposals obsessed with the same theme, this film achieves more than a deep and meticulous historic testimony. Without loosing sight of the real events of the plot, Schroeder managed to create a thriller that exhibits the best qualities of the genre.
    The story is not exhausted in a political pamphlet; it uses the most attractive documentary elements to create an interesting film in regard to its statements, but  at the same time entertaining, commercial (in the best sense pf the word) and attractive for the lovers of the suspense genre.
    The historic revision of these dark chapters of the history of our continent does not stop. Matar a todos is nothing more than what Schroeder considers as “an individual act of healing”.


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