CRÍTICA



  • Exito de crítica para el cine latinoamericano en Cannes 2008

    Tras  la exhibición de las tres películas latinoamericanas que compiten por la Palma de Oro en Cannes 2008: Leonera, de Pablo Trapero, La mujer sin cabeza, de Lucrecia Martel, y Linea de Pase, de Walter Salles, ninguna de ellas ha dejado al público indiferente, despertando más elogios que críticas. Mientras que la coproducción internacional Blindness, dirigida por el brasileño Fernando Meirelles, recibía la aprobación del autor de la novela en la que está basada, del premio Nobel portugués José Zaramago.

    El cine latinoamericano ha sido objeto de una nota especial de parte de la revista The Hollywood Reporter, que se publica diariamente durante el Festival de Cannes. Titulado "El espíritu latinoamericano" y firmado por John Hecht y Brian Byrnes, se afirma allí que "después de años de lucha un cine vibrante y lleno de recursos esta surgiendo al sur de la frontera" con Estados Unidos.

    Basándose en el hecho extraordinario de que una docena de filmes de este origen pueblan las carteleras de las diferentes secciones del 61 Festival de Cannes, el informe pasa revista a las situaciones de cada país desde Argentina, Brasil y México a Chile, Colombia, Uruguay y Venezuela. La revista señala el hecho positivo de que "gradualmente las películas locales escalan posiciones en sus propias carteleras, aunque persiste la batalla con la poderosa maquinaria hollywoodiana para la conquista de las pantallas".
    "También aumentó la producción de Argentina, Brasil y México en la última década" y "lo mismo han hecho Chile, Colombia y Venezuela", y "hasta Uruguay ha seguido significativamente los pasos de las mayores industrias del subcontinente".

    Linha de passe

    Linha de passe, del brasileño Walter Salles, recibió elogios de las tres revistas cinematográficas más importantes de alcance internacional que se publican diariamente durante el festival de Cannes. Tanto Variety como The Hollywood Reporter y Screen International apreciaron "el intenso y convincente retrato del Brasil de hoy", "la calidad y la seriedad" del filme y "el drama sombrío y complejo de una familia proletaria de una Sao Paulo con fiebre futbolera".

    Variety afirmó que Salles y su codirectora Daniela Thomas "se apartan y se colocan como alternativa de toda una serie de filmes brasileños que ponían su énfasis en droga y muerte, enfocando graves problemas sin recalcar su importancia".

    La publicación elogió también "la sobriedad y la mirada no del todo desesperada con las que describen las situaciones".

    Deborah Young, directora del festival de Taormina, y durante muchos años analista del cine latinoamericano desde las columnas de Variety, escribió hoy para The Hollywood Reporter que Linha de passe es "un filme más logrado" que su anterior Terra estrangeira.

    En esa película, Salles y Thomas retrataban el Brasil urbano de los tiempos de Fernando Collor "tanto desde el punto de vista dramático como del de la descripción de una realidad en la que los jóvenes pobres se encuentran sin futuro", recordó la nota periodística.

    "Un fuerte guión" y "un ritmo sostenido" son los elementos más positivos del filme que, "por no tener nombres famosos en el reparto puede tener un menor impacto comercial que el filme de culto anterior de Salles, Diarios de motocicleta, opinó The Hollywood Reporter. "Pero la gran fuerza y sinceridad de la película atraerá a ese público que ya había admirado la línea sociológica de Central do Brasil, vaticinó la revista.

    Screen International definió a Linha de passse como un filme "sólido y envolvente", "con un guión muy bien trabajado que evoca los problemas que surgen cuando se trata de mantener unidos cuerpo y alma en la ciudad más populosa de Brasil".

    La película "se propone como válida alternativa de un estilo más romántico y efectista que caracterizaba al último cine brasileño", agregó la publicación. La revista inglesa predice además al filme "un modesto, aunque significativo atractivo internacional".

    En la lista de preferencias de un jurado de críticos convocado por esta revista, Linha de passe está en tercera posición con 2,6 puntos, junto a Un cuento de navidad, del francés Arnaud Desplechin, sobre un máximo de cuatro puntos.

    La película de Salles en ese ranking extraoficial está por delante de Leonera y de Blindness.

    Otras películas latinoamericanas participan en otras secciones del festival como Salamandra, de Pablo Agüero, y Los bastardos, de Amat Escalante, que compiten por la Cámara de Oro en Cannes, y La sangre brota, de Pablo Fendrik, presentada en la 47 Semana de la Crítica.

    Salamandra

    En la primera de estas el universo de las comunidades utópicas, pasado por el filtro de la ficción, ha sido caldo de cultivo perfecto para toda clase de interpretaciones alegóricas, segundas lecturas con alguna connotación política y religiosa. Generalmente todo comienza con una huída, se abraza esa nueva familia como única vía hacia la libertad; llegado el momento, la comunidad sufre una grieta, se produce una crisis y, tras ella, los personajes vuelven al redil de una vida normal.

    Pablo Agüero vivió la experiencia de criarse en un falansterio semejante al que él mismo retrata en Salamandra (Quincena de Realizadores), así que viendo la película no es difícil intuir una voz en implacable primera persona, una narración arrancada de las entrañas, con la urgencia de cualquier relato que lleva tiempo esperando ser contado.

    No dejamos, además, de entrever en su ópera prima una fábula sobre la reconstrucción de un núcleo familiar cercenado y sobre el proceso de aprendizaje vital a través de las palabras y su significado. El protagonista absoluto del filme es el pequeño Inti, criado por su abuela hasta que su madre (una Dolores Fonzi irreconocible y absolutamente fuera de control) decide regresar para encontrarse con él, viajando juntos a El Bolsón, lejana localidad de la Patagonia donde en los años 70 se instalaron una fauna variopinta de posthippies, iluminados, fugitivos de la justicia o, simplemente, gente con la necesidad de desaparecer.

    La película es un viaje terrible y fascinante, una experiencia casi letárgica en la que cada elemento, cada recurso visual, cada línea de diálogo o salto de plano, ensalza una sensación constante de misterio. Agüero ha sido capaz de poner las riendas a secuencias altamente complejas que, en otras manos, caerían en el ridículo. Desde ya, Salamandra es uno de los descubrimientos del festival, y firme candidata a llevarse la Cámara de Oro en unos días.

    Los bastardos

    El director mexicano Amat Escalante presentó una impactante Los bastardos el martes en la sección oficial Una Cierta Mirada del Festival de Cannes, que visita por segundo año consecutivo después de hacerlo con Sangre.

    El segundo largometraje de Escalante transcurre en la ciudad de Los Ángeles y tiene como protagonistas a dos mexicanos que se buscan la vida con trabajos puntuales, hasta que un buen día un hombre los contrata para que maten a su esposa. "El punto de partida era más bien dos hombres trabajando por dinero y el sacrificio que ellos tienen que hacer, físico y moral, al irse a Estados Unidos y perder lo que es su país, su origen", explicó Escalante a la AFP.

    Amat Escalante empezó a trabajar el guión hace años con su hermano Martín incorporándole anécdotas oídas en la familia. Su padre cruzó la frontera como clandestino y guarda secuelas en las manos.

    "La película también habla en metáforas de una pérdida de humanidad muy extrema que sucede" en el relato, precisó. Porque Los bastardos confronta al espectador con la muerte a sangre fría y la que es fruto de la venganza.

    El joven director mexicano conserva el estilo que caracterizaba a Sangre, las secuencias muy largas y los grandes silencios, que contribuyen a crear un clima irreal imbricado en la banalidad de la vida diaria. Esta vez, la edición ha corrido a cargo del turco Ayhan Ergürsel, montador de todas las películas de Nuri Bilge Ceylan, que este año concursa con Tres monos.
    Escalante vuelve a mezclar también actores profesionales y otros que no lo son y tienen físicos muy contrastados y una presencia notable, al estilo de lo que hace su compatriota Carlos Reygadas, del que fue ayudante en varias películas. El protagonista mayor, Jesús Moisés Rodríguez, trabajaba en unas obras en Guanajuato, de donde es Escalante (aunque nació en Barcelona), y al más joven, Rubén Sosa, presente en Cannes, lo descubrieron por la calle un par de días antes de empezar el rodaje.

    Formato anamórfico, unos colores rojo, verde y blanco rabiosos (los mismos de la bandera mexicana) al principio del relato y una guitarra eléctrica saturada a gran volumen, definen un marco sensorial de la película diferente a Sangre. "El formato vino determinado en parte por la primera toma, el canal de Los Ángeles, que quería que ocupara mucho, y aquí también quería más cielo desde la primera toma. Aunque después nos enclaustramos en una casa, quería más aire", explicó.

    Dos tiros a quemarropa ponen la piel de gallina por su realismo. "Las cosas que yo hago son un poco por instinto. La muerte no se puede explicar mucho, pero aquí sentí que la película se puede ver ahora como antiarmas", dijo el director. "Mi inspiración grande fue también la guerra en Irak, lo que está pasando allí, y algo que no enseñan en la televisión, el daño físico y emocional que puede ser la violencia", explicó.

    El director parecía entre asombrado y aturdido después de ver su propia película en la pantalla gigante de la sala Debussy del Palacio de Festivales, donde fue recibida con varias tandas de aplausos cerrados por las 900 personas que llenaban el cine. 

    La sangre brota

    Otra película latinoamericana elogiada por la crítica es la argentina La sangre brota de Pablo Fendrik, presentado en la 47a. Semana de la Crítica Internacional, reseña paralela no oficial del 61 Festival de Cannes, recibió palabras de elogio y de crítica de parte del semanario Variety publicado aquí.

    "Debe pasar una buena hora de película antes de que empiece a verse sangre en esta primera obra de Pablo Fendrik, pero cuando aparece brota a baldes" escribe humorísticamente Jordan Mintzer que le dedica una escueta media columna. "Sombrío retrato de una familia argentina semipsicótica que culmina en una escena violenta que resistirán sólo estómagos preparados, este estilizado filme debería ser bien recibido en varios festivales antes de encarar un marginal estreno comercial", agrega la nota.


    (Fuente: Ansa, www.publico.es. )


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