Lo único que diferencia al dibujo animado del dibujo es el movimiento. La evidencia, sin embargo, tiene en cuenta forzosamente un elemento cuya apreciación multiplica la desigualdad en innumerables significaciones: el tiempo. Uno lo reproduce en su carácter de secuencia, como heredero de la linterna mágica, y el otro lo detiene en su noción de instante, como equivalente de la fotografía. Nada indica, sin embargo, que Juan Padrón se haya propuesto invitarnos con vocablos insólitos a descifrar lo indescifrable.