CRÍTICA



  • Linha de Passe escenifica la vida en la caótica Sao Paulo
    Por Fabiana Montenegro


    Ambos realizadores ya habían trabajado juntos anteriormente. Su penúltimo trabajo fue una breve e intensa participación en el proyecto París Je T'aime, con un mosaico de realizadores dispuestos a ofrecer lo mejor de sí mismos en distintos cortos, pero también hay antecedentes de esta estrecha colaboración en películas como Terra Estrangeira (1996) y O primeiro día (1998).

    En Linha de Passe cuatro hermanos de diferentes padres intentarán rehacer y reinventar sus vidas de diversas maneras. Reginaldo, el más joven, busca obstinadamente a su padre. Darío sueña con ser futbolista, pero a sus 18 años y con millones de competidores más jóvenes, sus opciones son ya muy pocas; y mientras Dinho se refugia en la religión, Denis, el mayor de los cuatro, se gana la vida montado en una motocicleta como mensajero courier. Cleusa es la madre, una ama de casa que lleva un quinto hijo en el vientre.

    Excepto Vinicius de Oliveira, todos los demás actores jóvenes son debutantes en esta cinta que planea en torno a la ausencia crónica del padre que en Brasil sufren muchos niños, en una ciudad inhóspita rodeada de violencia como es São Paulo donde se añaden la religión, el fútbol y los sueños como elementos vertebradores. Thomas explicaba en Cannes que "São Paulo es solo calles, edificios, pasos... Te vas a dormir y cuando despiertas ya hay otro barrio, otra favela".

    Según Salles, la idea de hacer el filme partió de un hecho real acontecido hace cinco años, cuando un muchacho deambulaba por los alrededores de la estación de autobuses buscando a su padre, de quien lo único que sabía es que había sido conductor de ese transporte colectivo.

    "Él iba de parada en parada entablando amistad con los trabajadores —explica el realizador— e incluso aprendió cómo conducir un autobús, pero un día, en su búsqueda personal, se hartó de la situación y decidió robar uno de esos vehículos que estuvo conduciendo por todo São Paulo durante tres horas antes de ser arrestado por la policía, y llevado a un centro para delincuentes jóvenes, de donde fue liberado un par de días después y regresó a su casa".

    "Tenía entonces entre 14 y 15 años de edad y durante el tiempo posterior en que tuvo de 15 a 18 años volvió a tomar prestados otras series completas de buses, unos 30 en total. Puede parecer como un cuento libre, pero en realidad es una verdadera historia. Estuvimos rodando lo que es la situación real en Brasil" —apostilló.

    El cineasta brasileño sabía lo que es trabajar con niños y adolescentes, porque ya había tenido oportunidad de hacerlo en Terra Estrangeira, hace más de diez años. Y si el 99 % de los actores eran debutantes, también todo el equipo técnico al completo participaba por primera vez en su vida en un proyecto cinematográfico.

    Mientras Salles prefiere trabajar con gente poco experimentada, Daniela Thomas ha explicado que "él fue lo suficientemente loco para invitarme a participar y permitirme compartir la dirección. Pienso —añadió— que este filme que hemos rodado juntos tiene grandes diferencias con los que él hace solo, porque de esta forma pudimos trabajar mucho más en equipo con un gran número de actores y técnicos en una ciudad enorme que forma parte de la línea básica de la película. Sao Paulo no tiene comparación, en mi opinión, con Río de Janeiro que es una ciudad dramática con una especie de sentido de redención. Aquí tu tienes otro paisaje bien distinto, aunque su crecimiento ha sido espectacular. La mayoría de las locaciones que aparecen en Linha de Passe son exactamente en las que nos inspiramos para comenzar a escribir el guión".

    Los realizadores no quisieron hacer una película en la que los elementos que se cuestionan fuesen el tráfico de drogas, policía o violencia, sino un filme donde estas áreas estuvieran de fondo, pero sin violencia. Solamente uno de los protagonistas es expuesto a esta violencia, pero la rechaza, de modo que en la historia esta no deja de ser solamente una opción en la vida de los personajes. Según dijo Salles, Brasil también tiene historia relacionada con la ausencia del padre, pues fueron portugueses quienes les pusieron el nombre al país "siendo una especie de padres de paso y después de explotar algunas  riquezas, como el oro y la plata, se fueron y abandonaron el país".


    (Fuente: Cinestel)


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