ENTREVISTA

  • Matías Cornejo, coguionista de Lo bueno de llorar, aspira a dirigir
    Por Jon Apaolaza


    Durante el Festival de Cine de los Pueblos del Sur el guionista de la película Lo Bueno de llorar. Matías Cornejo, fue uno de los invitados al certamen y el resultado del encuentro: una entrevista realizada por la prensa acreditada en el Festival. La conversación con Cornejo se realizó vía e mail. Por lo que se reproducen aquí todas las reflexiones y divagaciones del guionista.

    - Su película Lo bueno de llorar concursa en el Festival de Cine de los Pueblos del Sur, en Isla Margarita (Venezuela)

    Desde muy niño, Matías Cornejo es un hombre pegado a un papel a través primero de la pluma y ahora de una computadora portátil. Este apasionado de la escritura, la lectura, el cine y los comics encontró en la profesión de guionista la mejor manera de combinarlo todo. Suya es la teleserie de humor Huaiquiman y Tolosa (Canal 13), ha producido y realizado cortos y ahora participa en el I Festival de Cine de los Pueblos del Sur,  con Lo bueno de llorar, un largo que co escribió con su director, Matías Bize.

    - ¿Cuándo empezó a sentir la necesidad de escribir?

    Desde que a los siete años mi papá, un gran amante de la literatura, me regaló un libro sobre un muchachito que quiere ser escritor, “Un tiesto lleno de lápices” y me identifiqué con el personaje central, aunque era cinco años mayor que yo. Como él, ya no dejé nunca de escribir. Después, en los 80, mi padre compró uno de los primeros vídeos VHS y me puse a devorar cine, de todo tipo.

    Me ví casi todo el videoclub del barrio. Así la literatura se fue mezclando con el imaginario del cine. Mis primeras experiencias con una cámara datan también de la época escolar. Solía hacer todos los años el vídeo para la fiesta anual del colegio. Sin embargo, al no tener mucho prestigio o reconocimiento los estudios de cine en Chile me matriculé en Psicología, carrera que abandoné al tercer año porque caí en la cuenta de que estaba perdiendo el tiempo allá y lo único que yo quería era trabajar en el mundo audiovisual. Así que después de seis meses sabáticos me cambié a la Escuela de Cine.

    - ¿Siempre le interesó por encima de otras labores la de guionista?

    No. Aspiro algún día a dirigir. Ya he hecho algunos cortos, pero no me siento aún preparado del todo. Siento mucha admiración por los grandes cineastas y por tanto tengo un enorme respeto a la condición de realizador. Pienso que antes de lanzarme necesito mejorar, aprender, enfrentarme a desafíos nuevos en géneros diferentes del humor que es el que más me ha ocupado. Dado que siempre había escrito, el guión fue el área más lógica, aunque en la Escuela de Cine hice realmente de todo. Tengo la ventaja de aprender muy rápido y de interesarme por todo. He producido también cortos míos y de otros.

    - Su debut como escritor para la televisión fue con Huaiquiman y Tolosa.

    En efecto. Tuve como profesor en la Escuela al guionista Julio Rojas, que se convirtió con el tiempo en amigo y mentor. Yo le insistía mucho en que me avisara de cualquier oportunidad porque estaba loco por trabajar… Así que un día me dijo que en el Canal 13 necesitaban guionistas y allí me presenté.
    Éramos un grupo de cuatro personas con un jefe de guionistas de la serie. Nos lanzaron ese proyecto simplemente con la premisa de que debían ser dos detectives con bastante mala suerte pero que más o menos conseguían aclarar los casos, lejanamente inspirados también en el español “Torrente”. El caso es que el resto de los guionistas fueron abandonando el proyecto e incluso lo hizo el jefe, de manera que el canal me ascendió.

    Comenzó entonces mi trabajo de crear las escaletas de los guiones y en conjunto con nuevos guionistas se desarrollaron los 12 capítulos, los cuales supervisé junto al productor ejecutivo Sebastián Freund. La serie registró records de audiencia y fue declarada por la revista Rolling Stone mejor serie latinoamericana del año.

    - ¿Es Lo bueno de llorar su primera incursión en el largometraje?Bueno, en cierta forma no, porque trabajé hace algo más de tres años con Nicolás López en Promedio rojo. Allí fui director de producción y asistente de dirección, pero también intervine en el guión. Ahora sí ha sido muy diferente. Pienso que Matías y yo tenemos mucho futuro juntos. A mi me interesa sobre todo el desafío que implica escribir para un drama, porque en televisión estoy especializado en comedias.

    - ¿Es más fácil o más difícil escribir un guión a medias como ha hecho con su tocayo Bize?

    Había tenido otras experiencias previas en televisión pero… nada que ver. Con Matías ha sido como encontrar un alma gemela. Es un tipo muy especial. Otro amigo suyo dice que él andando no choca con las paredes, sino que las atraviesa. Creo que eso lo define muy bien. Nos compenetramos perfectamente.

    El me escribe o me llama con una idea que se le ocurre… Por ejemplo que la película comienza con un señor en una parada de bus que está llorando al escuchar una música de Mozart. Entonces yo me pongo a trabajar en eso, y le voy mandando lo que me sale. Luego lo hablamos y retocamos juntos.

    - En el caso concreto de Lo bueno de llorar, ¿cuál fue su proceso de trabajo?

    Matías quería contar una historia de pareja, pero en una onda muy diferente de la de su película anterior, En la cama. Esta vez se trataba de una pareja que rompía tras cinco años juntos y quería muchos menos diálogos. Estuvimos varios meses desarrollando la trama, en base a las experiencias personales en circunstancias de ruptura de gente que conocíamos cada uno, para ver qué elementos comunes se repetían. Simplemente lo hablábamos e hicimos una especie de línea argumental durante varios meses porque no había perspectivas de poder rodar. Un día Matías Bize recibió la invitación del festival DiBA de Barcelona para grabar un corto y él respondió a ese mail diciendo que sí, pero que lo que él quería era hacer un largo, así que nos pusimos a escribir a toda prisa y lo terminamos en dos semanas porque debía marcharse a rodarlo en Barcelona.

    - ¿Como es la situación de los guionistas en Chile?

    Muy mala. No existe el menor reconocimiento social o económico. La gente de la calle piensa que las series y las películas salen de la nada. No saben lo que es un guión ni para qué sirve. En cuanto a nuestro estatus profesional, ni tenemos un gremio o una asociación. Apenas nos conocemos entre nosotros… Pero soy optimista y se que la situación se va a revertir.


    (Fuente: www.festivalesamazonia.org.ve )


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