La última película de Augusto Tamayo, Una sombra al frente, que cuenta con las actuaciones protagónicas de Diego Bertie y Vanesa Saba, es un válido esfuerzo de narrar parte de nuestra historia de inicios del siglo XX, a través de la vida de un ingeniero y cómo este va en busca de su redención dentro de un ambiente cargado de emociones.
Enrique Aet, ingeniero peruano, tiene como primer reto la construcción de un puente en la selva del Perú con la finalidad de integrar el Oriente al resto del país, pero se encuentra con la fuerza de la naturaleza y tanto él como su obra son vencidos, pues el puente se destruye y las críticas por parte del gobierno de turno no se dejan esperar. Ante esta situación y luego de un período de recuperación después del accidente, el ingeniero regresa a Lima para pedir continuar con las obras, pero su petición es negada.
Es aquí donde se reencuentra con su familia y un hermano militante a favor de los trabajadores; con su novia, con la cual no se quiere comprometer; y con una burocracia que desconfía de su capacidad, motivándolo a viajar a Europa para seguir creciendo profesionalmente y de donde regresa años después para demostrarse a sí mismo y al país que sí se puede progresar si se trabaja responsablemente.
A pesar de tener un ritmo lento y pausado, debido a que la película demora en “arrancar”, este filme nos muestra de una manera sólida una época donde la actitud de progreso e integración física de nuestro país era una inquietud general. Creemos que la historia está lograda no solo en guión, sino también en ambientación y vestuario. Además, su lenguaje con movimientos de cámara suaves y planos de mediana duración hacen agradable la narración.
Los efectos especiales son muy perceptibles, pero aceptables, no alteran mucho la armonía visual del relato; las actuaciones son buenas aunque algunas de los personajes secundarios no complementan a los protagonistas, y en lo que se refiere a la banda sonora, se nota el esforzado trabajo de postproducción y la buena musicalización que acompaña adecuadamente las escenas sin caer en saturación. En conclusión una rescatable película que recomendamos en ver, aunque estamos seguros que de repente mucha gente no entre en empatía con ella, pues la predominancia de los estereotipos narrativos y de efectos visuales hollywoodenses dominan en la mente de muchos espectadores, sin embargo parte de la lucha por revertir eso, es hacer películas como esta, donde se reseñe parte de nuestra historia nacional.
Entendemos también que ya hay muchas críticas desde diversas perspectivas, algunas salameras, otras devastadoras, nosotros consideramos esta película un obra importante por su valor histórico, y porque va de acorde a una parte de la concepción que tenemos del cine, referente a concebir el cine como parte de nuestra memoria colectiva, pues gracias a esta película hemos podido valorar el esfuerzo no sólo de los ingenieros, sino de los obreros que en un pasado forjaron aquellos puentes, carreteras o medios de comunicación, que muchos de nosotros usamos cómodamente. Además, preferimos mil veces ver la bandera peruana en pantallas que ver una norteamericana, así como también creemos que estas películas no son para volvernos nostálgicos, sino para conocer parte de nuestro pasado, entender nuestro presente y construir un futuro diferente. Cualquier comentario estamos prestos al debate.