CRÍTICA



  • Os 12 Trabalhos, un motorista inmortal recorre las calles de São Paulo
    Por Paulo Neto


    En su segunda tentativa por humanizar las clases sociales más desfavorecidas por la sociedad, Os 12 Trabalhos, Ricardo Elías ha acertado al recurrir al inmortal mito de Hércules para recrear la vida de los muchachos motoristas de São Paulo. Según las estadísticas, cada día muere uno de ellos en las calles de esta ciudad. Sidney Santiago, en su debut cinematográfico, interpreta a Hércules, un joven negro de las afueras de São Paulo que no conoció a su padre, y cuya madre es una desclasada. Con la ayuda de su primo Jonas (Flávio Bauraqui, siempre excelente en su interpretación), consigue un trabajo como motociclista en una empresa de entregas a domicilio, mientras que en sus horas libres se dedica a dibujar, su pasatiempo favorito. Remedando el mito griego, Hércules tiene que realizar doce entregas, que de resultar exitosas le darán derecho a ser contratado. Mediante la camara subjetiva el espectador es transportado a cada una de las entregas de Hércules, durante una jornada de trabajo a través de los diferentes barrios de São Paulo: Avenida Paulista, Consolação, 23 de Maio, Pátio do Colégio, etcétera.

    Para realizar esta relectura del mito helénico, el director acudió al mismo guionista de su anterior película, De Passagem (filme vencedor en Gramado), Cláudio Yosida, quien trabajó con la colaboración del pernambucano Hilton Lacerda (Amarelo Manga). Por su parte, la narración en off y el formato se asemejan al de algunos de los filmes de Jorge Furtado, como O Homem Que Copiava y Meu Tio Matou Um Cara. La fotografía contó con la colaboración competente de Jay Yamashita (De Passagem), mientras que la banda sonora estuvo a cargo de la versatilidad de André Abujamra.

    Aparte de la fotografía tan creativa de Yamashita, la música de Abujamra y la óptima interpretación de Flávio Bauraqui, el filme cuenta también con los buenos desempeños de los actores Vera Mancini (como la gerente de la empresa de entregas a domicilio) y del desconocido Paulo Américo, como uno de los muchachos motociclistas. En cuanto al protagonista, si bien en su actuación cuenta con excelentes momentos introspectivos, ha sido sobrevalorado al otorgársele el premio a la mejor interpretación masculina en el Festival de Río. Santiago es una especie de versión brasileña del norteamericano Derek Luke, con muchas posibilidades futuras en un momento ascendente de su carrera.

    Si algo pudiéramos señalarle al guión de Yosida y Lacerda es la recurrencia al final manido, que concluye la historia redentora del protagonista con una imagen de este mirando al mar. En una de las escenas Hércules pasa en su moto por la avenida Sumaré, frente a una de las mejores videotecas de São Paulo, donde se pueden encontrar las mejores películas nacionales, en otra escena le entrega unos medicamentos a una señora, cuya casa está decorada con un afiche de Sin aliento. Son dos homenajes muy válidos en medio de tantas andanzas por São Paulo.

    Además del mencionado premio de actuación en Río, el filme también recibió la estatuilla al mejor filme en San Sebastián.

    Traducido por Fidel Jesús Quirós.


    (Fuente: Cultura y Comportamento )



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