“En México, lo que paga la televisión por exhibir cine es patético. No se cuenta con ella como herramienta de recuperación (económica). El cine está viviendo la época de transformación más grande desde el cambio de las producciones mudas a las sonoras, y la generación que hoy tiene 20 años es la de los grandes maestros innovadores de este quehacer. Lo que nosotros estamos haciendo es nada en comparación con lo que estos chavos están realizando”, expresó el realizador Alfonso Cuarón, en entrevista con La Jornada.

Añadió: “Sobre la piratería de películas, estoy en contra de cualquier guerra, porque sé que no funcionan. Es tomar posturas policiales, cuando son problemas más de creatividad”.

Cuotas de cine
El apoyo al cine no es solo una cuestión financiera, sino también cultural. Debería haber una cuota de cintas mexicanas, cada año, en las televisoras. No digo que ahorita pasen Arráncame la vida, pero sí un año después, o lo que sea; puede haber una cuota, después de meses de la exhibición, de acuerdo también con los distribuidores de los formatos caseros.

Sería un compromiso de cuotas mínimas. Hay ciertas películas, como Lake Tahoe, de Fernando Eimcke, que es un gran trabajo que merece que la vea más público. Muchos finalmente no lo ven en las salas; se trata de darle la oportunidad a un público mexicano que lo merece.

Me refiero a un público que no necesariamente tiene la cultura, el conocimiento de rentar o comprar esa película en video. Sería muy interesante que el cine mexicano formara parte de la televisión. “Eso, en vez de estar reciclando las películas dobladas de Hollywood que ya pasaron en las salas de cine y a los formatos de video, y que encima de esto te las mandan con mal doblaje en la noche. ¿Por qué no ver un filme mexicano?

Cine y televisión son dos aspectos que pueden relacionarse. Esto es fuerte en lo cultural, por ejemplo en Francia, y es una de las cosas más sanas de la cultura de ese país y lo mismo se da en varias naciones europeas.

Incluso, en países donde el cine es un mercado totalmente de dominio capitalista, como en el caso de Hollywood, en Estados Unidos, la estructura de la televisión es fundamental. Hay un pago por ese producto.

Contra los guetos
La plática con Cuarón se realizó en el piso 41 de la Torre Latinoamericana, al final de la presentación en dvd de la cinta Solo con tu pareja, de 1991, dirigida por él, con guión de Carlos Cuarón. Dijo: “El porcentaje de bateo de los cineastas y sus obras, de las buenas películas que se hacen en México, es elevado y admirable. Pocos países tienen este promedio de bateo. Estoy en contra de hacer guetos y por eso no estoy de acuerdo con que en el Distrito Federal se hagan salas exclusivas para ver cine nacional.”

Crear salas para exhibir solo cine mexicano, añadió, “es contribuir a crear más guetos. Es separar a estos filmes del resto del cine. No es como cuando la sala Continental proyectaba películas para niños; eso no estaba mal, pero destinar algunas otras para las producciones mexicanas es guetizar estos trabajos en su propio país.

“Me interesa más que se pueden crear estructuras de apoyo. Hay gente que ha sido de gran ayuda para varias instancias. Que hay camino que hacer, lo sabemos; lo que sí aplaudo es la paciencia de algunos con el cine mexicano, en el sentido de no sacarlo de las salas porque dejó de haber público. Una cosa son los apoyos para exhibición y, evidentemente, de distribución y difusión.

“Así como existe la ley 226 (para estímulos a la producción cinematográfica), podrían haber incentivos para exhibir cine nacional. Pero hay algo todavía más importante que redondea todo lo anterior: la televisión.”

¿Qué opina de ver cine en los complejos comerciales?, ¿de esa manera de mirar al cine?

Eso sucede en todo el mundo y es una realidad. Hay que estar conscientes de que el cine está viviendo su época de transformación más grande, según yo, desde el cambio del cine mudo al sonoro, con los nuevos formatos; me refiero no sólo a los de producción, lo digital y demás, sino también a las nuevas formas de exhibición y distribución.

Estamos entrando a una era en la que el pago por evento comienza a ser algo muy importante; Internet en los próximos años será fundamental en la exhibición y distribución. Esto democratizará la distribución.

Los complejos de cine en centros comerciales seguirán existiendo, pero el cine que se verá ahí será de evento, para las películas grandotas, las de Hollywood, para las Arráncame la vida y Rudo y cursi, que son eventos, independientemente de si son buenas. Hay buenos filmes que son eventos.

Hay otro cine que sobrevivirá, pero en otros formatos, como los de pago por evento, digitales y de exhibición en Internet. Eso es muy apasionante; estamos hablando, por ejemplo, de Temporada de patos. A este no le vas a meter la presión de una vida en los teatros, porque va a tener otros accesos.

Así se le meterá menos presión a la recuperación de la película. La generación que hoy tiene 20 años es la de los nuevos grandes maestros innovadores del cine. Lo que nosotros estamos haciendo es nada en comparación con lo que estos chavos están realizando.

Están llegando con esos formatos ligeros con películas que cuestan tan poco que no necesitan la recuperación en las grandes salas; lo que requieren son los inputs, los accesos a ciertos medios alternativos de exhibición y distribución, que ya existen. De este proceso hablaremos en un par de años.

Cuarón habla emocionado y pasa de un tema a otro. “Se reconsiderará el acercamiento a lo que es ahora la piratería. Yo estoy en contra de cualquier guerra, porque sé que no funcionan. Es tomar posturas policiales, cuando los problemas son más de creatividad. Es tomar la cuestión de la exhibición y la distribución fílmica con la misma actitud que los estadounidenses siguieron con Irak y que han asumido con su asunto de las drogas, que es la guerra contra tal o cual.

“Es como lo que está sucediendo acá, en la guerra contra las drogas, que me parece un crimen tremendo declararla con las mismas estrategias que contra Irak. Así, declarar una guerra a la piratería es fútil, y más si no se cambian las estructuras.

“En el futuro van a cambiar muchas cosas y ya no creo que paguemos por productos, sino por servicios”, finalizó.