ENTREVISTA



  • Víctor Gaviria nos avanza su nuevo proyecto, Sangre Negra

    Por primera vez, Víctor Gaviria, posiblemente el cineasta colombiano más conocido fuera del país, va a rodar una película de época, Sangre Negra, que a partir de la vida del bandolero así conocido, hace alrededor de medio siglo, retratará lo que define como "una mezcla de política, historia, ocultismo y vivencias humanas", que fueron germen de la violencia que sigue padeciendo hoy la sociedad colombiana. Dialogamos con él en el Festival de Cartagena, en vísperas del homenaje que le tributará Guadalajara, y cuando aún no ha terminado su guión.

    La fascinante historia del bandolero liberal apodado Sangre Negra es el tema del nuevo filme que filmará a finales de este año. ¿Cómo fue su aproximación a esta historia?
    Yo he sido un lector muy aficionado a todo el fenómeno del bandolerismo, los cuadrilleros rurales que tuvieron su época más activa en los años 50 del pasado siglo. Me interesaba mucho porque creo que fue el origen de una violencia asociada a la política, pero también a procesos mentales muy profundos, que dio lugar a la guerrilla y los paramilitares, pero también en cierta forma al narcotráfico y los sicarios, y que ha continuado hasta el momento presente en Colombia.

    ¿Podría resumirnos cómo surgieron esas bandas?
    Su etapa más activa fue entre el 46 y el 53, y oficialmente desaparecen a mediados de los 60, por el exterminio de sus miembros, aunque algunos supervivientes acabaron integrándose en movimientos armados como las diferentes guerrillas. Todo comienza como fruto del enfrentamiento ideológico entre conservadores y liberales, que partió en dos a la sociedad colombiana de la época y en el intento de los primeros en perseguir y acabar incluso físicamente con sus contrincantes, hasta que llega el Frente Nacional y ambos partidos acuerdan turnarse en el poder. El propio Sangre Negra perteneció a una familia resquebrajada por las luchas ideológicas. Su padre y madre eran de ideas contrarias y los hijos heredaron eso y también se desgajaron en dos bandos antagónicos. De hecho al protagonista de mi historia lo acaba matando su propio hermano, porque se dice que en el pacto que hizo con el diablo figuraba que sólo alguien de su propia sangre podía acabar con su vida. Es decir, el ocultismo, la magia negra, también andaban mezclados con muchos otros elementos en ese mundo rural colombiano.

    ¿En qué estadio está el proyecto ahora mismo?
    Aún no hemos terminado el guión. Estamos haciendo un trabajo de campo muy exhaustivo, ya que a partir de la vida de Sangre Negra queremos retratar una época en la que se gestó lo que todavía está vigente en el país. Originalmente nuestra idea era basarnos en una biografía ya publicada, pero al ir a las fuentes nos dimos cuenta de que había mucho novelado en ella, y los hechos auténticos fueron diferentes. Precisamente lo que estamos intentando es ser muy fieles a los hechos.

    ¿Volverá como ya ocurrió en sus tres previos títulos, Rodrigo D.: No futuro, La vendedora de rosas y Sumas y restas a contar con actores no profesionales?
    Sí, en efecto. Quiero trabajar con reinsertados, gente que está o ha pasado por casas de rehabilitación después de haber estado por años en la guerrilla o los paramilitares, y que por tanto han vivido en ese ambiente de violencia y crímen. El cine que yo quiero hacer se basa no en la representación a cargo de actores profesionales, sino en los hechos interpretados o recreados por personas que los vivieron en sus propias carnes, que formaron parte de esos mundos determinados, ya sean sicarios, niños de la calle, etc... Me gusta que muestren sus propias vidas y sus emociones, que se reconozcan en las historias que filmo. Creo que estaremos rodando en noviembre, en coproducción entre Colombia y España, y nuestra esperanza es tenerla terminada para presentarla en Cannes el año próximo

    Precisamente en ese festival estuvieron sus dos primeros títulos...
    Sí, ese fue mi lanzamiento internacional, y fruto de una casualidad increible. Yo acababa de terminar mi opera prima, Rodrigo D. y la copia estaba en un laboratorio de Nueva York, con vistas a presentarse allí en una muestra de cine colombiano. Su organizador era muy amigo de Gilles Jacob, el delegado general de Cannes, quien precisamente se encontraba en la ciudad por entonces, y le recomendó que la viera. Así me seleccionaron por primera vez. Fue increíble, no nos imaginábamos para nada que pudiera estar un cineasta colombiano con su primera película compitiendo en Cannes... Solo hubo algún caso previo en una sección paralela.

    El tercero, Sumas y restas no corrió la misma suerte y tuvo menos reconocimiento internacional. ¿A qué lo atribuye?
    San Sebastián nos invitó en primer lugar y decidimos aceptar y aprovechar esa oportunidad. Pero es cierto que tuvo menor repercusión mi tercer film, quizás por ser más convencional, y algunos interpretaron esta historia sobre la época de auge del narcotráfico como "folklórica", En España se quedaron sobre todo en el aspecto del machismo de los "narcos"... Tampoco reconocieron fuera de Colombia que los actores eran no profesionales. Pensaron justo lo contrario...

    Volviendo a los festivales, en pocos días usted recibirá un homenaje en el Festival de Guadalajara. ¿Cómo lo vive con una filmografía de sólo tres títulos?
    La verdad es que yo fui el primer sorprendido y les estoy muy agradecido. Imagino que se trata de un reconocimiento a una forma de hacer cine, a unos temas y al hecho de trabajar con actores "naturales". Yo me lo tomo como la identificación de un estilo personal.


    (Fuente: NOTICINE.com )




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