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  • Papelucho y el marciano: del libro al cine
    Por Dean Luis Reyes


    Papelucho y el marciano, es la primera versión para la pantalla de uno de los mayores éxitos de la literatura chilena. Marcela Paz, su autora, ya fallecida, creó hace justo 60 años los primeros relatos donde refería las aventuras de un niño de nueve años que, junto a su perro choclo, su nana Domi y su hermana Ji, han entretenido y enseñado a chilenos de varias generaciones.

    En la cinta, Papelucho es un niño inquieto, que fabrica una pócima para capturar a un marciano que cae a la Tierra, pero este último se le introduce en el estómago. Así empieza una férrea amistad entre ellos, aunque en un momento Papelucho decide devolverlo a su planeta. Entonces, en su propia habitación, fabrica una nave con desechos y piezas de juguetes y logra despegar rumbo al espacio. Llega a Marte y se inicia una nueva aventura en tres dimensiones.

    Cerca de 150 personas trabajaron para que este proyecto se concretara, con una realización que mezcla animación bidimensional con fondos tridimensionales. Fueron 22 meses de esfuerzo y cuidadosa transposición del personaje y su mundo a un medio diferente. “Tenía que representar la imagen que todo el mundo tiene en la cabeza. Entonces hicimos muchos dibujos, les dimos muchas vueltas, hasta que llegamos al personaje”, confiesa Alejandro Rojas, su director.

    El formato final de Papelucho… no tiene nada que envidiarle a las grandes producciones internacionales, cuenta Rojas. “Vamos a ver un estándar de animación y de narración internacional. Es decir, esta película puede verse en cualquier país y donde pongas la película, esta se va a sostener sola, independiente de que conozcan o no a Papelucho. La película tiene esa autonomía, de ser una película en sí misma; ese es el compromiso que hemos asumido, de realizar lo mejor”.

    El estudio encargado de la realización ha sido Cine Animadores, cuya carpeta de proyectos incluye el primer largometraje de animación chileno, Ogú y Mampato en Rapa Nui (2002), dirigida por el propio Alejandro Rojas. Esta vez, en asociación con el Canal 13 de televisión chileno y su división Canal 13 Films orientada a la comercialización de películas.

    En tanto que la superproducción chilena de animación, con un costo de millón y medio de dólares, más costos de marketing, apela a una fórmula que ha probado su éxito en los mercados locales: la adaptación de historias casi siempre venidas del comic o la literatura. Ello tiene, en este caso, una orientación comercial muy subrayada, pues se trata de convertirla en un éxito regional, programando el estreno en varios países y teniendo en cuenta las posibles versiones amoldables a otras culturas desde el planeamiento mismo de la producción.

    El guión, basado mayoritariamente en el libro Diario secreto de Papelucho y el marciano, uno de los tantos libros del personaje, publicado en 1968, Marcela Paz, seudónimo literario de Ester Huneeus Salas, declaró alguna vez sobre su personaje: “Papelucho... Estuve encinta de él desde siempre. Es un niño de ojos rasgados e inquietos, parecidos a los ojos de su mamá. Tiene el pelo como erizo, las orejas grandes, la nariz y las cejas apenas visibles, dientes de conejo asomándose entre la gran boca sonriente." El parto fue casualidad pura: "Cuando estaba de novia, el que iba a ser mi marido me regaló un diario de esos que tienen una página para cada día del año. Estaba lindamente decorado con monitos. En lugar de estampar allí mis propias experiencias, decidí llenarlo con la vida de un niño. Era Papelucho".

    Escrita en 1933 y publicada en 1947, Papelucho da a conocer el diario de vida de un típico, pero ingenioso niño de nueve años de la clase media chilena. Le siguieron 11 títulos más: Papelucho casi huérfano, Papelucho historiador, Papelucho detective, Papelucho en la clínica, Mi hermana Ji, Papelucho perdido, Papelucho misionero, Papelucho en vacaciones, “¿Soy dix leso?”, Papelucho y el Marciano, Papelucho: mi hermano hippie. Hoy se le considera como la obra más representativa de la literatura infantil chilena. Su legado fue decisivo para que su autora recibiera en 1982 el Premio Nacional de Literatura.

    El director de la versión cinematográfica afirma que la familia y herederos de los derechos de Marcela Paz han tenido una participación fundamental. “Es increíble como ellos conocen cada personaje, declara. Y creo que no es porque lo hayan leído o estudiado mucho, es algo que está en el aire, de familia”.

    De ahí que la expectativa apenas deje respirar a implicados e impacientes amantes de Papelucho. No obstante, Cine Animadores y Rojas anuncian nuevos proyectos de animación basados en otras no menos célebres sagas de la cultura popular chilena. Entre ellos, el personaje Condorito y la historieta Barrabases. Ello, antes de 2018, cuando se celebre el Bicentenario de la Declaración de Independencia chilena. Dice el realizador: “Es un sueño importante para mí. Ojalá tengamos los tres proyectos antes del Bicentenario, porque esa fecha nos debe pillar con cosas propias. Chile necesita esta etapa. Tal como los europeos llevaron al cine toda su gran literatura, nosotros estamos en esa”.



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