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  • El baño del Papa: Uruguay vuelve a Cannes
    Por Dean Luis Reyes


    Justo como hiciera en 2003 Whisky, de Juan Pablo Rebella y Pablo Stolz, el cine de Uruguay vuelve a estar presente en Cannes dentro de la sección Una cierta mirada. Esta vez, de la mano de El baño del Papa, ópera prima de Enrique Fernández y César Charlone. La coincidencia sería mayor aun si, tal y como con su antecesora, esta se lleva el premio de la sección que simultanea con la competición por la Palma de Oro que tendrá lugar entre el 16 y el 27 de mayo.

    Su sinopsis indica que El baño del Papa se apoya en un suceso de la realidad histórica para proponer una parábola acerca de los posibles que habitan en la misma. Su argumento se sitúa en 1988, durante la visita que el Papa Juan Pablo II hiciera a la localidad de Melo, adonde deberían acudir varios miles de personas. La gente humilde del poblado ve una oportunidad más de subsistencia en la venta de comida y bebida a la multitud. Y es ahí donde entra el protagonista de la película: Beto, un contrabandista, quien decide construir un excusado frente a su casa y alquilar el servicio. Conseguir su objetivo le cuesta enormes tropiezos.

    Esta es otra de esas películas que, aun como proyecto o maqueta, durmió largo tiempo hasta lograr ver su consumación. Filmada entre mayo y junio de 2005 en Montevideo y Cerro Largo, bajo la producción de la firma uruguaya Laroux Cine, había obtenido en 2002 el premio FONA, para el fomento del cine local, y es la primera película uruguaya en hacerse del FONDS SUD, que otorga el gobierno francés al cine latinoamericano.

    Mas, no fue hasta que en 2006 ganara el primer premio de la novena edición de Cine en Construcción, iniciativa conjunta de los festivales de San Sebastián, en España, y Toulouse, en Francia, que su terminación estuvo asegurada. El jurado de aquella convocatoria, integrado por Bruno Boyer, Thierry Lenouvel, Maïthé Vialle, Jacques Bled e Isabelle Frilley, tuvo que elegir entre seis películas, y, dada la calidad de los guiones presentados, optó por otorgar también una mención especial a la cinta mexicana de Rubén Imaz Familia Tortuga, recientemente galardonada en Guadalajara.

    Gracias al galardón, El baño del Papa se aseguró gratuitamente efectos de imagen y créditos, subtitulaje en francés, película virgen Kodak para la primera copia, una campaña promocional valorada en 20.000 euros y un estreno en mil salas francesas.

    César Troncoso, actor que encarna a Beto, ha declarado que el rodaje fue un periodo muy placentero: “a mí todavía no se me ha ido la parte de disfrute.” Para conseguir la transformación en Beto, Troncoso dedicó 40 días a vivir en Melo, tomando el aire del lugar, aclimatándose, convirtiéndose en un lugareño. "Mi personaje es un bagayero, cuenta Troncoso. Allá en Melo, la ciudad está a 60 kilómetros de la frontera brasilera, donde está el pueblito de Aceguá y en las buenas épocas, cuando el cambio favorece a Uruguay, existe la figura del bagayero en bicicleta, que hace 60 km de bicicleta a Aceguá, compra el encargo y lo vuelve a traer, haciendo 120 km en el día, y a la vuelta cargado con cualquier cantidad de cosas, desde garrafas hasta sillones. El proceso de trabajo fue ir absorbiendo un poco esas experiencias, porque además hay algunos compañeros de la película que fueron bagayeros en su momento, porque era la forma de subsistencia. Hubo un director de actores brasilero que participó con la intención de lograr el empaste entre actores profesionales y no actores. El proceso de trabajo fue eso, agarrar el tono, el color y la vivencia del lugar".

    Ello, en medio de un equipo de trabajo que reunió a más de 30 técnicos uruguayos y brasileños, lo cual se extendió al tándem de directores debutantes.

    Enrique Fernández, también guionista de El baño del Papa, profesor de guión en la Escuela de Cine de Uruguay vinculado al cine desde los 80 –ha sido guionista, asistente de dirección y cámara en varios cortos y documentales, y en 1997 escribió el guión de Otari, largo de Diego Arsuaga-; y César Charlone, director de fotografía de origen uruguayo pero radicado en Brasil, y por cuyo trabajo en Ciudad de Dios fue nominado al Oscar, se unieron para debutar como realizadores en esta película.

    Charlone, quien tiene el bagaje de haber trabajado con directores como Murilo Salles, Sergio Resende, Fernando Meirelles, Tony Scott y Spike Lee, puede darse el lujo de escoger a qué dedica su precioso tiempo. En una reciente entrevista, cuenta: “Yo salí de Uruguay en la década del 70 y siempre he querido volver. Viví en Uruguay del 90 al 96, pero se hacía muy poco cine todavía allá. Me llamó el director de El baño del Papa para que trabajara con él. El guión me gustó, me propuso la codirección para aportarle un poco mi experiencia. Yo llevo 30 años de moverme en rodajes. Trabajamos desde el guión, la selección de los actores, hasta traje un amigo desde Brasil para preparar a los actores.”

    Esa conexión da lugar a una película que ya se anuncia como una de las apuestas más interesantes del año en América Latina. Pero como esta viene de Uruguay, la expectativa se redobla. Como dice el propio Charlone: “El cine latinoamericano empieza a despegar a nivel general. El cine uruguayo va en ese ómnibus del cine latinoamericano. Y eso está bueno.”



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