CRÍTICA



  • El custodio consagra tres veces a Moreno

    Rodrigo Moreno realizó las tres labores que tenía en esta película permitiendo que cada una posea un sello especial. Por un lado tenemos un guión bastante potente dedicado a la solitaria vida de un guardasepalda que se entrega por completo a su labor, el que es complementado con un trabajo de dirección notable que logra sobrellevar una idea quizás distinta desde el punto de vista convencional de manera que el espectador se comprometa y sienta la pesada vida del personaje interpretado por Julio Chávez. Sin embargo, el tercer rol que cumple Moreno - casting - es aun mejor, presentando a actores "ideales" para cada papel quienes desarrollan sus personajes de manera tal que sus vidas y sentimientos pueden cruzar la barrera de lo intangible de forma que el receptor de la obra se sienta parte de ellos.


    Julio Chávez actúa desde hace bastante tiempo. Sin embargo, es recién en este siglo cuando su trabajo ha sido apreciado por la crítica mundial dándole el peso que se merece. Desde Un Oso Rojo (2002) de Adrián Caetano hasta El Otro (2007) de Ariel Rotter ha conseguido la atención del público quien le aprecia su trabajo comprometido y elegante de conseguir papeles maduros con los cuales puede formar un espacio aparte el que se integra a la obra de cine de manera perfecta. Sin duda que El Custodio no sería la misma cinta si él no hubiese hecho el papel de Rubén - el custodio - por lo que se debe aplaudir una vez más al equipo de casting, liderado por Moreno, el cual no se equivocó en este sentido.

    Imposible dejar de citar el rol cumplido por Cristina Villamor quien, a pesar de ser su primer trabajo en cine, desarrolla un personaje preciso el que
    proporciona un ambiente aun más oscuro en la vida compleja de Rubén permitiendo que el desenlace de la cinta sea redondo y especial. No olvidar la escena del restaurant oriental en que en tan sólo algunos minutos se demuestra con claridad la visión de vida cotidiana que posee el personaje de Chávez, arrastrando su rutina a un patetismo inusual, a un estancamiento en que la pasividad se devora la magia de vivir.

    Rodrigo Moreno posee un talento al que pocos logran acceder. La gente interesada por el cine cree que es muy posible aprender a contar historias a través de la pantalla en una universidad o instituto - tal como lo hacen los abogados, ingenieros o médicos - de forma que entran en el típico juego de vestirse cada mañana con el traje de oveja para entrar en ese rebaño que de alguna manera está ideado para seguir pasos puntuales con el objeto de formar adecuadamente a cada habitante del planeta. Claude Chabrol, destacado director francés, decía que la técnica se aprende en quince minutos... por lo que el resto debe ser parte de cada uno. La sensibilidad viene agregada en cada realizador. Son sólo aquellos a los que debemos poner nuestra atención, a aquellos como Moreno.


    (Fuente: http://cinelasnibat.blogspot.com)


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