CRÍTICA



  • Alamar: narrativa existencial en un contexto mexicano
    Por Salvador Franco Reyes


    “Es una película hippie”, asegura el director Pedro González Rubio sobre su primera aventura en la ficción, Alamar, que se exhibirá por primera vez en el Festival de Toronto para después hacer lo propio en el de Morelia.

    “Es una declaración de contracorriente a todo lo que está pasando en nuestra sociedad y una demanda de paz y justicia a través del amor”, explica el realizador, quien hace unos años sorprendiera con su documental Toro negro, codirigió junto con Carlos Armella.

    Esa cinta, que narra la vida de un torero en el sureste mexicano, les mereció que Alejandro González Iñárritu los reclutara para encargarles el detrás de cámaras de Babel. Ahora González Rubio regresa con Alamar, una historia intimista, melancólica y nostálgica, realizada en solitario sobre la despedida entre Jorge y Nathan, padre e hijo que realizan un último viaje antes de que el pequeño de cinco años parta con su madre a Italia.

    Ficción y documental se entrelazan en esta película que tiene a la flora y fauna de la rivera maya como otro de sus protagonistas. “También posee todo un espíritu beatnik de Jack Keruac y On the Road, ese contacto con la naturaleza y esas ganas de vivir”, finaliza Pedro.

    (Fuente: cinepremiere.com.mex)


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