En 1968, con 25 años, matricula en la Escuela de Cine, que abandona en 1970 para trabajar profesionalmente en cine y televisión. De esta etapa merecen mencionarse sus trabajos como ayudante de dirección de Francisco Regueiro en Me enveneno de azul. En este período trabaja también como director de arte en Los desafíos, y entre 1971 y 1973, desempeña similar actividad en dos de las mejores películas de esa etapa: Ana y los lobos, de Carlos Saura y El espíritu de la colmena, también de Erice.
Como director debutó con el cortometraje Estado de sitio, y luego realizó documentales para televisión y largometrajes para cine. A mediados de los años setenta, y en la segunda mitad de esa década, dirige sus mejores obras: Los viajes escolares, El desencanto, A un dios desconocido y Dedicatoria.