En 1994 regresó a Argentina el realizador y escritor Martín Rejtman, tras algunos años de residencia en Nueva York. De inmediato concretó su primera película, Rapado (1991), que se basaba en un cuento de su autoría. El filme, según la revista Haciendo cine, reflejó una notable sensibilidad para retratar el vacío de una clase media de jóvenes que sobreviven a su propia abulia. Rapado significó una alternativa al cine oficial argentino, al igual que la segunda producción del director, la polémica Silvia Prieto (1991).
El propio Rejtman define Silvia Prieto, basada libremente en una novela inconclusa de Valeria Pavan, como un filme que se pudo hacer "sin un peso en el bolsillo". La novela transcurre mayormente en un bar, al igual que la película, y la protagonista es una moza del lugar.
Los guantes mágicos (2003), como expresara el director es la recolección perfecta de todas las conversaciones que reverberan en nuestra memoria aún sin tener la certeza de alguna vez haberlas escuchado.
Aunque ha recibido más reconocimientos por sus películas que por su literatura, Martín Rejtman ha recorrido los dos caminos a la vez. Desde 1992, con Rapado, el cine y la literatura se han alternado y retroalimentado. Junto a su último documental Copacabana (2006), lanzó la reedición de Rapado, quince años después de la publicación original.