Nacida en 1960, Gabriela David es marplatense de nacimiento, pero porteña por adopción. Es la hija mayor del recordado y querido cineasta Mario David, y de una artista plástica y ceramista. Ambos padres le trasmitieron su afición por el arte, por lo que estuvo en contacto con el cine y con las artes plásticas desde muy niña. Después de la Escuela de Bellas Artes, se decidió por el cine.

Realizó cuatro cortometrajes, dos de ellos en Súper 8: Ensayo y Para que todo cambie, y a ellos le siguió Romance en la puerta oeste de la ciudad (1979) y Tren gaucho (1989), a los cuales les puso también guión. Antes, había sido ayudante de dirección en La rabona (1978), La cruz invertida (1985) y Tango Bar (1987), esta última, una coproducción internacional con Raúl Juliá, Ruben Juárez y Valeria Lynch.

Tren Gaucho fue algo más consciente, en 16 mm y color. Era una adaptación de un cuento homónimo de Juan José Manauta, pero cuando se disponía a debutar en el largo, tuvo una hija, vino el menenismo y luego la contracción económica. Se dedicó a la enseñanza, y así surgió el guión de su ópera prima.

Colocada ante un futuro promisorio luego del estreno de su largometraje de ficción Taxi, un encuentro (2000), escrito y producido por ella misma, y que fuera seleccionado para los principales festivales internacionales, recibió el caluroso apoyo de sus colegas y del público. El filme conforma el relato confidencial de un ladrón que en una noche reciente, mientras conducía por las calles de la ciudad un taxi robado, se encuentra con una adolescente herida.