El filme comienza con una escenificación del famoso sueño de San Jerónimo: delante de un tribunal universal, Jerónimo, amante la literatura y formado en los textos clásicos, tiene que escoger entre convertirse al cristianismo, pues es un ferviente lector de las sagradas escrituras, o continuar siendo un seguidor da la filosofía de Ciceron. La duda y la fe van a duelo en sus sueños.