Y fue así como una mañana de julio, Solimán, un joven palestino, y Jacob, su amigo judío, comenzaron a construir una casa en Beit-Sajour, en las colinas de Judea, con piedras traídas de Beit-Yala. Mientras, la aparente quietud del lugar es interrumpida por ráfagas de violencia que anticipan los futuros días de la guerra.
Algunos premios y distinciones:
2005, Festival de Cine Iberoamericano de Huelva, Edición 31º, Largometraje, Colón de Plata a la Mejor Dirección