La cuestión de la preservación de la diversidad cultural en un contexto de globalización de la economía ha cobrado en los últimos tiempos una importancia que difícilmente hubiésemos imaginado hace tan sólo unos años. Ya figura, junto a las cuestiones medioambientales, de normativa laboral o las prácticas anti monopolio de las empresas, entre las interfaces de políticas que han de ser tomadas en cuenta para la buena marcha futura del sistema comercial multilateral y la búsqueda -por otro lado deseable y necesaria porque trae consigo el desarrollo- de la liberalización del comercio y de la inversión en su seno.