Considerada una de las más capaces, populares y atrayentes cineastas entre sus numerosas colegas y compatriotras, Sandra Werneck llegó al cine haciendo cortos y documentales en la segunda mitad de los años setenta. Entre ellos, Bom dia Brasil (1976), Ritos de Passagem (1980), Pena Prisao (1984), Damas da notte (1987) y A guerra dos meninos (1991).
Werneck debutó en la ficción con Pequeño diccionario amoroso (1996), y cuenta la historia de una joven pareja que somete a profundo cuestionamiento la naturaleza de sus sentimientos ante el conflicto que representa el conocimiento de otra pareja. Protagonizado por actores muy populares, gracias a las telenovelas, Andrea Beltrao, Tony Ramos, Gloria Pires y José Wilker, el filme fue premiado como mejor guión en el festival de Cartagena y consiguió notable aceptación del público.
Al grupo de realizadoras más concentradas en el mundo de lo doméstico, amoroso y sensible, perteneció no solo Pequeño diccionario amoroso, sino también Amores posibles (2001), que cuentan historias íntimas, de parejas más o menos felices, desde la ternura, la sensualidad y el poder de observación de que hacen gala las más distinguidas realizadoras a la hora de cronicar el microcosmos de la pareja, del hogar y de las relaciones cotidianas. Amores posibles cuenta con notable guión de Paulo Halm, fotografía de Walter Carvalho (Halm y Carvalho también participaron en Pequeño diccionario amoroso) y música de Chico Buarque. Relata varias historias alternativas que pudieran ser la experiencia amorosa futura de un joven que espera por su novia.
En fechas más recientes la Werneck continúa imparable. Primero, nos entregó Cazuza, el tiempo no se detiene (2004, con fotografía de Walter Carvalho y producción de Daniel Filho), en el cual la realizadora trasciende el tono y el tema de sus realizaciones habituales para construir el biopic de un músico y poeta que fue todo un símbolo en los años ochenta y que murió de sida en 1990, con solo 32 años; y poco después (2006) estrenó Meninas, en torno a las adolescentes embarazadas en las fabelas cariocas.