Nombre esencial en el documental latinoamericano es el de Eduardo Coutinho, aunque su formación tiene que ver también con el derecho, el teatro y el periodismo, que ejerció durante mucho tiempo. También es autor de textos sobre el cine brasileño publicados en diversos diarios y revistas. Su primer contacto con el cine fue en 1954 en un seminario, pero desde ese año y hasta 1957 fue editor de la revista Visão, y fue luego que partió a estudiar cine en el respetado Institut des Hantes Études Cinématographiques (IDHEC) de París. Colaboró en el guión o en la producción de importantes filmes dirigidos por Leon Hirzsman (A Falecida, Garota de Ipanema), Eduardo Escorel (Lição de Amor), Bruno Barreto (Dona Flor e seus dois maridos) y Zelito Viana (Os Condenados).
En 1975 Coutinho se integra al equipo del Globo Repórter, donde permaneció durante nueve años, y, según el propio director, fue una gran escuela que lo convenció a decidirse por el cine documental. A pesar de la censura, el equipo (integrado también por Paulo Gil Soares, João Batista de Andrade, Jorge Bodansky y Oswaldo Caldeira, entre otros) consiguió tratar con profundidad numerosos temas. A esta etapa pertenecen documentales de Coutinho como Seis Dias em Ouricuri (sobre la sequía y los difíciles trabajos en el sertón), O Pistoleiro de Serra Talhada (sobre el bandidismo en el nordeste), O Imperador do Sertão (sobre el coronel Teodorico Bezerra) y O Menino de Brodósqui (sobre el pintor Cándido Portinari).
Sus trabajos documentales se caracterizan por el sesgo político, no panfletario, a la hora de abordar con profunda emoción y sensibilidad nada melodramática los problemas y aspiraciones de las mayorías marginales, ya sea en las fabelas o en el ámbito miserable del sertón. Su documental Hombre marcado para morir (1984), una continuación de sus anteriores obras ambientadas en el nordeste, fue altamente valorado por la crítica internacional y obtuvo el Gran Premio Coral en el Festival de La Habana, el Tucán de Oro en Río de Janeiro, y similares distinciones en Festival du Réel, París, Berlín, Tróia/Portugal, entre otros.
Después del éxito de Hombre marcado para morir, Coutinho salió del grupo del Globo Repórter se dedica a la producción de documentales en video, además de realizar guiones para series de TV Manchete, como 90 Anos de Cinema Brasileiro y Caminhos da Sobrevivência. En 1988 centenario de la abolición de la esclavitud) realiza un documental sobre la presencia del negro en la historia y la cultura brasileña, O Fio da Memória, que fue filmado originalmente en 16 mm, y fue concluido después de cuatro años de trabajo por la intervención de los canales Lê Sept y Channel Four. Otros documentales en video fueron los mediometrajes Boca do Lixo, Santa Marta-duas semanas no Morro, O Jogo da Dívida y Romeiros do Padre Cícero.
A partir de 1999, regresa a lo largometrajes a video digital (posteriormente transferidos a 35 mm) y realiza Santo Forte, sobre la religiosidad popular en las fabelas; Babilônia 2000, sobre los sueños, frustraciones y expectativas de los habitantes de la fabela llamada Babilonia para el nuevo milenio, y Edifício Master (2002), que continúa similares principios constructivos que los anteriores y se transformó en uno de los mejores documentales latinoamericanos de su momento.
Jogo de cena (2007) es su décimo largometraje. Sus métodos singulares de realización cinematográfica, y su capacidad para la comprensión y presentación de sus temas, constituyen la base de sus aclamados documentales.