Argentino adoptado primero por Brasil y luego por el cine norteamericano, Héctor Babenco (1946) había abandonado la casa paterna con 17 años, y viajó a Europa, donde trabajó como asistente y como extra en películas de Mario Camus, Sergio Corbucci y Mario Bava. A su regreso de Europa es que se instala en Brasil, donde realizó una serie de documentales turísticos para el Gobierno, que le permitieron debutar en el largo de ficción.
O rei da noite (1975), prefiguró los tópicos temáticos presentes en su obra posterior: retrato descarnado de la marginalidad, pesimismo, corrupción institucionalizada, tinte testimonial y documental, injusticia social, micromundos crueles y claustrofóbicos... Todo ello está presente, en mayor o menor medida, también en las posteriores Flavio, el pasajero de la agonía (1977) y Pixote, la ley del más débil (1980), cuya extraordinaria carrera internacional le posibilitó atraer la atención de productores norteamericanos, e iniciar una etapa de poco más de un lustro en Estados Unidos.
Según el prestigioso crítico norteamericano Roger Ebert: "Pixote es la historia de uno de esos niños que abundan en las calles de las grandes ciudades brasileñas, dedicados al robo, la delincuencia, la mendicidad o la prostitución. Pixote no es malo, pero vive en un ambiente terrible, de reformatorios y barrios bajos, donde incluso los actos más crueles y violentos son rutina diaria. Pixote es uno de los mejores drama realistas del cine reciente”.
La primera película norteamericana de Babenco fue El beso de la mujer araña (1985), inspirada en Manuel Puig, que le ganó un Oscar a William Hurt como el homosexual que comparte celda con un militante izquierdista, y representó una de las primeras películas que exponía una temática homosexual reconciliada con el ideario de la izquierda continental. A El beso de la mujer araña, le siguió Ironweed (1987), basada en la novela homónima de William Kennedy, y protagonizada por Meryl Streep y Jack Nicholson como los vagabundos devastados por la crisis económica de los años treinta, y At Play in the Fields of the Lord (1991), adaptación de la novela de Peter Matthlesen interpretada por Kathy Bates, Aidan Quinn y Tom Berenguer.
El cosmopolistimo universalista que caracteriza su filmografía no le impidió conformar un cuerpo fílmico autoral, y mantenerse fiel a sus temas dilectos, a sus propósitos artísticos y estilo. Luego del éxito mundial de Pixote, y de Kiss of the Spider Woman, Babenco continuó haciendo cine sobre los marginales y los aplastados, los atrapados que carecen de alguna esperanza, con descomunales estrellas norteamericanas, pero a finales de los años noventa retornó a Latinoamérica y a temáticas más autobiográficas, para representar en su idioma original, el español, una historia de regreso a los orígenes (Corazón iluminado, 1998) muy cercana a sus vivencias personales y con Miguel Angel Solá de protagonista.
Basada en hechos reales y en la crónica detallada, tragicómica y prolija de la “vida interna” de la mayor penitenciaria de Latinoamérica, Babenco entregó la poderosa Carandirú (2003), que según la crítica aparecida en el periódico norteamericano LA Weekly, es la primera obra realizada por Babenco tan cautivante, conmovedora e inolvidable como su anterior Pixote, un clásico indudable del cine latinoamericano.