Toda cinematografía tiene sus raíces y, en la cubana, el precursor fue Enrique Díaz Quesada, virtual padre del séptimo arte en la Isla, y nacido en la ciudad de La Habana, en 1882, un hombre que es de obligada referencia cuando se quiere conocer el proceso de la cinematografía en la mayor de las Antillas.
Porque para este hombre, el cine al que se vinculó desde sus quince años de edad, próximo como estuvo de José Casasús, el primer cubano que filmó un corto (1898), para Díaz Quesada no fue un medio de vida sino la razón de su propia existencia como ser humano. Fue director, camarógrafo, editor, laboratorista y fotógrafo.
En el género documental, cámara en mano, fue responsable de la fotografía de sus obras y, también, de otros precursores de nuestra cinematografía, a la caza de la noticia, con sensibilidad suficiente para valorar la impronta testimonial del género, y también como fecundo creador del cine de ficción, que inauguró en su tierra natal, produciendo algunos de los filmes más emblemáticos del período silente como: Manuel García o El rey de los campos de Cuba (1913), La manigua o la mujer cubana (1915) y Arroyito (1922) por sólo citar algunos de su profusa filmografía.
De sus películas sólo ha llegado a sobrevivir, porque el volumen de su producción fue devorado por un incendio en 1923, su primer cortometraje documental: El Parque de Palatino.
Ya en fecha tan temprana como 1905, Díaz Quesada fundó The Moving Pictures Company, con el empresario Francisco Rodríguez, para brindar proyecciones cinematográficas en los teatros habaneros Martí y Albisu.
Dentro de su amplia producción podemos mencionar la existencia del primer antecedente del noticiero: Cuba al día, donde Enrique Díaz Quesada brindó al público información sobre los sucesos más sobresalientes de la actualidad.
En colaboración con su hermano Juan Díaz Quesada creó, en 1910, el primer estudio cinematográfico para filmar en Cuba, situado en la azotea de un edificio enclavado en la Calzada de Jesús del Monte número 356.
En ese mismo año se unió a los empresarios Pablo Santos y Jesús Artigas, durante una década, quienes financiaron sus producciones hasta 1919, en que se disolvió el consorcio cinematográfico entre el realizador y los productores más importantes del período silente en el cine cubano.
Desde 1907 hasta 1922, además de su producción noticiosa y documental, y de su destacada ejecutoria como fotógrafo y camarógrafo, este realizador cubano filmó 17 películas de ficción. Había luchado, denodadamente, y sin apoyo oficial, para hacer su sueño realidad: hacer cine en Cuba, y obtuvo repercusión en la prensa y en la temprana crítica cinematográfica, así como en el público que acudía a las salas para gustar de filmes de intensa cubanía.
Al fallecer, en su ciudad natal, el 13 de mayo de 1923, tenía en preparación un filme donde volvía a retomar la historia de Cuba y a uno de sus principales protagonistas, el Mayor general Antonio Maceo y Grajales, para realizar una obra sobre algunas anécdotas de la guerra, con guión de Varela Zequeira y producción de Santos y Artigas, una película que llevaría por título: El Titán de Bronce.
Enrique Díaz Quesada (1882-), born in Havana, Cuba, was the precursor of the origins of the film industry in Cuba. He is considered the virtual father of cinema on the island, an obliged reference to know the process of filmmaking in the Island.
He was linked to cinema since he was fifteen –like José Casasus, the first Cuban who filmed a short film in 1898. For Diaz Quesada cinema was not a means to make a living but the very reason of his existence as a human being. He was a director, cameraman, editor, lab technician and director of photography.
In the documentary genre with the camera in his hand, he was responsible for the photography of his works and of the works of other precursors of the Cuban cinema, who always looked for fresh news. He was sensitive enough to value the testimonial mark of the genre, as well as fruitful creator of fictional films, which he started making in his native land, producing some of the most emblematic films of the silent era such as: Manuel García o El rey de los campos de Cuba (1913), La manigua o la mujer cubana (1915) and Arroyito (1922).
Most of his production was consumed by a fire in 1923. The only survivor was his first short documentary: El Parque de Palatino.
Since as early as 1905, Díaz Quesada founded the Moving Pictures Company, with the businessman Francisco Rodriguez, to provide film screenings in the theaters Albisu and Marti of Havana.
Among his large production, can be mentioned the first precedent of the Cuban newsreels: Cuba al día, where Enrique Díaz Quesada provided the audience with information about the latest event.
In collaboration with his brother Juan Díaz Quesada, he created in 1910, the first film studio in Cuba, located on the roof of a building on Calzada de Jesus del Monte 356.
That same year he joined the businessmen Pablo Santos y Jesus Artigas for a decade, who financed its production until 1919, when the film consortium was dissolved between the most important director and producers of the silent period of the Cuban cinema.
From 1907 to 1922, in addition to his newsreels and documentary production, and his outstanding record as a director of photography and cameraman, the Cuban filmmaker shot 17 feature films. He fought bravely, and without official support, to make his dreams come true: making films in Cuba, and his work was recognized by the press, the members of the early film criticism and the audiences that went to the movie theaters to watch intensely Cuban films.
When he died in his hometown, on May 13, 1923, he was preparing a film in which he dealt again with the history of Cuba and one of its key protagonists, the Major General Antonio Maceo y Grajales. This film was intended to illustrate some anecdotes of the Cuban war of Independence, with a script by Varela Zequeira and produced by Santos y Artigas. The film would be entitled: El Titán de Bronce.