Realizó estudios de publicidad, y en 1957, poco antes de cumplir 23 años, se graduó en la Escuela de Periodismo. Muy pronto, su vocación artística se encauzó hacia el teatro, la narrativa y la crítica de radio y televisión, publicada en los periódicos La Tarde y Diario Libre.
Mientras redactaba textos publicitarios para ganarse la vida, buscó el modo de vincularse a los proyectos culturales más avanzados de la época, como los que animaban las sociedades Nuestro Tiempo y Cineclub Visión. En esta última, formó parte de su Consejo Ejecutivo.
Tenía apenas 24 años cuando triunfó la Revolución. Tuvo así la posibilidad, hasta entonces remota, de hacer cine. De inmediato, se integró a la Sección Fílmica de la Dirección de Cultura del Ejército Rebelde y trabajó como Asistente de Dirección en varios documentales y en el primer largometraje de ficción, realizado por el ICAIC.
Comenzó a dirigir documentales y, muy pronto, realizó sus dos primeros largometrajes de ficción. Sus obras, además de aportar un nuevo lenguaje a la cinematografía cubana, ofrecieron fulgurantes visiones de nuestra historia y una audaz exploración en los conflictos individuales y sociales: Tulipa, La primera carga al machete, Los días del agua y Ustedes tienen la palabra se cuentan entre sus mejores películas, y por supuesto, también son recordadas entre el mejor cine realizado en la Isla.
En 1981, obtuvo la Distinción por la Cultura Nacional otorgada por el Ministerio de Cultura de Cuba. Un paro respiratorio puso fin a su vida el 2 de enero de 1988. Julio García Espinosa, vicepresidente del ICAIC, diría al despedir sus restos: "Será difícil para los compañeros del ICAIC acostumbrarse a su ausencia, pero siempre lo encontraremos allí donde surja una pasión limpia y honesta por el cine".