Realizó estudios de cosmetología y publicidad en México. Su vinculación con la actuación comienza en 1952, en el grupo Teatro Universitario. En 1960, ya como actriz profesional, trabaja en la Sala Tespis, iniciando así una larga y fructífera carrera teatral.
Protagonizó innumerables obras, entre las que se destacan: El alma buena de Tse-Chuan, El pagador de promesas, Tulipa, El círculo de tiza caucasiano, Yerma, Los entremeses japoneses, entre otros.
Se inició como actriz de cine en 1965, bajo la dirección de Manuel Octavio Gómez, en el filme La salación. Le dio vida, con magistrales interpretaciones, a personajes inolvidables del cine cubano, tales como Tulipa, La Fernandina de Lucía (1898) o la Antoñica Izquierdo de Los días del agua.