A los veinte años, mientras estudiaba para arquitecto, Pablo Trapero (1971) decidió matricular en la especialidad de dirección en la Universidad de Cine, en Buenos Aires, y realizó trabajos como asistente de dirección y editor, dos temas sobre los cuales también dio clases y conferencias. Trabajó en dirección y edición de dos cortometrajes en 16 mm, Mocoso malcriado (1992) y Negocios (1995), que lo asentaron como una promesa en la comunidad del cine independiente local. Pertenecía al grupo de jóvenes que renovarían en los años noventa el panorama de la industria cinematográfica Argentina. En 1996 funda, junto a otros jóvenes directores, Cinematográfica Sargentina.
Si bien Pizza, birra, faso avisó de la emergencia de un nuevo-nuevo cine argentino, Mundo grúa, la ópera prima de Trapero (1999) fue la primera obra de gran relevancia generada por estos jóvenes emergentes. Drama melancólico sobre la sombría contemporaneidad, ganadora de los premios al mejor director y actor en el Festival de Cine Independiente de Buenos Aires, del Premio de la Crítica en Venecia, mejor película en Rótterdam y Premio Especial del Jurado, en La Habana, Mundo grúa fue producida por la ya mencionada Cinematográfica Sargentina, y generó toda una polémica nacional sobre la posibilidad de hacer cine con poquísimos recursos, y acerca de la amplitud de espectro temático y estilístico que abrían los nuevos directores.
El bonaerense (2002) fue la confirmación de que Mundo grúa no había sido una feliz casualidad. Un policía rural es obligado por las circunstancias a enfrentar el favoritismo, la corrupción y la injusticia del sistema policial capitalino. Como en su anterior filme, el protagonista es un solitario, perdido en un contexto que ya no le resulta familiar; “el filme no juzga a este hombre por sus acciones —ha declarado Trapero— sino que simplemente cuenta una historia, muestra las circunstancias que lo empujan al borde... es una suerte de retrato de un hombre y de su conciencia”.
Más coral y abarcadora que los dos dramas melancólicos e intimistas que la precedieron, Familia rodante (2004) cuenta el viaje de una familia, en tránsito hasta el litoral argentino, donde un casamiento y el aniversario de la abuela abren perspectivas diversas para cada uno de los numerosos personajes. Coproducción entre Argentina, España, Francia, Alemania y Brasil, Familia rodante presenta guión y producción del director.
Respecto a la estética que maneja regularmente en sus películas, ha dicho Pablo Trapero: “Nunca se tendrá bien claro dónde empieza la ficción y dónde termina la realidad, digamos. Esto es algo que pasa mucho en los países latinoamericanos, donde se ven muchas situaciones más absurdas que las que uno puede concebir en la ficción desde lo político, desde lo cotidiano, en cualquier lugar. Uno se enfrenta a cosas en la vida real que superen cualquier idea de la ficción. Esa ambigüedad de la ficción es la que realmente me interesa. Entonces, el documental como herramienta de copia de la realidad no me interesa, ni tampoco me interesa hacer películas que copien la realidad porque el cine es ficción.”
Su cuarta película se titula Nacido y criado, y fue estrenada mundialmente en la segunda mitad del año 2006. Le continúa Leonera (2008), su quinto largometraje con más de 10 premios internacionales.