Uno de los grandes documentalistas latinoamericanos es el uruguayo Mario Handler, sobre todo gracias a su perenne contacto intelectual con las corrientes más contemporáneas de la documentalística internacional, y también por las tremendas limitaciones materiales que han pendido sobre su obra, que lo han obligado a buscar y conseguir soluciones imaginativas.

Handler fue de los abanderados del llamado cine urgente, cuyo carácter de denuncia e inconformidad ejerció poderosa influencia en Latinoamérica, sobre todo en los países del cono sur, desde los años sesenta. Estudió cine en Praga y en 1967, a su vuelta, creó la famosa Cinemateca del Tercer Mundo, vigoroso centro de producción y distribución de filmes documentales y militantes, bajo la inspiración de Joris Ivens.

Desde los quince años participó en la actividad cineclubista, y así continuó mientras estudiaba ingeniería en Montevideo, y se interesaba por los aspectos técnicos de la fotografía. En 1963 partió a Europa a estudiar cine, en variante científica, y estuvo muchos meses en el Instituto de Cine Científico de Göttingen, Alemania. De viaje por Holanda y Praga, mientras perseguía una aproximación más artística y menos científica a la realidad, filmó su primera obra, un documental de quince minutos llamado En Praga.

A su regreso a Uruguay, como ya dijimos, comenzó a realizar documentales profundamente enraizados en las tradiciones izquierdistas y culturales del movimiento del Nuevo Cine Latinoamericano: Carlos, cine-retrato de un "caminante" en Montevideo, Elecciones (en co-dirección con Ugo Ulive) y Me gustan los estudiantes. Una parte de esos films es realizada en el marco del ICUR (Instituto Cinematográfico de la Universidad de la República, Uruguay), otra parte dentro de la Cinemateca del Tercer Mundo, inicialmente una prolongación del semanario Marcha de la que Handler es fundador junto con M. Jacob, W. Achugar, J. Wainer y otros. La obra de Handler, entre 1965 y principios de la década del 70, se aproxima a la de otros cineastas latinoamericanos: G. Sarno, Santiago Álvarez, M. Capovilla, F. Solanas, O. Getino, etc.

La película 1969: El Problema de la Carne y Fray Bentos: una Epidemia de Sarampión (con Walter Tournier y Sergio Villaverde, 1973), Handler no la pudo completar por su partida a Venezuela, a fines de 1972. Hay trabajos de encargo de la RAI-TV durante ese período, como camarógrafo o productor, en Argentina, Bolivia y Chile, particularmente con Raúl Ruiz (cámara en Le llamaremos hermano, 1971), y en la dirección de Indios (1970), una serie de tres documentales sobre el encuentro de civilizaciones en México.

En 1973 debe exiliarse en Venezuela, donde debió apartarse un tanto de los presupuestos originales de su cine. Se evocan la dominación colonial y las raíces culturales (Dos puertos y un cerro, 1975; Tiempo colonial, 1976), o se examinan formas de sincretismo y religiosidad popular (María Lionza, un culto de Venezuela, codirigida con Raquel Romero, 1980.)

Dirige el largometraje Mestizo (1988, adaptada de la novela de Guillermo Meneses), un vuelco a la ficción que inscribe su drama en un contexto racial y social muy preciso.

En su período venezolano hace también vídeo, audiovisuales, montajes diversos de largometrajes de ficción (para Carlos Rebolledo, Alidha Ávila, Thaelman Urgelles, Jesús Enrique Guédez, Rodolfo Restifo y otros) y trabajos profesionales, alternando con la docencia y comercio de equipos.

Más tarde se pone a cargo de una serie de documentales didácticos para TV, los partidos políticos, la reforma del estado, entre los que se destacan dos trabajos: Nuestra cultura y los medios de comunicación (1998) y Globalización (1998).

De regreso a Uruguay Handler dirige, produce, edita y maneja la cámara en solitario, además de (casi) convivir durante dieciocho meses con la gente que filma, los habitantes de una población marginal montevideana.

Aparte generó una polémica cultural y política como hacía décadas no se vivía dentro y fuera del cine y del Uruguay; así mismo, casi todos sus filmes anteriores y su persona habían sido de alguna manera atacados, pero sin embargo se termina exhibiendo en prime-time en TV, sin censura, después de su gran éxito en salas y video comerciales.

Aparte y Elecciones figuraron en una gran encuesta (2007) de críticos, entre las cinco más importantes de la historia del cine uruguayo, mientras que Carlos... figuró entre las diez primeras.

Handler was one of the main figure of the so called Cine Urgente (Urgent Cinema), which with its denunciation and nonconformity character exerted a powerful influence in Latin America, most of all in the countries of the Southern Cone since the 1970s. He made film studies in Prague and, in 1967, when he returned, he created the famous Third World Film Archive, a vigorous production and distribution center of militant documentary an other films, inspired by the figure and filmmaking of the documentary filmmaker Joris Ivens.

Since the age of fifteen he participated in film societies while he studied engineering in Montevideo and took a lot of interest in technical aspects of photography. In 1963, he left for Europe to study scientific film; he spent many month in the Scientific Film Institute of Göttingen, Germany. Handler traveled through Holland and Prague, Czechoslovakia. As he tried to get a more artistic and less scientifc approach to reality, he filmed his first film work, a fifteen minutes documentary entitled En Praga.
 
When he came back to Uruguay, he began to make documentaries that were deeply rooted in the left-wing and cultural tradition of the New Latin American Cinema movement: Carlos, cine-retrato de un caminante en Montevideo, Elecciones (codirected with Ugo Ulive) and Me gustan los estudiantes. Part of those films were made within the ICUR (Film Institute of the University of the Uruguayan Republic), others within the Third World Film Archive, (Cinemateca del Tercer Mundo) that was initially part of the weekly newspaper Marcha, of which Handler was founder together with M. Jacob, W. Achugar, J. Wainer and others. Handler´s works from 1965 to the begining of the 1970s, are close to the one of other Latin American filmmakers as G. Sarno, Santiago Álvarez, M. Capovilla, F. Solanas, O. Getino, etc.

Others of his films at that time were El Problema de la Carne and Fray Bentos: Una epidemia de Sarampión (1973), codirected with Walter Tournier and Sergio Villaverde, which Handler did not finished because of his departure to Venezuela at the end of 1972. During that period, there are  films commissioned by RAI-TV; he worked as cameraman and producer in Argentina, Bolivia and Chile, specially with Raúl Ruiz(cameraman in Le llamaremos hermano (1971), and directed Indios (1970), a series of three documentaries about te encounter of civilizations in Mexico.

En 1973, he should go to exile in Venezuela, where he had to depart in some way from his original film approach, which certainly entailed some transformations. Films from that time recalled the colonial domination and the cultural roots (Dos puertos y un cerro, 1975 and Tiempo colonial, 1976), or examined the syncretism and popular religious expressions (María Lionza, un culto de Venezuela, 1980, codirected with Raquel Romero).

He also directed the feature film Mestizo (1988), based on a Guillermo Meneses´s novel, which represented a return of the filmmaker to fiction that sets its drama in a very precise racial and social context.

During his Venezuelan period, Handler also made video, audiovisuals, and edited several narrative feature films by Carlos Rebolledo, Alidha Ávila, Thaelman Urgelles, Jesús Enrique Guédez, Rodolfo Restifo and other filmmakers. He also alternated his professional works in the film industry with teaching and commercial activity selling equipments.

then he assumed the direction of some didactic documentaries for the television, the political parties, and the state reform, among which are remarkable two works: Nuestra cultura y los medios de comunicación (1998) and Globalización (1998).

Once in Uruguay again, Handler worked in a project he directed, produced, edited and shot alone, and for which, in addition, he (almost) live for eighteen months with the people he was shooting, the isolated Montevideo city neighborhood. With this attitude, he opened a cultural and political polemic without precedent in decades, not only within the Uruguayan cinema and society, but also abroad. At the same time, almost all his films and he were attacked in one way or another. At last, however, its work was screened on prime-time on TV, uncensored, after its great success in theaters and commercial video tapes.

In 2007, his documentary films Aparte and Elecciones were included in a big survey of film critics among the first five most important movies of the history of Uruguayan cinema, while Carlos, cine-retrato de un "caminante" en Montevideo appeared among the ten first ones.