Según Ancine, el año pasado fue uno de los mejores para el cine brasileño en el mercado nacional. Fueron vendidas más de 184 millones de entradas. Durante 2016, la cantidad de largometrajes brasileños exhibidos en las pantallas de cine tuvo uno de sus mejores índices de recaudación y exhibición en la historia de esa cinematografía. Tal evaluación proviene del informe del Observatorio Brasileño del Cine y el Audiovisual (OCA), divulgado por la Agencia Nacional del Cine (Ancine).
El número de filmes estrenados constituye un récord histórico para el cine brasileño: un total de 143 cintas, 97 obras de ficción, 45 documentales y una animación. 23 filmes brasileños tuvieron más de 100 000 espectadores, 13 más de 500 000 y siete vendieron más de 1 millón de entradas.
También creció el número de filmes nacionales dirigidos exclusivamente por mujeres: 29 obras, lo que representa el 20,3 % de los filmes estrenados. Este porcentaje fue 5,6 % mayor en comparación con 2015, en el que fue de solo 14,7 %, y la segunda mayor presencia femenina desde el inicio de este seguimiento en 2009.
En cuanto al total de entradas vendidas, el cine brasileño alcanzó la marca de 30,4 millones, el mejor resultado desde 1984. La asistencia del público a los filmes nacionales alcanzó un 16,5 %, en comparación con el 13 % del año anterior. Los filmes contaron con la participación de 134 productoras de todo el país.
El aspecto más destacado del año fue el crecimiento del mercado cinematográfico en Brasil, lo que demuestra una fuerte resistencia frente a la crisis económica. Las 184,3 millones de entradas vendidas en 52 semanas representan un crecimiento real por octavo año consecutivo.
Salas de exhibición
Entre principales factores que explican este crecimiento está la expansión y modernización del parque exhibidor del país. 2016 cerró con 3 168 salas en funcionamiento, mantenido un índice de expansión por encima de la media de los últimos cinco años. Además de ello, el año pasado fue el primero en que se operó con un parque exhibidor casi integralmente digitalizado, lo que ayudó a elevar la taquilla y la participación de las pequeñas salas.
“Desde 2009, tenemos un crecimiento real del mercado de salas de cine, a pesar de las oscilaciones de la coyuntura económica del país. Esto demuestra la fuerza del cine en la vida de los brasileños, y el empeño de las distribuidoras y los exhibidores.
El audiovisual brasileño ha mantenido su vigor a lo largo de los años gracias al talento de sus profesionales. Ancine mantiene una política pública sólida para apoyar y desarrollar ese trabajo, siempre dialogando con el sector.
