Mientras estudia en la preparatoria trabaja en el Departamento de Publicidad de la Producing and Distributing Corporation, hasta que en 1928, terminados sus estudios, se marcha a los Estados Unidos.
Trata de ingresar a la industria fílmica norteamericana, pero no lo consigue. Conoce a Carlos Navarro, el futuro director de Janitzio (1934), quien trabaja como asistente de director en Hollywood, y le permite asistir como extra en algunas filmaciones. En la meca del cine se familiariza con las teorías de montaje de Serguei Eisenstein y el estilo narrativo de David W. Griffith.
Regresa a México en 1932, donde estudia Filosofía y Letras. Es productor asociado en El tigre de Yautepec (1933), de Fernando de Fuentes. Luego se integra al proyecto del fotógrafo neoyorquino Paul Strand, un documental sobre la vida de los pescadores, el cual evoluciona a la cinta de ficción Redes (1934), que acaban codirigiendo Fred Zinnemann y Gómez Muriel. Trabaja como editor de varias cintas, de las que destacan Jalisco nunca pierde (1937), de Chano Urueta; Mi candidato (1937), también de Urueta y guión suyo; A la orilla de un palmar (1937), de Raphael J. Sevilla; La Adelita (1937), de Guillermo Hernández Gómez; Refugiados en Madrid (1938), de Alejandro Galindo; El Indio (1938), de Armando Vargas de la Maza; Mientras México duerme (1938), de Galindo; La noche de los mayas (1939), de Urueta; ¡Ay, qué tiempos, señor don Simón! (1941), de Julio Bracho; y El gendarme desconocido (1941), de Miguel M. Delgado.
Para Films Mundiales funge como productor de cintas como Flor silvestre (1943), de Emilio Fernández, y Distinto amanecer (1943), de Bracho. Ese mismo año, debuta formalmente como director con La guerra de los pasteles, basada en la guerra francesa contra México, en 1838. A continuación dirige más de 70 películas. Es codirector, junto a Manuel González Casanova, del documental Antología del cine mexicano (1970). Su última cinta es Basuras humanas (1972), inspirada en la novela El cartero siempre llama dos veces, de James M. Cain.
Emilio Gómez Muriel (1910-1985) studied at the preparatory school and at the same time worked in the Advertising Department of the Producing and Distributing Corporation until 1928, when he finished his studies and headed for the United States.
He tried to join the American film industry, but he was not able to do that. He met Carlos Navarro, the future director of Janitzio (1934), who worked as an assistant director in Hollywood and allowed him to participate as extra in some films. At the Mecca of the film industry, he got familiar with the editing theories of the Soviet filmmaker Sergei Eisenstein and the narrative style of American film director David W. Griffith's film.
He went back to Mexico in 1932, where he studied philosophy and arts. He was associate producer in El tigre de Yautepec (1933), by Fernando de Fuentes. Later, he joined the project of New York photographer Paul Strand, a documentary about the life of fishermen, which evolved to the narrative film Redes (1934), which he finally co-directed with Fred Zinnemann and Gómez Muriel. He worked as editor in several films, the most outstanding ones are Jalisco nunca pierde (1937), by Chano Urueta, Mi candidato (1937), also by Urueta, with a screenplay by the filmmaker, A la orilla de un palmar (1937), by Raphael J. Sevilla, La Adelita (1937), by Guillermo Hernández Gómez, Refugiados en Madrid (1938), by Alejandro Galindo, El Indio (1938), by Armando Vargas de la Maza, Mientras Mexico duerme (1938), by Galindo, La noche de los mayas (1939), by Urueta, ¡Ay, qué tiempos, señor don Simón! (1941), by Julio Bracho, and El gendarme desconocido (1941), by Miguel M. Delgado.
He worked as a producer for Films Mundiales in the films Flor silvestre (1943), by Emilio Fernández, and Distinto amanecer (1943), by Julio Bracho. Also that year, he made his formal debut as director with La guerra de los pasteles, based on the French War against Mexico in 1838. From then on, he directed more than 70 films. He co-directed together with Manuel González Casanova the documentary Antología del cine mexicano (1970). His last film was Basuras humanas (1972), inspired by the novel El cartero siempre llama dos veces, by James M. Cain.