En 1992 viaja a Cuba a estudiar en la Escuela Internacional de Cine y Televisión de San Antonio de los Baños. Allí dirigió, entre otros cortos, El encanto de la luna llena y Los que se quedaron, que muy pronto lo colocarían entre los egresados más brillantes de la prestigiosa institución académica, y acumularían numerosos premios internacionales.
De regreso a España, debutó en el largometraje de ficción con Solas (1999) que fue la revelación del cine español ese año y fue laureada con varios premios Goya y con el premio del público en el importante festival de Berlín.
En 2001 dirigió la miniserie para televisión Padre Coraje, y cuatro años después se estrenaba su segundo largometraje, otra muestra de su amor por Cuba y por su pueblo, Habana Blues, un musical juvenil que alcanzó el favor sobre todo del público en todas partes donde se exhibiera.