Montadora cinematográfica de profesión, ha trabajado con grandes cineastas de ambos lados del Atlántico (Bigas Luna, Fernando Trueba, Gerardo Herrero, Tomás Gutiérrez Alea, Juan Carlos Tabío), siendo nominada en cinco ocasiones al Goya al Mejor Montaje. Dos veces se ha hecho con la estatuilla por sus trabajos en 'El sueño del mono loco' (1989) y en la oscarizada 'Belle epoque' (1992), ambas de Fernando Trueba.