Emilia Pérez Castellanos creció y nació en la isla de Cuba, donde vivió con su tía en el centro de la ciudad. Gracias a sus rasgos felinos, sus hermosas piernas y su escultural figura, empezó a bailar en centros nocturnos y cabarets de Cuba, pues tenía una gran habilidad como bailarina. Desde muy joven se decidió por el baile y la actuación.
En 1940 viaja a México y tras el éxito en un teatro de variedades, en 1946 es invitada para actuar en la cinta Carita de cielo. Se convierte en la estrella del llamado "cine de rumberas". Aunque desde un principio se distinguió por la excentricidad de sus peinados y su forma de vestir, fue el cineasta Alberto Gout quien la consolidó como figura erótica del cine mexicano en la década de los años 50.
Se le reconoció como la Reina de las Rumberas, lo que la llevó a realizar muchos papeles en los que tenía que bailar, además, ella hacía las difíciles coreografías que bailaba en las películas y fue la primera actriz en introducir movimientos alusivos a la santería en sus bailes.
Durante su carrera trabajó con los cineastas y los actores más reconocidos de México y se convirtió en un símbolo sexual y en una súper estrella. Su éxito la llevó a ser reconocida en países como Brasil y Francia.
Estuvo casada con José Gil, hasta su muerte. Tiene un hijo llamado Genaro Rodríguez.
Con el declive del cine mexicano a finales de los años 50, se retiró de la industria, pero regresa triunfal en la década de los 80, con la cinta Noche de carnaval, por la cual ganó un Ariel por su actuación.
Ha hecho muchas telenovelas, entre las que sobresalen: Rosa Salvaje (1987), La usurpadora (1998), Rosalinda (1999), Tres Mujeres (1999), El precio de tu amor (2000) y Entre el amor y el odio (2002).
En 2004, interpreta a Doña Galia de Caridad en la telenovela Amarte es mi pecado. Después de cuatro años de ausencia de la pantalla chica, en el 2008 vuelve como parte del elenco de la serie, Central de abasto.
“Nuestro objetivo final es nada menos que lograr la integración del cine latinoamericano.
Así de simple, y así de desmesurado”.
