Director de cine y televisión, productor, guionista y pedagogo, el chileno Luis R. Vera (1951) comenzó su vinculación con el mundo de las imágenes cuando tenía poco más de quince años, como fotorreportero de prensa en una revista de deportes. Después trabajó en fotografía publicitaria. Estudió Filosofía en la universidad, pero entre 1970 y 1973 tomó parte en numerosos cortos en el grupo Cine Experimental, vinculado a la universidad.
El golpe pinochetista lo obligó a abandonar el país; se fue a Perú, y allí trabajó como fotógrafo y documentalista. Después se asentó en Rumanía, donde obtuvo, luego de cinco años de estudio, un Máster de Arte en la Universidad de Bucarest, con una mención hacia la dirección de filmes y televisión.
En 1979 comenzó la tercera etapa de su exilio, esta vez en Suecia, donde dirigió, produjo y escribió 38 cortometrajes y películas de televisión sobre países de Latinoamérica como Chile, Paraguay y otras naciones de América Central. Coproducción entre Chile y Rumanía, financiada por el Instituto de Cine de Bucarest, En un lugar... no muy lejano... es un corto de 1980 que cuenta alegóricamente la represión política en diferentes países de América Latina en la década de los años setenta.
Su debut en grande fue Hechos consumados (1984), realizado bajo la dictadura de Pinochet, y apoyado por el instituto sueco de cine y la televisión de aquel país. Cuenta la historia de seres marginados en un mundo convulsionado por la violencia, la represión y la falta de libertad; el filme es una denuncia abierta a la frustración e injusticia social que padeció la mayoría del pueblo chileno bajo el régimen pinochetista. Fue parte de la selección oficial en festivales como Cannes, La Habana, Chicago, Taormina, Estocolmo, Cartagena, Biarritz y Bogotá. Después, llegó Consuelo (1988), la primera coproducción entre Suecia y Chile, y tuvo también mucha resonancia en Montreal, Estocolmo, Shanghai, Gramado, San Juan, Huelva, Chicago, Trieste y La Habana. Es uno de los primeros filmes que mostró el mundo del exilio.
Miss Ameriguá (1994) significó el despegue del cine paraguayo, aunque su trama tragicómica se desarrollara en un pueblo indeterminado de América Latina, cuya vida se muestra como un delirio absurdo que comparten personajes típicos de esta parte del mundo.
En los suburbios poblados de inmigrantes de Estocolmo ocurre Bastardos en el paraíso (2000), que tiene como protagonistas a un grupo de jóvenes confrontados con la realidad de un sociedad que sospecha de su presencia y de sus acciones, y los considera desajustados y marginales. Sobre el filme dijo el cronista Ronald Melzer: “Desprolija, un poco amateur y a veces delirante, pero también apasionada y apasionante, sensible y sensibilizadora, esta es una película nacida para desafiar. (...) Un último desafío asumido por Vera consiste en la provocación a ultranza: Bastardos en el paraíso tiene tantos motivos para incomodar a los diz-que-perfectos suecos como a los diz-que-perfectos inmigrantes. El espejo que Vera les ofrece a ambas sectas está lejos de embellecerlas, por cierto sin apelar a la exageración o al regodeo con las miserias humanas. Ese es su gran mérito”.
Luis R. Vera, born in 1951, is a Chilean film and television director, producer, screenwriter and teacher. His relation with the world of the moving image began when he has only fifteen years old as press photographer at a sport magazine. Then he worked in advertising photography. He studied philosophy at the university, but from 1970 to 1973 he took pat in several short films of the the Experimental film Group (Grupo Cine Experimental, associated to the university.
The Pinochet´s coup made that he left the Chile. He traveled to Peru, where he worked as photographer and documentary filmmaker. Next h took residence in Romania, where, after five years of studies, he received a master degree in Arts of the University of Bucharest, with a mention in film and television direction.
In 1979 started the third stage of his exile, this time in Sweden, where he directed, produced and wrote 38 short film and television films on countries of Latin America as Chile, Paraguay, and other nations of Central America. A coproduction between Chile and Rumania financed by the Bucarest Film Institute, En un lugar... no muy lejano. (1980) is a short film that allegorically retales the political represion in different Latin e American countries in the 1960s decade.
His big debut was with Hechos consumados (1984) made under the Pinochet dictatorship, supported by the Swedish Film and Television Institute. This film tells the story of insolated beings in a world struck by violence, repression and the absence of freedom; the film is an open denunciation of the frustration and social injustice that suffered most of the Chilean people under the Pinochet´s regime. This movie was also part of the Official Selection of the Festivals of Cannes, Havana, Chicago, Taormina, Stockholm, Cartagena, Biarritz and Bogotá. His next film was Consuelo (1988), the first Chilean-Swedish coproduction that was very acclaimed at Montreal, Stockholm, Shanghai, Gramado, San Juan, Huelva, Chicago, Trieste and Havana. This was one of the first movies ever to show the universe of the exile.
The film Miss Ameriguá (1994) meant the launched of Paraguayan cinema, even when his tragic-comic plot was set in an undefined Latin American town, in which its life is shown as absurd delirium that is shared by typical characters from this part of the world.
In the suburb of Stockholm populated by immigrants takes place the action of Bastardos en el paraíso (2000), which has as protagonists a group of young people who face the fact of a society that is suspicious of their presence and actions, and considers them as misfits and outsiders. The reviewer Ronald Melzer said about the film: “Minimalist, a little amateur and sometimes crazy, but also passionate, sensible and moving, this is a movie born to challenge (...) the ultimate challenge that Vera takes is to search provocation by all means: Bastardos en el paraíso has so many reasons to disturb both, the often considered perfect Swedish as well as the often thought perfect immigrants; the mirror that Vera hands to both groups is far from being indulgent or embellishing, something that is done without exaggerations or dwelling in human miseries. This is a great achievement”.