Antiguamente conocida como La paloma de Marsella, Amelia (Rosa de Castilla) no se avergüenza de su pasado como prostituta. Las ofensas de sus compañeros de asilo -entre los que hay un sindicalista, una pianista, un luchador y varios más- desaparecen cuando Amelia gana el concurso televisivo de Galo Beltrán. Sólo Juan Manuel, el ex torero, Torcuato, el poeta y Loló, una joven prostituta, brindan su cariño incondicional a Amelia, quien demuestra que la edad no es una mera cuestión física.