La industria de contenidos, a veces denominada industria cultural, ha estado compuesta tradicionalmente por una serie de subsectores de actividad económica diferenciados tanto en función de su cadena de valor, como por el producto final, cuyo formato o forma de entrega al usuario final variaba ostensiblemente en cada uno de los casos. Asimismo, resultaban diferenciados los modelos de gestión de las empresas de cada sector y el modo en que se obtenía el resultado empresarial, es decir, su núcleo de negocio.
|