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Ya es bien sabido todos los beneficios que ha traído la nanotecnología y la digitalización para poder expresarse a través del lenguaje audiovisual, que ha hecho posible que cualquier persona con una mínima inversión en equipo y deseos de hacer las cosas, pueda crear una película o video, con lo que se puede afirmar que uno de los mayores logros de estos avances tecnológicos es que abre la puerta a la democratización de los medios audiovisuales de comunicación que son los que más impacto tienen entre el público y alcanzan las mayores audiencias. Pero el problema toral sigue siendo el mismo: La difusión y exhibición de los productos audiovisuales, ya que este sector sigue coptado por las grandes empresas trasnacionales que se encuentran organizadas oligárquicamente respondiendo solo a los intereses de la rentabilidad económica y la ideología dominante formando un contubernio con los diferentes gobiernos nacionales en el que solo dejan que las audiencias vean lo que ellos quieren, creando la figura de una censura disfrazada. Ante estas circunstancias lo único que queda es buscar nuevas formas de difusión para que sus productos lleguen al gran público, encontrándose algunas alternativas en la renta de salas, el internet y la piratería. Pero esto no se termina ahí porque siempre habrá que explorar más canales de difusión.
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