FICHA ANALÍTICA

Conversaciones al lado de Cinecittá, u honor a quien honor merece
Zamora Montes, Alejandro

Título: Conversaciones al lado de Cinecittá, u honor a quien honor merece

Autor(es): Alejandro Zamora Montes

Fuente: Revista Digital fnCl

Lugar de publicación: La Habana

Año: 2

Número: 3

Mes: Julio

Año de publicación: 2010

De la mano de ediciones ICAIC nos llega una pequeña joya periodística: Conversaciones al lado de Cinecittá, del director y guionista Arturo Sotto. Es este un libro digno de conciliar generaciones, al menos, para los apasionados del cine. También una magnífica idea para fomentar el justo reconocimiento a la labor de múltiples personas que han logrado (y logran), con su trabajo, engrandecer este arte. También para una institución que ya cuenta con 50 años: el ICAIC.

Este proyecto es fruto de una serie de entrevistas realizadas por el autor en el transcurso de casi dos años, por las que desfilan personalidades (muchas de ellas fundadoras de la mencionada institución), de diferentes especialidades: directores de fotografía, animadores, productores, editores, asistentes de dirección, sonidistas, entre otros; esa “otra cara”, no tan visible para los que acostumbran a reconocer solo el mérito de actores o directores. Nombres como los de Miguel Mendoza (productor de Memorias del subdesarrollo, La primera carga al machete, Fresa y chocolate), la catalogadora e investigadora Maria Eulalia Douglas (Mayuya), autora de libros como: La tienda negra (el cine en Cuba 1897-1990) o Catálogo del cine cubano (1897-1960), entre otros, o nombres bien conocidos como el de Juan Padrón (animador, director y creador del popular personaje Elpidio Valdés), también del editor Nelson Rodríguez (Historia de una batalla, Nosotros, la música, Memorias del subdesarrollo) o ese gran director de fotografía llamado Raúl Pérez Ureta (Jíbaro, Hasta cierto punto, Papeles secundarios, Suite Habana), son solo algunas de las voces experimentadas que se pasean por estas páginas. Mediante las entrevistas nos acercamos a un mundo donde el éxito de público, el aplauso de la crítica, la satisfacción ante el logro estético y la fama coexisten con casualidades, desavenencias, injusticias y errores. De esta manera, la obra consigue acercarnos a la verdad del cine nacional que se nos torna, entonces, un mundo más entrañable y humano. Resulta interesante enterarse de que Raúl Pérez Ureta, por ejemplo, durante la filmación de Un señor muy viejo con unas alas enormes, de Fernando Birri, haya querido montar unos alambritos con bombillos que se movían para que simularan luciérnagas, y resultó que “fliqueaban”, no logrando el efecto deseado; o cuando se le ocurrió pedir ayuda a Rodolfo López Jr. para que en una secuencia de Papeles… localizada en el cementerio, “escondiera” los colores verdes, y este utilizó un aparato de fumigar, pintó de ocre todos los árboles alrededor de la zona y, por este motivo, fueron expulsados ambos de ese lugar. O saber que a Juan Padrón no le aprobaban muchos de sus guiones para el ICAIC, por no interesar mucho en aquella etapa el dibujo animado, y la extinción del primer estudio de marionetas, perteneciente a dicha institución.

Es realmente sorprendente lo que es posible alcanzar o realizar cuando se ama lo que se hace. Amén de las dificultades técnicas, y las imposiciones y carencias a las que se enfrenta esta industria, se palpa -en cada uno de los entrevistados- un hilo conductor, un camino, una vía de acceso hacia un crecimiento espiritual que va más allá de la simple pasión. Resulta un compromiso. Con la lectura de este libro, el lector-receptor se vuelve partícipe de una manera propia de concebir el cine cubano como sagrado, de una entrega incondicional hacia este arte con valores indiscutibles, para conformar lo que llamamos identidad cubana. Para dejar nuestra huella en este mundo. No en balde Maria Eulalia Douglas aclara:
"El ICAIC fue un proyecto de la Revolución que se colocó en la vanguardia de la cultura cubana y que fue, en ciertos aspectos, una Isla dentro de otra Isla. Cuentan que cuando a alguien del ICAIC le preguntaban: ¿Dónde tu trabajas?, respondía: Yo soy del ICAIC".

La manera en que Arturo Sotto logra engarzar las diferentes entrevistas y saber “por donde coger”, solo nos confirma que estamos ante la presencia de un profundo y entusiasta conocedor de la materia, con excelentes habilidades de buen conversador y periodista, una persona joven que sabe que escuchando y aprendiendo de las generaciones anteriores se divisa mucho mejor el camino. Director de filmes conocidos como: Amor vertical, Entre Stalin y un hombre dormido, Talco para lo negro, Pon tu pensamiento en mí, Bretón es un bebé, entre otros, nos propone un libro que deviene excelente material de estudio, no solo para especialistas. El prólogo corre a cargo de Norberto Codina.


Descriptor(es)
1. CINE CUBANO - HISTORIA Y CRITICA

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