FICHA ANALÍTICA

María Cristina me quiere gobernar.
Título: María Cristina me quiere gobernar.

Fuente: Revista Cine Cubano On Line

Número: 2

Año de publicación: 2005

Constante de Diego, mejor conocido como Rapi, nació en La Habana en 1949.

Su padre el poeta Eliseo Diego, despertó la sensibilidad y formó la cultura de nuestro entrevistado. Rapi es ilustrador y cineasta. Sus realizaciones cinematográficas han recibido distintos premios, entre los que destacan el Premio Especial del Festival Internacional de Cine, de Trieste, Italia, a su película Mascaró, el cazador americano (1992) y el Premio a la Mejor Película en el Festival Internacional de Cine en Cartagena, Colombia. De sus cortometrajes destaca una serie dedicada a músicos y cantantes populares cubanos, desde los anónimos trovadores hasta gente como Félix Chapotín, Miguelito Cuní o Benny Moré. Actualmente reside en México y labora en el Centro de Producción de Audiovisuales del CNCA. Conversamos con él en torno a ese territorio sonoro que se ha conformado en el intercambio musical entre México y Cuba.

Parece que Cuba es una punta de lanza importantísima para la cultura sonora latinoamericana. Del mismo modo que la conquista militar zarpa de Cuba, parece que muchos ritmos se embarcan al continente desde ahí.

Bueno, Cuba es una isla y por lo tanto un puerto, y los puertos están expuestos a un sinnúmero de influencias. Volvamos la mirada hacia Veracruz, hay en ella una gran confluencia de ritmos externos, mientras que la música de los altiplanos tiende a cerrarse, es más arraigada. En Cuba se entreveran la música española con la puramente africana, y claro, la música española ya viene con influencias árabes; cuando tú oyes un flamenco y luego un guaguancó podrás encontrar algunos puntos de contacto. Pero además de estas fusiones surgen muchas más, por ejemplo el danzón (que es un género vivo en México, pero que en Cuba ya murió), nutrido por la cultura francesa: el minuet, etcétera. Si tú te fijas, la pompa con la que arranca un danzón y la forma en que se baila tiene mucho que ver con las formas de los salones europeos. Esa influencia francesa nos entra por Haití y además de propiciar el danzón, nos da otro ritmo más alegre llamado danzonete.

Hay toda una discusión en torno al origen del danzón: unos dicen que nació en México y otros que es cubano.

Para mí es cubano, te voy a decir por qué: el danzón en Cuba pertenece a Santiago y Santiago está pegado a Haití, entonces, la influencia francesa debió haber entrado por ahí para derivar en ese ritmo y después partir hacia Veracruz y la ciudad de México, donde se toca a cuatro compases y no a cinco o seis como sucede en mi país.

Cuéntanos alguna anécdota curiosa de la música cubana

Pues la canción más famosa en Cuba se llama Longina seductora, y además de que los amigos del autor Manuel Corona insisten en que él nunca la tocó, resulta que Longina fue la nana de Julio Antonio Mella, amante de Tina Modotti y asesinado en México. Esa es la mujer negra que inspiró la canción más célebre de la vieja trova cubana.

También hay trova en Mérida y en Veracruz...

Sí, en Veracruz hay casi todo lo que hay en Cuba: la trova, la peña como una forma de reunión íntima con los amigos, la guitarra y el alcohol. No es la peña comercial que después se populariza, es una forma de cantarse mutuamente, una reunión para decirse canciones entre amigos, así surgió la nueva trova, de esas veladas. Lo bonito de la nueva trova y de ese rock más «blusero», es que no necesitan de grandes instrumentaciones y que nacen de la tertulia, que se alimentan de la tertulia y van hablándole a la tertulia. Así surgieron Pablo y Silvio en Cuba y Manzanero y otros trovadores en Yucatán.

La trova cubana y yucateca comparten canciones, ritmos. De pronto la gente no sabe si canciones como Pensamiento son de aquí o de allá...

«Pensamiento, dile a fragancia que yo la quiero, que no la puedo olvidar...» Esa es cubana, no jodas, no me vayas a salir con que es yucateca, esa es de Teofilito, de la trova trinitaria...

Bueno, pero es que hay canciones cubanas que ya son mexicanas y viceversa; existe un territorio musical común, una especie de zona franca hecha de sonidos, letras y ritmo. Canciones como María Cristina me quiere gobernar o La Culebra son ya parte de imaginería mexicana pero una es de Ñico Saquito y la otra de Benny Moré.

Sí, son cubanas, Ñico Saquito es un trovador oriental. Hay música que la gente ya no sabe a quién pertenece. Cuando yo me enteré que aquello de «No quiero que te vayas, la noche está muy fría...» era de Cantoral, dije, ¡Coño, pero si esa era cubana!, casi me dio un infarto, esa era el himno de Cuba. Y también me ha pasado al revés, cuando me enteré que Pérez Prado era cubano me dio otro infarto, nunca pensé que era cubano. Yo sabía que cuando Benny Moré vino a México con El Trío Matamoros, que era vieja trova, fue aquí donde aprendió a utilizar una orquesta de metales viendo a Pérez Prado, pero de ahí a que ese «morenito con cara de foca» fuera cubano... En Cuba existían los septetos: trompeta, violín, guitarra, percusión, voz y bajo, pero Pérez Prado incorpora en México muchos metales, retomando la idea de las grandes bandas norteamericanas, la estructura del Jazz Band. Benny lo que hace es incorporar al son y al bolero las orquestas de metales de manera brillante, él no hace mambo.

También Bola de Nieve, aunque no como banda sino como solista, incorpora el ritmo del blues y el jazz...

Sí, pero Bola de Nieve es posterior, toma cosas del blues y del bolero para llegar a algo que en Cuba se conoce como el feeling, que en México también retoma Manzanero y en Cuba Pablo Milanés. Es una forma en la que los finales se alargan mucho, hay cortes súbitos a mitad de la frase. Eso no pasaba con el bolero, es una nueva estructura melódica. Es una armonía muy gringa con un sentimiento muy nacional. El último disco de Pablo es de este corte.

Esa es otra época cubana que tuvo muchos seguidores en México, la de Pablo y Silvio, sobre todo en los herederos del movimiento del 68. Hubo épocas en que ellos venían todos los años a México, dos o tres veces al año, a cantar en Ciudad Universitaria, en el Auditorio Nacional...

También pasaba a la inversa, muchos músicos mexicanos viajaban a Cuba constantemente: Oscar Chávez, Amparo Ochoa, gente muy vinculada a la nueva trova. Ahora, la música de Silvio tiene también mucha influencia de Bob Dylan, de los Beatles, de un rock que cuenta historias, es también un eco de la música country. Esa música que narra es también hermana del corrido.

Claro, contaban las batallas, las muertes de los héroes, pero también las tragedias cotidianas de un pueblo. Recogían la historia del asesinato en un pueblo y lo llevaban a todos los alrededores, llegaban a ser como la nota roja pero cantada...

En Cuba existe la nota roja cantada en radio, es la tradición de la Guantanamera, que se cantaba: «Guantanamera, guajira, guantanamera, a las cinco de la tarde mataron a Juana, a las cinco de la tarde, dicen que ha sido su hermana...»

Supongo que ahí se improvisaba, ¿no crees que la improvisación es otro elemento básico de nuestras culturas musicales?

Sí, además facilita la combinación de ritmos, y nuestras músicas son sincréticas, el chiste de nuestros ritmos es que son un crisol de varias tradiciones que se convierten en algo muy sabroso. También hay una música más solemne, muy romántica y melodiosa, acompañada de letras con referencias cultas que el autor escuchó en algún poema o un libro. De esas letras de amor compuestas por un pueblerino que quiere darle un aire cosmopolita a su canción surgen cosas surrealistas como «Tus ojos cristalinos y seductores me recuerdan imágenes de Atenas.» El hombre que escribió eso no había salido nunca de su pueblo, pero aquello le sonaba inmenso...

En uno de tus cortometrajes sobre viejos trovadores, uno de ellos habla de la influencia de Martí en sus canciones. Parece que aquel lenguaje adornado y rimbombante del modernismo penetró en algunos escritores de boleros...

Claro que los influyó, y en ocasiones los influía no solo el vocabulario, sino aquella sonoridad del lenguaje; muchos buscaron imprimir a sus letras un sentido dramático a través de las palabras, y cuando no les alcanzaban las inventaban; por ejemplo, hay una canción de Banderas que decía: «Porque son tantos los crimíneos de la vida...» «Crimíneos» no existe, ¿qué es eso? Hay otra de Sindo Garay que dice «La vida es un tormento fiero que con la muerte, cesa el dolor.» Es una lírica surgida de una clase pobre pero tirándole a media, con cierto acceso a la cultura, una clase urbana. En cambio la gente del campo hace letras más directas, como los corridos.

En México, esos preciosismos se dan en Agustín Lara, acuérdate de «Tu párvula boca...»

No son palabras de uso coloquial pero le dan un tono culto a la canción.

¿Qué música mexicana se escuchaba en Cuba en la época de Benny Moré?

Bueno, la más arraigada era la música ranchera, sobre todo en la gente del campo: Negrete, José Alfredo Jiménez, Pedro Infante. Influenciados también por el cine, pues lo que se veía era cine mexicano y argentino. Agustín Lara también sonaba mucho.

¿Tus documentales sobre música popular cubana eran para televisión?

No, en Cuba pasaban un corto antes de cada película y fueron pensados para eso. Yo quería que los verdaderos orígenes de nuestra tradición musical quedaran en cine, quería junto con Pablo Milanés rescatar a cantantes como Miguelito Cuní que estaba perdido y que para nosotros era el mejor.

Regresando a Benny Moré, ¿cuánto tiempo pasó en México?

Desde el 45 hasta el 59, regresa casi con el triunfo de la Revolución. Pero la generación del bolero también estuvo en México: Bola de Nieve (Ignacio Villa), José Antonio Méndez. Es más, en Cuba lo normal en aquella época era que los músicos vinieran a México, se hacían de un nombre y regresaban con fama a la isla, como Olga Guillot, que levantó su carrera en México.

Una pregunta más personal, ¿en tu casa qué tanto se oía música? ¿Había música en las tertulias del grupo Orígenes del que tu padre era miembro?

No, ahí era charla, pero hay una cosa: el grupo Orígenes estaba formado por poetas y un músico extraordinario que se llamaba Julián Orbón. Él es el que puso a la Guantanamera los versos de Martí, es decir, él se apropió de una música popular y anónima y le acomodó versos de Martí. Él era el que llegaba a convertir en tertulia musical aquellas reuniones literarias. Por otro lado, mi abuela materna era pianista de repertorio.

México 11 de febrero de 1996

Descriptor(es)
1. DIEGO, CONSTANTE ¨RAPI¨ (DIEGO GARCÍA MARRUZ, CONSTANTE ALEJANDRO DE), 1949- 2006