FICHA ANALÍTICA

Viviendo la vida loca… pero sin alegría
Zamora Montes, Alejandro

Título: Viviendo la vida loca… pero sin alegría

Autor(es): Alejandro Zamora Montes

Fuente: Revista Digital fnCl

Lugar de publicación: La Habana

Año: 2

Número: 2

Mes: Marzo

Año de publicación: 2010

Las palabras del pastor suenan enérgicas. Dice cosas como: ¡En Cristo se puede, en Cristo hay victoria, Aleluya! Mientras, alrededor suyo hay personas (muchos de ellos jóvenes), que transmiten códigos con las manos. En un primer plano, un ataúd; dentro, un muchacho (joven también), es despedido con un coro: “Siento que es duro si un amigo se va, y su alma camina hacia la eternidad, el se fue y ya no vendrá, y para siempre se fue ya, y su recuerdo se quedará, pero ya que descanse en paz, que vayas con Dios y ohhh…mi amigo del alma, recibe la paz, no me voy a olvidar de nuestra linda amistad”. Todo esto sucede en la colonia de La Campanera (Soyapango), en San Salvador. Han asesinado a un integrante de una de las bandas más peligrosas en Centroamérica y Estados Unidos: La Mara 18. Así comienza esta impactante película documental titulada: La vida loca, dirigida por el director y fotógrafo franco-español Christian Poveda, en septiembre del 2008. En un promedio de cuatro años, y luego de acumular el material suficiente, pudo ver la luz este interesante testimonio visual que hurga en la compleja sociedad salvadoreña, partiendo de algunos rasgos y comportamientos de integrantes de la mencionada banda.

Antecedentes y origen del término Mara

Existen dos grandes bandas en San Salvador: la Mara 18 y la Mara 13 (MS-13) o Mara Salvatrucha. Ambas son enemigas irreconciliables y viven en un continuo enfrentamiento. Los antecedentes de estas facciones datan desde finales de los años setenta a inicios de los ochenta en los Estados Unidos. La 18 es la primera en formarse, principalmente por emigrantes mexicanos y salvadoreños. Las teorías sobre el origen del nombre de estas bandas varían, la más difundida es que la palabra Mara proviene de ¨Marabunta¨, refiriéndose a un tipo de hormiga salvaje que habita en grandes cantidades en el Amazonas, también significa conjunto de personas alborotadas, alocadas. Salvatrucha es la fusión de salva: salvadoreño y trucha: listo o espabilado. Los números se deben a las calles 13 y 18 respectivamente, ubicadas en Los Ángeles. En la actualidad los mareros se han dispersado y proliferado en Honduras, Nicaragua, México, Guatemala y el mismo Salvador. Sus miembros acostumbran a tatuarse la cara, el cuerpo, y se dedican a extorsionar, a la venta de armas, a robar y matar por encargo.

Christian Poveda


Poveda residía en el Salvador desde hacía cuatro años, período en el cual se dedicó a la filmación de su película. Nacido en 1955, fue corresponsal en la guerra civil salvadoreña (1980-1992), como reportero y fotógrafo cubrió la guerra en el Líbano, y los conflictos guerrilleros en Perú y Guatemala. Mostró este filme en el Festival de  San Sebastián, en septiembre de 2008. Ese mismo mes, pero del año siguiente, apareció muerto a balazos en una carretera del municipio de Tonacatepeque, a unos 16 kilómetros al norte de San Salvador.

El filme documental a grandes rasgos

Para poder realizar esta obra, Poveda tuvo que contar con la ayuda de José Heriberto Enríquez (es uno de los personajes medulares del filme, quien funge como manager junto a Luis Romero Gavidia, de Homies Unidos, una ONG con fines de rehabilitación), sin el permiso de los palabreros (líderes) del barrio, hubiera sido imposible la filmación. Heriberto y Poveda se conocieron en el año 2004, y se puso en marcha la idea de realizar un documental extenso que reflejara la vida de los pandilleros queriendo alejarse de la violencia. La condición impuesta fue que no se proyectara la cinta en el Salvador. Con una duración de hora y media, el filme comienza utilizando planos de conjunto, para ofrecer una aproximación al ambiente, en este caso; un recorrido panorámico por la colonia La Campanera (casas muy unidas, concentradas, calles y aceras en mal estado), para luego ir narrando el intento humano de José Heriberto por reformar la vida de algunos mareros abriendo una panadería por la cual desfilan muchos de los personajes del filme: Bambam, de 26 años, excelente artista del tatuaje y consumidor de drogas, se integra al proyecto de Heriberto, al igual que Moreno, de 25 años de edad, líder nato y vengativo. Chucky, de 18 (madre de dos niñas que pasa buena parte del filme tratando de obtener un documento de identidad, para finalmente conocer por primera vez a su madre sanguínea), Little one, de 18 años (mujer de Bambam, con quien tiene un hijo), Spider, cuyo nombre real es Erick, un adolescente de 16 años, que vive junto a su madre desempleada, y asiste a visitas regulares ante una jueza de Derecho, por la portación ilegal de armas de fuego. Ante la dura y definitiva decisión de la madre entre elegir que el hijo siga haciendo vida social con la pandilla o ir interno, prefiere la reclusión de su hijo con tal de que no termine siendo asesinado en las calles. Wizard, de 25 años, quien durante todo el filme se la pasa en busca de una operación para extraerse una bola de cristal alojada en una de sus cuencas oculares, es madre de cuatro niños y no tiene seguro médico. Después de conseguir implantarse el ojo artificial, aparece muerta, corriendo igual destino otros que desfilan en la película. A Heriberto lo detienen y es condenado a 16 años de privación de libertad por un crimen que no cometió. La panadería es desmantelada poco después, y muchos de sus trabajadores (mujeres y hombres), terminan encarcelados.

Poveda manejó medios planos y planos cortos, para dar una mayor carga emocional y un ritmo intenso a las situaciones, y va condicionando durante todo el documental al espectador, puesto que cada vez que hay un efecto de fundido se escuchan tres disparos secos, preámbulo de alguna muerte. Es interesante cómo el director le prestó especial atención al papel de la religión, pues de manera invariable, tanto en las cárceles como en los velorios, siempre asiste un pastor o grupos de ellos a ofrecer el mensaje divino (un aliciente ante el umbral del dolor) dándole al filme un registro antropológico inestimable, y quizás; de manera irónica, supuso un recurso utilizado por Christian Poveda para demostrar la ineficacia de los poderes públicos, mecanismos legislativos y judiciales del Estado. Ejemplo de ello, lo remite uno de los personajes, cuando exclama, ante el buen funcionamiento de la panadería: Si el gobierno huele, decir: ven esto, esto y esto, van a venir con su propaganda, van a traer su cámara y todo y van a decir: esto lo está haciendo el gobierno, este es el plan mano amiga que el gobierno está implementando a través del señor toma y saca y bla…bla…bla… El filme culmina con un muchacho en el suelo, recibiendo patadas y golpes, una especie de “golpiza iniciática”, ante el conteo, la aprobación y la mirada celosa de Moreno, líder indiscutible.

Lo que usted no vio

La muerte de Poveda es, sin lugar a dudas, un duro golpe, pero no es un hecho aislado ni mucho menos, novedoso. Cuando se introduce en el motor de búsqueda Google: Periodistas y fotógrafos asesinados en Latinoamérica, aparece la impactante cifra de 145 000 páginas. En el año 2008, el llamado ¨cronista de la mafia búlgara¨, el periodista Boris Nikolov Tsankov, de 30 años, fue asesinado a plena luz del día, en el centro de Sofía, resultando heridos los guardaespaldas que lo acompañaban. Meses antes de ese mismo año, Gueorgui Stoev (también periodista), moría de dos disparos en la cabeza por publicar revelaciones de la mafia; como resultado el redactor jefe de Weekend, Martin Radoslavov, declaró: Dejamos de publicar revelaciones sobre la mafia para proteger a nuestros periodistas. Bobi es el segundo autor que perdemos por estas publicaciones. No podemos pagar un precio tan alto. En el número 54 de la Revista Mexicana de Comunicación (1991), aparece un artículo de Miguel Ángel Sánchez de Armas titulado: Creciente la vulnerabilidad del oficio. Poderes contra el periodismo, en el cual, según las alarmantes cifras de la UNESCO, (200 asesinatos, 600 secuestros y 1200 atropellos), se declara la situación de este oficio en estado de emergencia. Ediciones Heinrich Böll publicó un libro titulado: A los que ya no están, donde se recoge la pérdida de 18 periodistas nacionales e internacionales, en su intento por revelar la verdad en la guerra de El Salvador. Ante los cientos de miles de comentarios en Internet, pidiendo las cabezas de estos pandilleros… ¿realmente se estará enfrentando objetivamente el problema, o sólo se analiza una parte del asunto? Si como bien dice esta frase popular: muerto el perro, se acaba la rabia… ¿no sería más conveniente erradicar la enfermedad y no el animal? Por lo pronto, serían necesarios proyectos educativos fuertes a largo plazo, mejoras en lo relativo a la salud (tanto psicológica como corporal) y un estricto y justo seguimiento gubernamental y judicial para lograr estos fines, amén de plantear y debatir esta situación a los cuatro vientos, con un riguroso análisis.  Mientras tanto… ¿Quién le pone el cascabel al perro… rabioso?

Con una excelente fotografía, el montaje a cargo de Mercedes Atled López, la dirección de producción de Carole Solive y una alucinante música a cargo de Sebastián Rocca y Yuri Buenaventura, la vida loca continúa en un ciclo interminable… se trata de una penetración en profundidad dentro de una situación social dura. Un filme altamente recomendable.

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