FRENTE A LA PARED.

La pared nació cuando, hace alrededor de cuatro años, el ICAIC extendió a profesionales fuera de la industria, una convocatoria de guiones para proyectos de ficción...

La posibilidad del sueño, al menos, comenzaba a gatear. Pasaron estos años y la realización del documental Montaña de luz me ofreció mayor cercanía; después, la posibilidad económica ante un proyecto sumamente humilde, desde el punto de vista productivo: una sola locación, pocos actores, la mitad de ellos con solo tres escenas y un solo vestuario, utilería mínima basada en esencia en objetos reciclados y discontinuados, en fin, un manjar excepcional, para minimizar costos e inversiones...

La experiencia adquirida dentro de los procesos en la Fílmica de las FAR, y luego en la televisión, donde la exigencia hacia lo mínimo indispensable, es un concepto de trabajo enraizado por las limitaciones financieras y materiales, hicieron lo suyo desde la letra, aunque es justo decir, que La pared surge de una anécdota de encierro voluntario, lo cual condicionaba la historia a pocas opciones de locaciones y personajes… Es la historia, entonces, de un hombre que se aísla de la realidad y se refugia en un salón, sin ventanas, de un edificio abandonado y al borde del derrumbe, donde a su vez, un grupo de especialistas intentan, por todos los medios, devolverlo a la sociedad.

Cuando regreso de África, de mi último periplo dentro del proyecto Montaña de luz, y me sorprende un equipo de trabajo esperando señales, me parecía increíble. Iniciaba así, la experiencia durante tantos años añorada: de hacer un largometraje... había caminado mucho, desde aquellos primeros planos de mi primer documental y desde allí, la sed primero y luego la necesidad, se habían alojado de modo inamovible. Pasaban los años y la urgencia de hacer crecía sin remedio, pero crecía también el pesimismo ante la imposibilidad de encontrar las vías y las formas para llegar, pero la perseverancia, la vida y su tiempo de espera, la fe, atributos temáticos propios de La pared, forjaron una esperanza que tomó luz por su resistencia y por la solidaridad encontrada en la dirección del ICAIC, por la confianza...

Preparar luego la película, no fue difícil. Tenía un equipo de trabajo de excelencia. Trabajar con Grisel González en la producción, fue una garantía... La empatía hacia el proyecto y su profesionalidad, junto a la de sus colaboradores, lograron regar un camino fértil para la construcción de lo anhelado.

 Todo fluyó sin tropiezos, sin aquellos que te amargan y te emboscan cualquier pretensión creadora... La pared, hoy terminada, es la película que se imaginó. Ayudaron en esto, no solo los cómplices habituales, sino también todos aquellos, que desde un inicio, se enamoraron del riesgo y la aventura, de crear una propuesta tan particular.

Un aparte para todos los actores... Héctor Noas entregó la vida en un personaje difícil que se mueve, desde la creencia de la utopía, hacia el caos y el posible derrumbe de un ideal... Aramís Delgado, Daysi Quintana y Amarilys Núñez, resultaron espléndidos opositores a la creencia de lo perfecto, del mejoramiento universal, a favor de lo global integrador, de lo plural bajo el amparo de las concesiones supuestamente lógicas... Las apariciones de Isabel Santos, Eslinda Núñez, Max Álvarez, Félix Pérez y Mario Guerra, conforman la variedad necesaria y útil de personajes creíbles, que como partes de una época y tiempos vividos, deambulan, con sus pifias humanas, al lado de la utopía... personajes todos que enamoran porque convencen por la autenticidad de sus psicologías... El mayor énfasis estuvo en lograr un importante trabajo coral que se integrara a la visualidad y tono propuestos... El trabajo con los actores, el de ensayo, ese ir y venir de los conceptos interpretativos por personajes, el dibujo de sus personalidades en función de la variedad impostergable fue, de todos los procesos, el más fructífero y disfrutado...

La pared es una película de tesis, una obra que incita al espectador a ser participativo, activo, ante lo que va a observar y escuchar. La pared exige involucrarse, para de ese modo, poder despejar toda la información que ofrece, desde la magia de lo simbólico y la metáfora. Esta película, a su vez, está muy lejos de subestimar miradas, y hace énfasis en entregar un cuerpo visual y sonoro robusto, con la pretensión de enamorar el intelecto de sus observadores, a través de atmósferas provocadoras e inquietantes.

 Para ello, fue menester integrar, armónicamente, los conceptos de luz, color, vestuario, puesta en escena, música y sonidos, huyendo de cualquier sobredosis desequilibrante, entorpecedora, ante el análisis de sus subrayados temáticos.

La pared pone al hombre en el centro de sus cuestionamientos, y llama la atención ante el peligro y los daños que le ocasiona a los mejores y más auténticos valores existenciales de su especie, así como pretende señalar que, una excesiva ignorancia de sus absurdos, pudiera conducirlo a una autodestrucción irreversible.