FICHA ANALÍTICA

EL NEORREALISMO ITALIANO: LA INFLUENCIA SOCIAL DEL CINE.
Otero, Lisandro (1932 - )

Título: EL NEORREALISMO ITALIANO: LA INFLUENCIA SOCIAL DEL CINE.

Autor(es): Lisandro Otero

Fuente: Revista Cine Cubano On Line

Número: 4

Mes: Octubre - Diciembre

Año de publicación: 2006


EL NEORREALISMO ITALIANO: LA INFLUENCIA SOCIAL DEL CINE.

La escuela del cine neorrealista, como se le dio en llamar, surgió del desaliento de una Italia devastada por el conflicto, con su economía en ruinas, ocupada por ejércitos extranjeros, con una conciencia culpable por sus veinte años de fascismo militante. Ese mismo sentimiento, era compartido por una buena parte de los europeos: alemanes, franceses, hasta españoles, quienes seguían con el sabor amargo de la contienda que los había despedazado y la incertidumbre de un presente inseguro y confuso.

En el curso de la década del cincuenta, e inicios de los sesenta, se produjeron la reconstrucción europea, la explosión urbana, el decrecimiento del campesinado, la construcción de una nueva izquierda. La expresión de esos años va desde La tierra tiembla, de Visconti, hasta La dolce vita, de Fellini.

Fue el tiempo de la agresividad macartista en Estados Unidos contra los liberales y del deshielo, tras la muerte de Stalin, en la Unión Soviética. Ocurrieron la guerra en Corea y el conflicto del canal de Suez; la insurrección de Budapest y la progresión de la escandalosa vulgaridad de Elvis Presley; la guerra colonial de los franceses en Argelia y la coronación de Isabel II; el comienzo de la reivindicación de los derechos civiles de los negros en Estados Unidos, con la crisis en Little Rock, la insurrección de Fidel Castro contra la dictadura batistiana y la boda de Grace Kelly con Rainiero de Mónaco; el regreso de De Gaulle al poder y el Premio Nobel a Boris Pasternak; el viaje de Gagarin al espacio y el inicio de los vuelos en aviones de retropropulsión; la consagración de Marylin Monroe como símbolo sexual, la erección del Muro de Berlín y el asesinato de John Kennedy. Fue una época rica en acontecimientos que definieron el carácter del pasado siglo XX.

El ideólogo principal del neorrealismo fue, sin dudas, Cesare Zavattini. Los principales directores fueron: De Sica, Rossellini, Fellini, Visconti, Lattuada, Soldati, Castellani, Antonioni, Zampa, Germi. Sus principales bellezas fueron Silvana Mangano, Lollobrígida, Loren, Bosé, Magnani. Lejos de proponer sueños evasivos, como hacía el cine norteamericano, presentando proyectos de quimeras no realizadas, en las cuales la imaginación del espectador se escapaba de un ingrato presente, los neorrealistas enfrentaron al hombre común, a la amarga realidad en la cual vivía.

El cine italiano de aquellos años, se caracterizó por el uso de la crónica para exponer la cotidianidad y sus contrariedades, la utilización del arsenal político para denunciar los desajustes sociales, el humor como una válvula de escape para las tensiones acumuladas. En Inglaterra, practicaban el free cinema y en Francia, la nouvelle vague, pero todos trataban de expresar lo mismo, el fastidio de una Europa que había sido sacrificada en el juego de las grandes potencias y estaba harta de ser empleada como chivo expiatorio de las ideologías.

 De las frustraciones se pasó —a través del boom económico tras el Plan Marshall—, a un nuevo código de comportamiento más conformista y ávido de consumismo, de la intransigencia ética al acomodamiento y un gozoso materialismo, de la resignación con las desventuras bélicas, a un apartamiento de la espiritualidad y la fe religiosa. Aquella época terrible presenció el tránsito de los ideales de Jefferson a los de Donald Trump. Se llegó a un neoliberalismo que aprieta el cinturón de los pobres, para repletar las arcas de las transnacionales.

Aquel fenómeno vino a confirmar algo, que ya es sobradamente conocido: la influencia social del cine. Algunos atribuyen, en gran medida, la derrota del gobernante partido PRI, en las últimas elecciones presidenciales en México, al filme La ley de Herodes. Otras películas han tenido igual capacidad movilizadora de conciencias, en la historia del cine, como el Ciudadano Kane, que alertó sobre el control de los grandes magnates, como Hearst, sobre la formación de la opinión pública y la manipulación que los grandes consorcios hacen de la voluntad popular.

 El filme La gran ilusión, de Jean Renoir, fue en vísperas de la Segunda Guerra Mundial, un llamado a la concordia entre los seres humanos y tuvo una inmensa repercusión en Europa, pero no pudo impedir el estallido del conflicto. Las obras de Charles Chaplin fueron un himno al amor y la ternura, ceñido en un manto de humor hilarante. Serguei Eisenstein contribuyó, con sus filmes, a denunciar la opresión y la desigualdad social, tal como hizo su contemporáneo Pudovkin.

En los años sombríos de la Gran Depresión, apareció el optimismo de Roosevelt, y el cineasta que mejor expresó ese momento histórico fue Frank Capra, quien ayudó a su pueblo a remontar la cuesta, con obras como Vive como quieras. Muchos filmes han estremecido la conciencia ciudadana y han influido en las decisiones colectivas. La influencia social del cine ha sido significativa en el proceso del desarrollo histórico.




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