FICHA ANALÍTICA

En defensa del guión cinematográfico
Ferrera Vaillant, Juan Ramón

Título: En defensa del guión cinematográfico

Autor(es): Juan Ramón Ferrera Vaillant

Fuente: Revista Cine Cubano On Line

Número: 7

Año de publicación: 2007

El guión cinematográfico, como forma artística, se encuentra en los límites del espacio literario y participa, en opinión más o menos generalizada de teóricos y críticos, de la condición de nuevo género literario. Desde esta óptica, la complejidad del puente que este tiende entre literatura y cine aumenta, puesto que el marco de la  relación no es entonces directo e inmediato, sino todo lo contrario.

Esto conlleva a una interconexión dada en tres momentos: en primer lugar, la relación del texto literario con el guión, luego la del guión con el producto cinematográfico y, por último, la de éste con el texto original. La complicación aludida deja fuera a aquella que trajo el estudio del guión no como elemento aislado del filme sino como constituyente del mismo. Algunos han definido el guión como:

    Un sistemático y  ordenado intento de prever el futuro filme en todos sus detalles1.
    Un catálogo, en el orden cronológico narrativo, de los trozos del montaje del filme2.
    La previsión del montaje, y que nace de la exigencia, más bien práctica, de obtener un buen trabajo ordenado, conducido sin inútiles desperdicios de tiempo y de energía3.
    Material escrito que sirve de base a una producción cinematográfica4.
    Texto completo en el que aparece lo que más tarde compondrá el filme objeto de realización. Escrito en el que se exponen los pormenores de una cinta cinematográfica para su cabal realización. Argumento, completamente desarrollado de un filme, con indicaciones de acción, cambios de escenas, diálogo y sonido. Planificación técnico- artística de un argumento5.

En su Diccionario de cine, Rodolfo Santovenia establece varios tipos de guiones: guión adaptado, guión de montaje, guión de rodaje, guión numerado, guión original, guión técnico y guión literario. Por sus características, será sobre este último que centraremos nuestra atención.

El guión literario

Puede decirse, que una novela o una obra teatral pueden ser tomadas como guión  aunque no sean utilizables inmediatamente en una realización. Para serlo, deberán sufrir una primera variación cinematográfica. El resultado de este arreglo será, justamente, el guión literario6. Gran parte de la originalidad del cine se muestra, de forma plena, en la originalidad literaria del guión. Pese a esto, llama particularmente la atención, cómo ocupa una posición algo maltrecha en el ámbito del arte hasta el punto de ser tenido hasta hace poco, como inmerecedor su publicación.

Esto implica un vacío por la falta de un modelo que aborde este problema en el cine y, a la vez, que sirva de ejemplo y guía a los demás estudiosos y artistas. Y es que tardíamente el guionista ha alcanzado el carácter de un auténtico escritor. Fue posible solo con la aparición en 1943 de libro Twenty Best Film Plays, y las publicaciones anuales de los volúmenes de Best Film Plays7. Hoy día, aún los guiones llevan el estigma de su génesis, en el que no eran más que una narración superficial y desorganizada con el propósito único de brindar un acercamiento de las escenas al director, el cual lo interpretaba a su antojo.

Fases del guión

Sabemos que «la actividad literaria que contribuye a la creación de un filme pasa a través de varios estados de los cuales el último es el guión propiamente dicho. La materia puede haber sido tomada de una comedia, de un cuento, o de un argumento cinematográfico original esbozado a grandes líneas»8. Manuel Pérez Alfaro, en su libro El guión: la ruta de la idea al argumento, realiza un estudio de los mismos y, fundamentalmente, hace hincapié en tres aspectos esenciales que lo forman: la idea, el story line y el argumento.

Sobre el primer aspecto plantea: «todo parte de la idea»9; y puntualiza: «cuando se va a escribir un relato, debe tener como base una idea definida»10. La idea pues, para Pérez Alfaro, puede subdividirse para su estudio en seis campos: Idea seleccionada, Idea contada, Idea trabajada, Idea transformada, Idea solicitada e Idea buscada o  investigada. Y, por la necesidad de describir brevemente la idea, se arriba al story line, el cual expone en no más de seis líneas lo que sucede y «permite colocar la historia en una tónica apropiada al género que pretendemos desarrollar»11.

El story line define el tema y el género, y marca el avance al siguiente paso: el argumento; el cual ubica la historia en tiempo y espacio; propicia el perfil de los personajes y el motivo de la acción; y establece un comienzo, un desarrollo y un final para la historia. Todo esto conformaría algo así como una primera etapa de trabajo, puesto que la segunda estaría ya más relacionada a la estructura de la historia, es decir, el cómo narrarla, y la división del argumento en escenas, teniendo en cuenta el Espacio y el Tiempo, entre otras cuestiones. Una vez cumplidas estas fases Pérez Alfaro estima que el«plan de la historia dividido en escenas, principio y final del relato, planteamiento y un conflicto individual  ha de ser convertido en guión definitivo describiendo las imágenes, agregando los diálogos y la posible narración»12.

Al retomar el guión literario, Carlos Gotari y Carlos Barbáchano sostienen que es «con el que se trabaja preferentemente en el cine moderno, incluye los diálogos y las situaciones en las que se ven inmersos los personajes. Generalmente se dividen verticalmente las páginas el guión en dos columnas, incluyendo en la derecha los diálogos y en la izquierda las acciones de los personajes y las sugerencias de ambientación»13. El guión literario aparece así estructurado «en escenas y secuencias, que están a su vez agrupadas en partes (...). Escenas, secuencias y partes, que aparecen especificadas y numeradas en el guión, están separadas unas de otras por los diferentes sistemas de puntuación, que actúan como verdaderas pausas dramáticas dentro del filme14. Y agregan los reconocidos estudiosos que, concluido el guión (que sin embargo no suele considerarse como una estructura rígida y definitiva; antes bien es frecuente la incorporación de cambios sugeridos por propio desarrollo de la labor cinematográfica), viene la fase del desglose o desvertebramiento del mismo, a partir de la cual ya  puede dar comienzo el rodaje de la película»15.

Un puesto para el guión

Son muchos los criterios que elevan al guión a su merecidísimo puesto. «Su importancia está fuera de cualquier tipo de dudas. Como dijo Irving Thalberg, un buen guión de cine puede dar una buena película, una película mediana o una mala película; un mal guión, por el contrario, sólo puede dar una mala película»16.

Una película se diferencia sustancialmente de una novela, de un cuadro o de una partitura en que, a diferencia de aquellos, una película es una obra de arte colectiva; en la que el guionista es una pieza más del engranaje que dará lugar a la realización. Por eso, su trabajo entraña cierta humildad.  Carrière ha expresado: «El guionista no está al servicio del guión, sino de la película. Esa es la gran diferencia»17. Incluso, hay quien aboga (y, de hecho, así se ha puesto en práctica en numerosas ocasiones), por la destrucción del guión una vez terminado el rodaje del filme.

El guionista no tiene ninguna obra de arte de su género a la cual pueda referirse como un modelo técnico. Las pocas películas que constituyen los pilares de la historia del cine, son inaccesibles en sus textos impresos y raramente se pueden ver. También se sitúa al guión como el punto clave entre todos los elementos que componen la película: «El punto de partida de la cinematografía artística es, como se sabe, el guión, es decir, una obra literaria, dramática. Por consiguiente, la calidad artística del argumento es ante todo, lo que determina la de un filme»18. Y de aquí se desprende la interrogante: ¿puede considerarse al guión como un género literario?
Guión y literatura

Indiscutiblemente, la calidad artística es variable de guión a guión; se requiere de un buen escritor para hacer un buen guión cinematográfico. Hasta el instante en que los personajes se materializan haciéndose carne y tomando voz propia, el guión no logra su esencia, no se realiza plenamente.

Esto se debe a que el guión no sólo es literatura, pues trasciende más allá, donde se funde la magia de la representación; y además, no sólo se refiere a las palabras, al texto propiamente dicho, sino a la puesta en escena. Sin negar el valor del visionado del filme, se puede añadir la importancia de su lectura, por la eternidad que resulta del arte de la palabra.

Por tanto, la razón de ser de un guión se encuentra estrechamente enlazada con un espectador tanto como con un posible lector: es creado para ambos, y es maravilloso acceder a él y lograr que las palabras que lo forman hagan posible en nuestra mente el espectáculo cinematográfico. Aunque el guión no es solamente literatura, es también literatura, y como tal participa de sus caracteres.

    Umberto Barbaro, «El argumento y el guión», en El film y el resarcimiento marxista del arte, La Habana, Ediciones ICAIC, 1965, p. 138.
    Ibíd., p. 140.
    Umberto Barbaro, «El cine frente a la realidad», en op.cit., p.352.
    John Howard Lawson, Teoría y técnica del guión cinematográfico, La Habana, Editorial Arte y Literatura, 1986, p.6.
    Rodolfo Santovenia, «Guión», en Diccionario de cine. Términos artísticos y técnicos. La Habana, Editorial Arte y Literatura, 1999, p.108.
    Rodolfo Santovenia, «Guión literario», en Op.cit., p.110.
    John Howard Lawson: Op.cit., p.6.
    Ibíd.
    Manuel Pérez Alfaro, El guión: la ruta de la idea al argumento, La Habana, Editorial Pablo de la Torriente Brau, 1991, p.4.
    Ibídem.
    Ibíd. , p.10.
    Ibídem
    Carlos Gotari y Carlos Barbáchano, «El guión cinematográfico, esqueleto del filme», en, Boletín 8/16, Año 5, No.11, 2/11/92, p. 21-22.
    Ibíd., p. 22.
    Orlando Senna, «Existen más misterios entre la palabra y la imagen de los que suele suponer nuestra vana filosofía», en Así de simple, EICTV, Madrid, Ollero de Ramos Editores, 1996, t.1, p.55.
    Jean-Claude Carrière, «El trabajo del guionista y su relación con el director», en: Varios autores, Así de simple, EICTV, Madrid, Ollero de Ramos Editores, 1997, t.2, p.41
    Alexander P. Dovzhenko, La palabra y el escritor en el cine, Montevideo, Ediciones Pueblos Unidos, 1957, p.10.
    18. Ibíd., p. 12.

Descriptor(es)
1. GUION CINEMATOGRAFICO

Web: http://cubacine.cult.cu/sitios/revistacinecubano/digital07/cap01.htm