FICHA ANALÍTICA

Haile Gerima. Cine desde la resistencia.
Haile Gerima (Etiopía 1946) cineasta, guionista y productor
Moya Ramis, Johan

Título: Haile Gerima. Cine desde la resistencia.

Autor(es): Johan Moya Ramis

Fuente: Revista Digital fnCl

Lugar de publicación: La Habana

Año: 2

Número: 2

Mes: Marzo

Año de publicación: 2010

El hombre es el ser de la palabra y la acción. La integridad, más allá de su categoría ética o moral, se define y realza en la coherencia entre estos dos polos del ser. Ver al otro desde adentro es un misterio un sueño, solo la materialización de esa simbiosis hace posible correr el velo de la interioridad. Tal es el caso del controvertido cineasta etiope Haile Gerima. Emigrado a los Estados Unidos desde 1968, realizó estudios de Artes Dramáticas (Goodman School de Drama en Chicago, Illinois) y en la Universidad de California. Director de cine, profesor en la University de Howard en Washington y miembro de la Escuela de Los Ángeles para Directores de Cine Negro, se le define como el tercer director de cine independiente mundial. Reconocido en su medio como un filósofo del arte, el cine es parte de su ser y al mismo tiempo la voz más sincera y terrible de su labor artística. Es demiurgo y criatura, en un solo tiempo y espacio donde las fronteras de la ficción y la realidad se deshacen tras la convicción y el compromiso de sus películas, consagradas principalmente en la lucha  africana contra la esclavitud, Sankofa, Bush Mama, Mirt Sost Shi Amit (La Cosecha: 3000 años) y contra el colonialismo Adwa, una victoria africana. Su arte comprometido se resume en los significados múltiples de su inquietud como cineasta a través de estos retazos de entrevistas, ya que hemos decidido exponer varios fragmentos de distintas entrevistas suyas sobre cine. No se trata de un colage arbitrario, sino más bien un camino atemporal para acercarnos al pensamiento, las inquietudes y los sueños de este creador, revelados en sus propias palabras.


Éxodo y memoria

Haile Gerima no escapa al desasosiego de aquel que vive atrapado entre fronteras. América es la tierra de la fuga y la realización, incomodo refugio y posibilidad de hacer. África, es el escenario de su obra, que no es otra cosa que una deuda inexplicable con la utopía que vive suspendida en la vieja y dialéctica relación entre la realidad y el deseo. Sobre este aspecto, declaró en una entrevista para Les nouvelles d'Addis, en noviembre del  2008.

LNA: ¿Bajo que circunstancias usted abandonó Etiopía?

HG: Fueron muchas situaciones diferentes. Yo pienso que en mi propio caso uno puede decir el político, el otro podría ser que no había  industria cinematográfica en mi país. Pero ésas no son las razones. Creo que todo tiene mucho que ver con mi incapacidad para asumir la idea de ser incapaz asumir la pobreza podría ser la causa. Pero en este momento histórico yo me encuentro incapaz reagrupar todas las posibles causas y situaciones.

LNA: ¿Cuándo usted no regresó, fue debido a la situación económica para un cineasta  en Etiopía en ese momento o debido a la situación política?

HG: Usted sabe, existe una opción personal. Esta opción podría ser básicamente la de una familia, o la opción de ocupación profesional. En mi caso está el hecho que yo enseño en los Estados Unidos. Pero no sólo es esto. Tiene mucho que también ver con la alienación. Cuando uno decide transgredir una parte de su propio origen, tiene como pago muchas cosas fijas y a la vez movimiento. Dentro de las circunstancias históricas es lo que llamo la alienación intelectual.


África. Cine desde el compromiso.

Este sentimiento hacia su tierra natal es una constante en la vida de Gerima, y la raíz de su compromiso con el arte cinematográfico. Compromiso que no solo se muestra en su estética, sino en el espacio que debe tener por derecho el cine africano en las distribuidoras y el mercado de la industria del cine. Advierte sobre el peligro que corren las películas africanas en los festivales de cine en cualquier lugar del mundo. Sobre esto llama la atención en otra entrevista concedida a Tahar Cheriaa en noviembre de ese mismo año en Túnez con motivo del Festival de Cine de Cartago.

Tahar Cheriaa: Asistiendo a este Festival, ¿qué piensa sobre la importancia de tales eventos, como Cartago o Fespaco, porque cada vez hay más festivales en África y el resto del mundo? ¿Cree usted que estos festivales están cumpliendo el propósito al cual fueron destinados?

HG: Sobre estos dos festivales no puedo decir mucho, porque no asisto mucho a ellos. He venido en ocasiones como jurado, pero nada más. El problema con el resto de los festivales y el cine africano es uno: exhibir una película es fácil, la dificultad es distribuirla. Usted puede ir a un festival, usted consigue un premio, usted consigue todo, pero usted sale sin el arreglo comercial. Es ahí donde radica el punto crítico, en la ausencia de distribución. Creo que nosotros no hemos enfrentado con seriedad ese importante problema. La falta distribución en el resto de los festivales es lo que está matando al cine africano. En ese aspecto comparto el criterio de Med Hondo: no muestre su película sin la transacción comercial. Europa y América no muestran sus películas sin este arreglo y nosotros no somos misioneros culturales para tomar nuestras películas como meras muestras de exhibición de cine africano. Nosotros necesitamos saber construir una infraestructura con cada película que hacemos. Considero que los festivales son una perdida de tiempo en ese sentido. Por esa razón no me gusta asistir muchos de ellos.

Tahar Cheriaa: Sin embargo Teza ya consiguió un éxito grande en festivales internacionales. ¿Es una satisfacción es para usted, no es así? 

HG: En Italia lloré porque las personas me vindicaron cuando ellos se ponían de pie. Algunas personas del equipo de la coproducción vinieron a verme para decirme: “Haile,  felicitaciones”. Las personas de la prensa también estaban de pie, ellos son mis enemigos, pero al verlos aplaudiendo; rusos, polacos, chinos, japoneses, vino a mí un sentimiento de paz, y di gracias al valor, para esta película. Eso significó mucho para mí. A algunas personas no les gustó que yo no consiguiera el primer premio. Pero lo importante es que cuando usted termina una película así, uno se sana cuando las personas te dicen simplemente “gracias”.


Estética desde la resistencia.

Tahar Cheriaa: Tengo entendido que a producción de la película fue muy difícil. Le tomo catorce años su realización ¿Cómo manejó usted la coproducción con la situación de tener que filmar en dos países diferentes?  

HG: Usted no puede imaginar lo por que yo pasé. Me tomo dos años hacer seis tomas en Alemania por varios problemas, uno de ellos fue ser africano y el otro fue con el presupuesto y las dificultades para tramitar el dinero. No, no tengo buenos recuerdos del rodaje en Alemania. La otra, se trata de mi forma de hacer cine, no comparto el concepto Hollywoodense. Para mi todo reside en el cuarto de edición, puedo encerrarme cerca de 30 horas en el cuarto de edición mirando cada detalle una y otra vez. Para mí el primer encuentro con la estructura o reestructura es vital. Voy segmento por segmento, los reúno y los miro. Examino mi película. Eso toma tiempo tiempo. A esto se le añade que una vez por mes,  tengo que mirar todo el material que ya rechacé. Así la película crece en mí y el crecimiento más grande ocurre durante la corrección. Durante la revisión de los saltos cinematográficos. Porque entonces la escritura se vuelve la película y cuando se vuelve una película es cuando cobra nueva vida para el director de cine. La mayoría de directores de cine en América, Europa o África intenta sujetar la película en el formulario de la escritura. Yo no tengo lealtad alguna a semejante procedimiento. Mi escritura se tiñe cuando mi texto se vuelve una película. Ese es el momento de mi encuentro con mi historia.


Teza ¿triunfo o punto cero?

De toda la filmografía de Gerima su más exitosa película es Teza, un largometraje sobre la vida de un intelectual etiope educado en Alemania, que retorna a su país de origen durante los años máximos del régimen de Mengistu Hailemariam. Sobre esto el autor da su opinión en una entrevista concedida a Aaron Arefe el 10 de septiembre de 2009.

Aaron Arefe: Después de catorce años de labor, Teza ha recibido  distintos premios. ¿Qué significa  esto para usted?    

HG: Los premios no significan nada. Yo ni siquiera  me infatúo con eso. Creo que yo he tenido suerte. No hay una película en la que yo no haya  conseguido  algunos premios, y este es uno más,  no representa una diferencia.

Aaron Arefe: ¿Recuerda usted el momento que concibió su idea para Teza? ¿Qué lo inspiró?  

HG: Primero está esa historia mito del que se va para “ser algo”. Se van al extranjero, estudian, y se vuelven “alguien”. La mayoría de las personas entre mi generación eran apagados a este mito.  Luego está una historia que escuché de niño de un etiope que se fue de Gondar a América y allí fue lanzado por la ventana de un edificio por un grupo de racistas. Regresó en una camilla. Yo no puedo decirle que éste era su principio, desde que comenzó a tomar forma en mi cabeza, pero básicamente era esta idea del conflicto.

Aaron Arefe: ¿Cuáles son los próximos desafíos?

HG: Para mí nunca hay nada terminado. La lucha es emprender la próxima fase de hacer otra película. Mi resistencia es eso. Mi vida siempre está intentando entrar imperfectamente en ese tipo de cumplimiento. No es una armonía perfecta, es un forcejeo constante. Yo diría que la idea del forcejeo es normal y nosotros debemos estar sobre ello con placer. Incluso, cuando toma mucho hacer una película por el hecho de que yo no tengo siempre ni los recursos ni todo el tiempo.


Posteridad

Aaron Arefe: ¿Ha dicho usted que le gustaría ser recordado como un símbolo de resistencia para las jóvenes generaciones?

HG: Yo pienso que me gustaría que las personas jóvenes supieran que permanecí en mi tierra aunque me resistí a ella. Bien o mal hice lo que consideré correcto y lo hice con honestidad.
 

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