FICHA ANALÍTICA

Raoul Peck. El cine: testimonio para la memoria.
Raoul Peck (Puerto Príncipe, 1953) es uno de los cineastas más reconocidos de Haití
Moya Ramis, Johan

Título: Raoul Peck. El cine: testimonio para la memoria.

Autor(es): Johan Moya Ramis

Fuente: Revista Digital fnCl

Lugar de publicación: La Habana

Año: 2

Número: 2

Mes: Marzo

Año de publicación: 2010

El cine como compromiso social, que pugna por exponer causas y hechos que trasciendan a la propia ficción desde la cual se construyen y caer como un  golpe sobre la conciencia y sacudirla es la divisa de Raoul Peck, cineasta haitiano. Peck no es un director prolífico, pero su filmografía es contundente, se puede afirmar que más allá de todas las carencias e inconvenientes económicos que puede poseer el cine haitiano, este creador no ha sacrificado calidad por cantidad. Cada película de su filmografía es un canto filoso donde se desgarra la historia de hombres y mujeres marcados por la tragedia, esa tragedia que se extiende y ve la luz a través de pasos extraviados, del dolor devenido en odio, el odio en incomprensión y venganza pero también en el amor, el perdón, la sabiduría, el apego, la memoria y su gravedad en los recuerdos. Su primer largometraje fue Haitian corner (1987), filme donde un hombre, después de siete años de haber soportado la tortura física y psicológica en una prisión haitiana, emigra a New York, dónde encuentra a sus verdugos en las calles de Brooklyn. El reconocimiento en Estados Unidos vino con la cinta L, homme sur les quais bajo el título The man by the shore  el cual fuera exhibido por primera vez en las salas de cine de Estados Unidos en 1993, se trata de un film donde la dictadura de François Duvalier es vista a través de los ojos de una muchacha joven. Ese mismo año la película fue seleccionada para competir en el Festival de Cannes donde obtuvo premios y varios reconocimientos. En Corps plongés (1997) cuya trama también se desarrolla en Nueva Cork, explora las relaciones enredadas de una patóloga con dos hombres; uno, haitiano desterrado que trabaja en el cuerpo de Salud Pública, y el otro, un político americano casado. Sin embargo, no fue hasta el año 2000 con su película Lumumba un film sobre la vida y el asesinato de líder de la independencia del Congo Patricio Lumumba. Esto le valió el premio Paul Robeson para la película al mejor director afrodescendiente fuera del continente en el 17 Festival de Cine panafricano. Sobre este film paradigmático, su director ha sido entrevistado en varias ocasiones, y aquí que hemos decidido exponer sus declaraciones en varias de esas entrevistas donde se puede advertir la sensibilidad y el compromiso que este creador  profesa hacia el cine, y a creación cinematográfica como testimonio e historia, y no mero entretenimiento.


Entrevista concedida a Olivier Barlet. Cannes, mayo 2000:

Olivier Barlet: ¿Cual es la importancia hoy en día de realizar una película acerca de la tragedia de Lumumba?

Raoul Peck: Es en particular una historia de que no debe olvidarse, que aconteció en un momento de cambio en África. Era un tiempo de gran esperanza por nuestros países. Por otra parte, los testigos estaban vivos, los archivos existían, los periodistas que cubrieron los eventos todavía podía hablar, su hija Juliana Lumumba también. No existe ningún personaje que yo inventara, en cualquier parte, no hay ningún diálogo, por pequeño o insignificante, construido por mí. Los discursos son de Lumumba, Rey Baudouin, las entrevistas son reales, los alborotos son reales, la película es real de principio a fin. Ni tan siquiera me inventé la escena en que los cuerpos están cortados a por los dos superintendentes belgas. No inventé nada, ningún evento. Solo puedo decir que la narración desde su estructura cinematográfica lo es.

Olivier Barlet: ¿Era tan  necesario mantenerse tan cerca de la realidad?

Raoul Peck: La película no sólo transcurre sobre las historias contundentes. Yo hago cine de combate, películas para la memoria. Pero eso no da lugar al retrato de un héroe perfecto. Nada es simple en la vida, y la película es compleja. Lumumba no es un monolito: él tiene sus vacilaciones y sus momentos valerosos. Yo quise retratarlo en su integridad, sin borrar el lado demagógico.

Sobre este compromiso de lucha desde el arte, Peck declaró lo siguiente para la New York African Film Festival.

AFF: ¿Qué piensa usted sobre el que debe jugar el director de cine? ¿Cree que las películas pueden cambiar la política o pueden activar las discusiones políticas simplemente?

Peck: Es difícil hablar de eso en semejantes términos generales. Depende de lo que usted es, de que películas hace, como las concibe y el modo en que las dirige. Su compromiso político y también en qué momento histórico usted hace las películas. Yo tiendo a ser muy modesto cuando se habla de que una película puede cambiar las cosas, o un situación determinada, más bien pueden ayudar a entender esa situación, aunque a veces las películas pueden activar algo que ya ha estado cocinando. Pero en mi caso, yo tiendo a creer que el cine puede intentar salvar lo que todavía puede salvarse, en lo que se refiere a nuestras historias, nuestros recuerdos. Porque muchas cosas están desapareciendo muy rápidamente, las cosas están cambiando. Nosotros estamos viviendo tiempos muy rápidos tenemos una nueva generación que básicamente no sabe nada de hace 30 años sobre los eventos; si en una lucha doble o  triple; creo que nosotros estamos intentando resolver muchos problemas diferentes al mismo tiempo.

Otras de las películas paradigmáticas de Raoul Peck es Sometimes in April, en la cual este director se entrega a recrear otro hecho ocurrido en África, esta vez no en el Congo Belga, sino en Ruanda. El film recrea los espeluznantes hechos acontecidos en Abril del 1994 cuando los Hutus, asesinaron a sangre fría a 800,000 de sus coterráneos Tutsis, dando lugar a uno de los genocidios más grandes ocurridos la historia del siglo XX, después de Hiroshima y Nagasaki. En declaraciones del autor a Tonisha Johnson sobre esta película, se pueden apreciar otros aspectos importantes de la profunda poética cinematográfica de Peck.

Tonisha Johnson: ¿Se propuso usted con esta película recrear una imagen real de la violencia?

Raoul Peck: Yo pienso que yo fui al extremo de lo que yo puedo mostrar para la película. El film no es Kill Bill. Yo no sé si nosotros podemos ser más gráficos que eso. Pero para aquel que hace una película sobre un hecho real, debe tener claro que la realidad debe ser mostrada auténticamente. Cuando estábamos rodando en Ruanda mostrando a las personas muertas, en el caso de las muchachas jóvenes, yo le dije a mi diseñador, “por favor asegúrate que cuando veamos esos cuerpos, deseemos abrazarlos. No quiero provocar hastío, nosotros queremos abrazar a esas muchachas”. Por lo que hicimos un hermoso trabajo con la luz y otros detalles. Para mi la violencia es algo diferente, no una mera coreografía.

Tonisha Johnson: ¿Por qué cuenta esta historia a un par de años después de ocurrida?

Raoul Peck: Yo realmente no pude planear esta película. Estaba renuente después de Lumumba a zambullirme en otra historia africana. Escuché las noticias cuando ocurrieron los hechos, y no pude evitar muy temprano un sentimiento por aquel país y su gente. Cuando llegó la propuesta por parte de la HBO, yo empecé discutiendo que la primera necesidad de ese proyecto era que como creador tenía que sentir que las personas que habían padecido y presenciado los hechos, estaban listas hablar. Viajé a Ruanda, conocí a varias a las personas, escuché sus historias, pasé tiempo con ellos. Entonces supe que esa historia tenía que seguir adelante, había material más que suficiente escribir un guión original basado en "un millón de verdaderas historias."   

Tonisha Johnson ¿Cómo preparó usted a los jóvenes  para las escenas de violencia y cómo ellos reaccionaron después?  

Raoul Peck: Nosotros trabajamos con todos los actores todos los extras. Teníamos que explicar de qué se trataba la película. Algunas de las muchachas eran de la mejor escuela, por lo que eran muy educadas. Y otros eran de las escuelas muy pobres, pero no hubo conflicto cuando los mezclamos durante la filmación En los poblados fue diferente, allí estaba mi asistente siempre conversando constantemente con las personas. Explicándoles. Teníamos psicólogos yendo allí y hablando con ellos. Entrenamos a las muchachas jóvenes. Ellas no eran actrices. Así que, nosotros teníamos que entrenarlas.

Tonisha Johnson ¿Experimentó alguna resistencia en las áreas que usted filmó?  

Raoul Peck: Yo no fui allí como un director extranjero o americano. Las personas supieron mi película. Lumumba era una película muy conocida en Ruanda. Y estuve con amigos buenos de muchos años antes. Así que, ellos me introdujeron por todas partes. Ellos nunca tuvieron la impresión que uno provenía de esas grandes Compañías  de Extranjeras que vienen a nosotros usando nuestra historia, usando nuestra situación y nunca regresando. A mí, yo era de la casa. Muy temprano, las personas estaban contándome historias de muerte. Antes de ir a Ruanda me reuní con mi equipo de filmación y les explique ir a Ruanda implicaba mucho más que hacer cine, era un compromiso, formar parte de aquellas vidas y sus historias, y les di a elegir que quien quisiera se quedara, pero los que iban a ir, sabían que no podía ser de otra manera. Vinieron todos.

Tonisha Johnson ¿Cuáles son las lecciones qué nosotros podemos aprender de esto?  
 
Raoul Peck: Yo pienso que hay mucho para aprender. Pero yo espero que esta película ayudará a la comprensión de lo que pasó en 1994 en Ruanda, e incluso ayudará a entender lo que está teniendo lugar hoy en Sudán. Yo pienso que ayudará a las personas a sentir que lo que está pasando en el otro fin del mundo, que también es parte de ellos. Es su historia, ya sea si usted vive en L.A., en Timbuktu, o en Japón. Es una historia sobre todos los seres humanos, así que yo espero que la película provoque esos pensamientos y ayudará las discusiones extensas. No es una película que usted simplemente puede consumir se olvidarla. Esta película está aquí para quedarse.   



 








 

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