FICHA ANALÍTICA

Muñoz Bachs: uno de los imprescindibles
Vega, Sara

Título: Muñoz Bachs: uno de los imprescindibles

Autor(es): Sara Vega

Fuente: Revista Cine Cubano On Line

Número: 8

Año de publicación: 2008

El 20 de julio de 2007, el Museo Valenciano de la Ilustración y la
Modernidad (MUVIM), en Es-paña, abrió sus puertas al público de la
ciudad con la exposición homenaje «Imágenes de cine. Eduardo Muñoz
Bachs», dedicada a un valenciano de origen que realizó toda su obra en
Cuba, donde se asentó su familia al verse obligada a emigrar como
consecuencia de los intensos fragores de la Guerra Civil española.

La muestra incluyó ciento cincuenta carteles, sesenta y cinco bocetos
–que hoy han alcanzado el valor de obras en sí mismos–, libros
ilustrados por Muñoz y la proyección de los dibujos animados en los que
trabajó. En las paredes de la sala se reprodujeron, a gran formato,
elementos aparecidos en algunos de sus carteles, fragmentos de textos
sobre él y entrevistas que se le hicieron a lo largo de su fructífera
carrera. Se imprimió un libro-catálogo con textos de expertos sobre su
obra y otro de su hermana Ana María, que recrea los primeros años de la
vida de Muñoz Bachs. Este último resulta de gran importancia y
trascendencia visual pues en él se reproducen, treinta y dos fotos,
cartas, documentos de identidad, dibujos, los bocetos y una selección de
 doscientos veinticinco carteles.

La obra de Muñoz Bachs es referencia obligada en la historia de nuestra
gráfica insular, sobre todo en lo que respecta al cine, pues se trata de
 alguien que le imprimió un estilo muy personal, reconocible, de
incuestionables valores estéticos. En 1960, conjuntamente con Jesús de
Armas, fue fundador del recién estrenado Departamento de Dibujos
Animados del ICAIC. Formaba parte de esa primera hornada de dibujantes
que, con sobradas razones y humor, fue llamada por el investigador
cubano Roberto Cobas «los magos del cine», ya que afrontó con muy poca
experiencia y carencia de recursos materiales el asombroso reto de crear
 una línea de producción cinematográfica diferente, así como realizar
dibujos para nuevos animados cubanos.

La línea general del trabajo y la concepción de los personajes de los
dibujos animados en los que intervino Muñoz Bachs, resultó un claro
antecedente en el uso de elementos que luego se manifestarían en su
personalísima creación de carteles para cine: amplia gama cromática,
dominio pleno de la ilustración y eficaz utilización del humor.

Tomás Gutiérrez Alea lo escogió para que diseñara el cartel de Historias
 de la Revolución (1960), primer largometraje de ficción estrenado por
el ICAIC. En ese su primer cartel para cine Muñoz Bachs acudió a
elementos técnicos y de diseño que ya manejaba en su anterior trabajo
publicitario, al tiempo que lograba introducir ciertas ideas que darían
un vuelco radical a la importante obra gráfica revolucionaria recién
comenzada. El placer que experimentó al concebir esta obra y el
resultado obtenido lo inclinó a dedicarse en lo adelante al diseño de
carteles no solo para filmes o con fines políticos, sino también para
eventos culturales de diverso tipo.

En el ICAIC realizó muchísimos carteles para filmes cubanos y
extranjeros, ciclos de la Cinemateca de Cuba e innumerables muestras de
cine cubano y eventos en otras partes del mundo. Asimismo, diseñó
pressbooks para filmes cubanos, vallas urbanas y programas sencillos de
la Cinemateca de Cuba. Se estima que realizó la increíble cifra de
alrededor ¡dos mil doscientos carteles de cine!, sin contar muchos que
no fueron impresos.

Lo que parece simple y sencillo, en Muñoz Bachs es el resultado de una
larga experiencia en el terreno del dibujo, la ilustración y, salvo
contadas ocasiones, de la fotografía.

En un contexto local en el que la mayoría de los diseñadores abogaba por
 el uso de códigos gráficos complejos a partir de elementos no
figurativos, Muñoz Bachs afrontaba su trabajo con una aparente
simplicidad que le ganó la aprobación inmediata del público e hizo que
la autoría de sus carteles fuera reconocida con un solo golpe de vista.
Demostró gran parte de su talento con el uso de la pluma y el pincel. En
 sus carteles se sirvió con genuina habilidad de lo mejor de la
ilustración de todos los tiempos, pero sobre todo de aquella vinculada a
 los dibujos infantiles y la caricatura. Creó su propia tipografía –que
utilizó para el título y los créditos del filme en una gran cantidad de
sus carteles– en la que cada letra era dibujada por él, integrándola o
no al diseño global del cartel. Esto, sin dudas, le otorgó un elemento
muy personal a su diseño, bien diferenciado del resto de sus colegas.
Utilizó con frecuencia la figura de Charlot, escogida por su importancia
 dentro del mundo del cine, su poder de convocatoria, reconocimiento
visual y las múltiples posibilidades que ofrecía la recreación del
sombrero, el bastón, el diminuto bigote, las cejas gruesas.

En la obra de Muñoz Bachs se puede observar la sostenida elaboración de
rostros humanos, ciudades, trajes de época, manos, elementos todos que
definen una sutil intención de no dibujar como si fuese un adulto.
Aunque realizó cientos de carteles para filmes de diversos géneros y
temas, en más de una ocasión expresó que prefería diseñar carteles para
filmes infantiles, dibujos animados, aventuras o comedias, ya que ello
le permitía una mayor «libertad» para fantasear sobre la realidad.

Entre sus reconocimientos se encuentran: Primer Premio Internacional de
Filmexpo, Ottawa (1972); Premio Especial en el Festival de Cine de
Cannes (1973); Premio al Mérito en el Concurso Internacional de carteles
 de cine en el Festival de Cine de Cannes (1974); Gran Premio de
carteles de cine en el Primer Festival Internacional Cinematográfico,
París (1975); Primer Premio del Concurso de Afiches de Cine, organizado
por The Hollywood Reporter (1978), Gran Premio Coral por sus mejores
afiches para el Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano,
La Habana (1983) y Primer Premio Coral para los filmes Niños
desaparecidos (1985), de Estela Bravo, y Gallego (1988), de Manuel
Octavio Gómez, además de otros premios y menciones obtenidos en diversas
 ediciones del mismo certamen.

Durante la década de los noventa, Muñoz Bachs continuaba trabajando en
el ICAIC y, ya jubilado desde octubre de 1998, continuaba realizando
carteles para filmes. Dos meses antes de su fallecimiento diseñó el
cartel para Havana Film Festival, New York 2001, en el que por última
vez utilizó con humor la figura de Charlot al convertirlo en una especie
 de «estatua de la libertad cinematográfica».

Sin dudas, Muñoz Bachs es uno de esos seres imprescindible, para la
gráfica, la ilustración y la cultura visual de nuestro país y de toda
nuestra región. El Museo Nacional de Bellas Artes de Cuba y el Instituto
 Cubano del Arte e Industria Cinematográficos le rinden homenaje póstumo
 a este diseñador con la inauguración, el 20 de octubre de 2007, de la
exposición recién llegada de Valencia, que afortunadamente constituirá
una oportunidad excepcional para que el público cubano pueda apreciar la
 obra de este gran artista.



Descriptor(es)
1. CARTEL
2. CINE CUBANO
3. DIBUJO ANIMADO

Web: http://www.cubacine.cult.cu/sitios/revistacinecubano/digital08/cap06.htm