FICHA ANALÍTICA
HACER ETERNO LO EFÍMERO Cine y ballet a propósito del 60 Aniversario del Ballet Nacional de Cuba
Heras León, Eduardo (1940 - )
Título: HACER ETERNO LO EFÍMERO Cine y ballet a propósito del 60 Aniversario del Ballet Nacional de Cuba
Autor(es): Eduardo Heras León
Fuente: Revista Cine Cubano On Line
Número: 11
Año de publicación: 2008
Hace cerca de veinte años, en una de sus últimas visitas a Cuba para asistir al Festival Internacional de Ballet de La Habana, tuve la oportunidad –más bien el privilegio– de entrevistar a la eximia bailarina soviética Galina Ulanova, una de las leyendas de la danza clásica del siglo xx. No fue una entrevista larga –ella no las ofrecía– sino más bien una conversación casi fortuita, que los recuerdos ya brumosos por el paso de los años han cubierto de una pátina insensible al olvido. Ella conversaba con Azari Plisetski y alguien más que no recuerdo, a propósito de Cecilia Valdés, el ballet de Gustavo Herrera, con música de Gonzalo Roig, que Josefina Méndez y Lázaro Carreño habían interpretado el día anterior, y la Ulanova hacía un comentario negativo sobre la música del ballet. De repente, yo le pregunté el sentido de su crítica. «Es demasiado superficial», me dijo, «uno siente la raíz popular de esa música, pero le falta elaboración sinfónica». «Sí», me atreví a añadir yo, «lo que hace Chaikovsky en la 5ta. Sinfonía, y en el segundo movimiento del Concierto no.1 para piano y orquesta», y a punto estaba de arrepentirme y de pedirle excusas, cuando me miró con sus ojos profundamente azules y me dijo: «Exacto, a eso me refiero.» Segundos después, Azari se despedía y ella le dijo: «Este joven parece que sabe de qué se trata», y él respondió: «Es cierto, él hace crítica de ballet aquí en Cuba.»
Nos quedamos prácticamente solos y viendo que ella no rehuía la conversación, pude aprovechar esos minutos e improvisar unas preguntas que ella, para mi sorpresa, fue respondiendo con marcada sencillez. Le pregunté por la técnica y por esa tendencia de algunas bailarinas jóvenes de bailar «para la galería», mostrando unos recursos más cercanos a la gimnasia que al arte del ballet. Sonriendo, afirmó:
La técnica es no mostrar la técnica, es decir, el elemento técnico tiene que estar tan total y naturalmente imbricado con la música y la expresividad, que el espectador se olvide de todo lo que no sea el fluir mágico de la danza. La bailarina interpreta un personaje que ama o sufre o es feliz, y cada paso tiene que ayudar a expresar esos sentimientos. Los treinta y dos fouettés del Cisne Negro no son para enseñarle al público una proeza técnica –independientemente de que lo sea– sino para acentuar la personalidad diabólica de Odile, ¿me entiende?
Entonces, quise hacerle una pregunta personal, de esas que siempre, casi por costumbre, hacemos a una artista de semejante historia. Le pedí que me contara algún momento triste de su carrera, y ella me sorprendió diciéndome: «¿Sabe usted cuál es una de las tristezas grandes de mi vida, casi una tragedia?» Yo estaba todavía agradeciéndole al festival, al ballet, a Cecilia Valdés y a Gonzalo Roig esta oportunidad única en mi vida como crítico, y no pude articular una palabra. Y ella, como si hablara consigo misma, se respondió:
Pues que en los momentos más altos de mi carrera, mis actuaciones no fueron filmadas. ¿Qué queda de aquellos tiempos? Casi nada, apenas fragmentos. Está La fuente de Bajchisarai, un ballet completo, pero moderno; el Romeo y Julieta con música de Prokofiev, algunas piezas de conciertos, fragmentos de Giselle, del Lago, en fin... Tan poco..., ¿no cree?
Después de tan dramática confesión, hizo silencio y apenas unos segundos después, se despidió de mí y se alejó por los pasillos del Hotel Nacional.
Alicia Alonso durante el rodaje del segundo acto de "Giselle", de Enrique Pineda Barnet. (Foto Tito Álvarez.)Tal vez los lectores de Cine Cubano se pregunten a qué viene este relato que he contado casi completo por primera vez (recuerdo que en aquellos años solo publiqué comentarios sobre este encuentro con la Ulanova). Pero es evidente que el hecho de que el apogeo de su carrera como bailarina no haya sido recogido como se merecía por el cine de la época, constituía una verdadera tragedia para su vida. Y precisamente por ello es que me parece importante la anécdota: en nuestras circunstancias, y teniendo también el privilegio de que todavía esté con nosotros otra de las leyendas de la historia del ballet, tal vez la prima ballerina más completa del siglo xx, Alicia Alonso, el Instituto Cubano del Arte e Industria Cinematográficos, puede sentirse, si no completamente satisfecho, por lo menos, confiado en que ha dedicado algunos importantes momentos y esfuerzos a recoger, tanto para la historia del ballet nacional como del universal, la memoria visual de ese genio de la danza en acción: un día ella desaparecerá, pero la imagen única de sus inolvidables actuaciones quedará para siempre impresa en el celuloide.
No soy, por supuesto, un cineasta, ni un especialista o historiador cinematográfico, ni siquiera un diletante ilustrado del séptimo arte, y no es mi objetivo pasar revista a todos y cada uno de los materiales fílmicos que han quedado no solo en los archivos y cinematecas, sino eternamente en el imaginario cultural de este pueblo, sobre la vida y la deslumbrante carrera artística de Alicia Alonso, y del surgimiento y desarrollo de su obra cumbre (junto con Fernando y Alberto Alonso): el Ballet Nacional de Cuba y la Escuela Cubana de Ballet. Pero en estos días he repasado algunos de esos materiales fílmicos con los que cuenta el ICAIC (ya sabemos que en el Museo de la Danza existen otros muchos, que reflejan momentos importantes de la vida de la artista, funciones completas que aprovecharon en su momento la técnica del video, desgraciadamente aún no descubierta en la época de Ulanova), materiales que ya pertenecen a la memoria visual del pueblo y que en el futuro seguirán alimentando la leyenda de Alicia Alonso; de ellos, me gustaría destacar –y aclaro que no estoy haciendo comparaciones de valor artístico–, por supuesto, Giselle, el filme de Enrique Pineda Barnet, de 1963, al que me parece puede asignársele el calificativo de «clásico»: por el cuidado de la puesta en escena, la sabia manera de resaltar los detalles significativos, la precisión de los encuadres, el manejo de la cámara que va siguiendo en perfecta adecuación con la música, el dramatismo de la tragedia que se desarrolla ante nuestros ojos, y sobre todo, porque rescató para siempre la imagen de Alicia interpretando de manera magistral el papel que la hizo célebre universalmente, en un feliz período en que su Giselle hacía palidecer a las grandes Giselle de la historia; en segundo lugar, Encuentro, filmado por Marisol Trujillo en 1981, y que conservará para las sensibilidades del futuro, un momento trascendental de la historia de la danza: el encuentro en La Habana de dos inmortales del ballet: Alicia Alonso y Vladimir Vasiliev, interpretando Giselle en una de las funciones más memorables que jamás se hayan producido en el Gran Teatro de La Habana, y a la cual el autor de estas líneas asistió, con la certidumbre de que vivía un instante irrepetible de su vida como hombre de cultura, que nunca sabrá cómo agradecer bastante; y en tercer lugar, La clase, de Héctor Veitía en 1980, porque nos ofrece de cuerpo entero una muestra de cómo una gran maestra de la danza es capaz de trasmitir a las jóvenes bailarinas, experiencias, técnicas, en una palabra, su Arte. Pero, de alguna forma, todo lo que se atesora en los archivos del ICAIC, es la contribución del cine, unas veces más testimonial; otras, más artística, para conservar una de las zonas vitales de la cultura cubana.
Alicia Alonso, en la filmación del "Grand pas de quatre", por el Instituto Cubano del Arte e Industria Cinematográficos (ICAIC). Aparecen además, Mirta Plá, Aurora Bosch y Loipa Araújo, primeras bailarinas del Ballet Nacional de Cuba.Por ello, ninguna ocasión mejor que el 60 Aniversario del Ballet Nacional de Cuba para hacer este recuento y agradecer la visión de futuro que tuvo la primera dirección del ICAIC para conservar ese legado que siempre tendremos, gracias al cine, al alcance de nuestra sensibilidad, y a la actual dirección, que prepara en estos momentos dos nuevos proyectos: el primero, un documental, dirigido por Luis Ernesto Doñas, sobre el reestreno del ballet La bella durmiente, en la versión de Alicia Alonso, veinticinco años después de su estreno, y que tendremos oportunidad de ver nuevamente durante el próximo Festival Internacional de Ballet de La Habana; el segundo, un proyecto de más largo aliento: un serial de cinco capítulos, Alicia y el ballet, con un realizador diferente en cada capítulo y bajo la dirección general de Lourdes de los Santos, que abordará panorámicamente la vida y la obra de Alicia Alonso y de la Escuela Cubana de Ballet.
Nada queda por decir: los amantes del ballet estamos de fiesta y gracias al cine lo estaremos siempre, porque, parafraseando al famoso crítico de ballet, Arnold Haskell: filmar la danza es hacer retroceder el tiempo y, sobre todo, hacer eterno lo efímero.
Agosto 2008.
Filmes del o sobre el Ballet producidos por el ICAIC
ALICIA EN LOS PAÍSES MARAVILLOSOS / 1962 /
Pastor Vega
10´/ b-n / doc.
Gira del Ballet Nacional de Cuba por los países socialistas, con la prima ballerina Alicia Alonso.
GISELLE / 1963 / Enrique Pineda Barnet
88´/ b-n / fic.
El duque Albretch se disfraza de campesino para conquistar el amor de la joven Giselle. Hilarión, que también la ama, decide vengarse al sentirse rechazado y pone al descubierto el verdadero origen de Albretch. Al saberlo, la joven muere de un ataque al corazón y su amor por Albretch la salva del castigo de las Willis.
ESCUELA DE ARTE / 1965 / Bernabé Hernández
10´/ b-n / doc.
Impresiones sobre una visita a la Escuela de Ballet de la Escuela Nacional de Arte, en Cubanacán, La Habana.
UN RETABLO PARA ROMEO Y JULIETA / 1971 /
Antonio Fernández Reboiro
80´/ c / fic.
La tragedia de Romeo y Julieta se desenvuelve entrelazada con las fuerzas simbólicas que prevalecían en la época.
EDIPO REY / 1972 / Antonio Fernández Reboiro
60´/ c / fic.
Coreografía moderna de la obra Sófocles, con un uso intencionadamente ecléctico de elementos y un tratamiento libre de lugar y época.
NOS VEREMOS AYER NOCHE, MARGARITA / 1972 / Juan Carlos Tabío
31´/ b-n / fic.
Ballet basado en la novela de Alejandro Dumas (hijo), La dama de las camelias, interpretado por la prima ballerina Alicia Alonso con el Ballet Nacional de Cuba.
RÍTMICAS / 1973 / Melchor Casals
6´/ c / doc.
El ejercicio de una pareja en la barra establecerá una relación que definirá la personalidad de ambos.
IMÁGENES DE TRES BALLETS / 1974 / Víctor Casaus
15´/ b-n / doc.
La prima ballerina Alicia Alonso, baila fragmentos de La fille mal gardée, Coppelia y Don Quijote, con el Ballet Nacional de Cuba.
PLÁSMASIS / 1974 / Melchor Casals
14´/ c / doc.
Interpretación del ballet moderno Plásmasis.
ALICIA / 1975 / Víctor Casaus
75´/ c / doc.
Entrevistas, materiales de archivo y fragmentos de ballets, muestran el desarrollo de la carrera artística de la prima ballerina Alicia Alonso y de su labor en el Ballet Nacional de Cuba.
EN UN EXAMEN DE INGRESO / 1975 /
Octavio Cortázar
17´/ b-n / doc.
Pruebas a que son sometidas las candidatas a alumnas de la Escuela Provincial de Ballet de La Habana.
PROGRAMA DE BALLET / 1975 / Melchor Casals
14´/ c / doc.
Selección de actuaciones del Festival Internacional de Ballet, celebrado en La Habana en 1974.
VI FESTIVAL INTERNACIONAL DE BALLET / 1978 / Bernabé Hernández
26´/ c / doc.
Fragmentos de ballets presentados en el Festival Internacional de Ballet, celebrado en La Habana en 1978.
PSICO-BALLET / 1979 / Sergio Núñez
14´/ c / doc.
La técnica del ballet como posible vía para la curación o mejoría de niños con alteraciones de conducta. Esta práctica surge y se utiliza en Cuba como método en la psiquiatría infantil.
LA CLASE / 1980 / Héctor Veitía
20´/ c / doc.
Alicia Alonso, prima ballerina del Ballet Nacional de Cuba, imparte una clase a los alumnos reunidos en el Festival Nacional de Escuelas de Ballet y Danza, celebrado en Santiago de Cuba en abril de 1980.
A ESCENA /1981 / Marisol Trujillo
15´/ c / doc.
Escenas de El lago de los cisnes, interpretadas por bailarines de diversas nacionalidades, sirven de hilo conductor para mostrar diversos aspectos del VII Festival Internacional de Ballet celebrado en La Habana en 1980 y la intensa actividad tras bambalinas.
ENCUENTRO / 1981 / Marisol Trujillo
16´/ c / doc.
Breve reportaje sobre el encuentro entre la prima ballerina del Ballet Nacional de Cuba, Alicia Alonso y el bailarín soviético Vladimir Vasiliev. Se ofrece una síntesis que abarca desde los ensayos hasta los momentos más significativos de la puesta en escena del ballet Giselle.
MUJER ANTE EL ESPEJO / 1983 / Marisol Trujillo
17´/ c / doc.
Mediante la experiencia personal de la bailarina Rosario Suárez, del Ballet Nacional de Cuba, se trata la problemática de la mujer ante la necesidad de la maternidad y la complejización de la vida cotidiana a partir del nacimiento del primer hijo.
ENSAYO ROMÁNTICO /1985 / Enrique Pineda Barnet
33´/ c / doc.
A partir del ensayo y representación del Grand pas de quatre por Alicia Alonso y bailarines participantes en el Festival de Ballet de La Habana 1985, se entrevista a personalidades de la danza.
ESPIRAL /1992 / Miriam Talavera
6´/ c / doc.
Es un acercamiento a un mito de la danza, Alicia Alonso, desde el punto de vista de su pasión, tenacidad y entrega al arte.
ALICIA: LA DANZA SIEMPRE /1996 / Manuel Iglesias
38´/ c / doc. (video)
Recorrido por la carrera artística de Alicia Alonso a través de materiales filmados de 1947 a 1991.
A TEMPO / 2006 / Lourdes de los Santos
35´ / c / doc.
Diversidad temática en los Festivales de Ballet de La Habana en sus diecinueve ediciones. Figuras de renombre internacional que han participado.
Descriptor(es)
1. DANZA EN EL CINE
Título: HACER ETERNO LO EFÍMERO Cine y ballet a propósito del 60 Aniversario del Ballet Nacional de Cuba
Autor(es): Eduardo Heras León
Fuente: Revista Cine Cubano On Line
Número: 11
Año de publicación: 2008
Hace cerca de veinte años, en una de sus últimas visitas a Cuba para asistir al Festival Internacional de Ballet de La Habana, tuve la oportunidad –más bien el privilegio– de entrevistar a la eximia bailarina soviética Galina Ulanova, una de las leyendas de la danza clásica del siglo xx. No fue una entrevista larga –ella no las ofrecía– sino más bien una conversación casi fortuita, que los recuerdos ya brumosos por el paso de los años han cubierto de una pátina insensible al olvido. Ella conversaba con Azari Plisetski y alguien más que no recuerdo, a propósito de Cecilia Valdés, el ballet de Gustavo Herrera, con música de Gonzalo Roig, que Josefina Méndez y Lázaro Carreño habían interpretado el día anterior, y la Ulanova hacía un comentario negativo sobre la música del ballet. De repente, yo le pregunté el sentido de su crítica. «Es demasiado superficial», me dijo, «uno siente la raíz popular de esa música, pero le falta elaboración sinfónica». «Sí», me atreví a añadir yo, «lo que hace Chaikovsky en la 5ta. Sinfonía, y en el segundo movimiento del Concierto no.1 para piano y orquesta», y a punto estaba de arrepentirme y de pedirle excusas, cuando me miró con sus ojos profundamente azules y me dijo: «Exacto, a eso me refiero.» Segundos después, Azari se despedía y ella le dijo: «Este joven parece que sabe de qué se trata», y él respondió: «Es cierto, él hace crítica de ballet aquí en Cuba.»
Nos quedamos prácticamente solos y viendo que ella no rehuía la conversación, pude aprovechar esos minutos e improvisar unas preguntas que ella, para mi sorpresa, fue respondiendo con marcada sencillez. Le pregunté por la técnica y por esa tendencia de algunas bailarinas jóvenes de bailar «para la galería», mostrando unos recursos más cercanos a la gimnasia que al arte del ballet. Sonriendo, afirmó:
La técnica es no mostrar la técnica, es decir, el elemento técnico tiene que estar tan total y naturalmente imbricado con la música y la expresividad, que el espectador se olvide de todo lo que no sea el fluir mágico de la danza. La bailarina interpreta un personaje que ama o sufre o es feliz, y cada paso tiene que ayudar a expresar esos sentimientos. Los treinta y dos fouettés del Cisne Negro no son para enseñarle al público una proeza técnica –independientemente de que lo sea– sino para acentuar la personalidad diabólica de Odile, ¿me entiende?
Entonces, quise hacerle una pregunta personal, de esas que siempre, casi por costumbre, hacemos a una artista de semejante historia. Le pedí que me contara algún momento triste de su carrera, y ella me sorprendió diciéndome: «¿Sabe usted cuál es una de las tristezas grandes de mi vida, casi una tragedia?» Yo estaba todavía agradeciéndole al festival, al ballet, a Cecilia Valdés y a Gonzalo Roig esta oportunidad única en mi vida como crítico, y no pude articular una palabra. Y ella, como si hablara consigo misma, se respondió:
Pues que en los momentos más altos de mi carrera, mis actuaciones no fueron filmadas. ¿Qué queda de aquellos tiempos? Casi nada, apenas fragmentos. Está La fuente de Bajchisarai, un ballet completo, pero moderno; el Romeo y Julieta con música de Prokofiev, algunas piezas de conciertos, fragmentos de Giselle, del Lago, en fin... Tan poco..., ¿no cree?
Después de tan dramática confesión, hizo silencio y apenas unos segundos después, se despidió de mí y se alejó por los pasillos del Hotel Nacional.
Alicia Alonso durante el rodaje del segundo acto de "Giselle", de Enrique Pineda Barnet. (Foto Tito Álvarez.)Tal vez los lectores de Cine Cubano se pregunten a qué viene este relato que he contado casi completo por primera vez (recuerdo que en aquellos años solo publiqué comentarios sobre este encuentro con la Ulanova). Pero es evidente que el hecho de que el apogeo de su carrera como bailarina no haya sido recogido como se merecía por el cine de la época, constituía una verdadera tragedia para su vida. Y precisamente por ello es que me parece importante la anécdota: en nuestras circunstancias, y teniendo también el privilegio de que todavía esté con nosotros otra de las leyendas de la historia del ballet, tal vez la prima ballerina más completa del siglo xx, Alicia Alonso, el Instituto Cubano del Arte e Industria Cinematográficos, puede sentirse, si no completamente satisfecho, por lo menos, confiado en que ha dedicado algunos importantes momentos y esfuerzos a recoger, tanto para la historia del ballet nacional como del universal, la memoria visual de ese genio de la danza en acción: un día ella desaparecerá, pero la imagen única de sus inolvidables actuaciones quedará para siempre impresa en el celuloide.
No soy, por supuesto, un cineasta, ni un especialista o historiador cinematográfico, ni siquiera un diletante ilustrado del séptimo arte, y no es mi objetivo pasar revista a todos y cada uno de los materiales fílmicos que han quedado no solo en los archivos y cinematecas, sino eternamente en el imaginario cultural de este pueblo, sobre la vida y la deslumbrante carrera artística de Alicia Alonso, y del surgimiento y desarrollo de su obra cumbre (junto con Fernando y Alberto Alonso): el Ballet Nacional de Cuba y la Escuela Cubana de Ballet. Pero en estos días he repasado algunos de esos materiales fílmicos con los que cuenta el ICAIC (ya sabemos que en el Museo de la Danza existen otros muchos, que reflejan momentos importantes de la vida de la artista, funciones completas que aprovecharon en su momento la técnica del video, desgraciadamente aún no descubierta en la época de Ulanova), materiales que ya pertenecen a la memoria visual del pueblo y que en el futuro seguirán alimentando la leyenda de Alicia Alonso; de ellos, me gustaría destacar –y aclaro que no estoy haciendo comparaciones de valor artístico–, por supuesto, Giselle, el filme de Enrique Pineda Barnet, de 1963, al que me parece puede asignársele el calificativo de «clásico»: por el cuidado de la puesta en escena, la sabia manera de resaltar los detalles significativos, la precisión de los encuadres, el manejo de la cámara que va siguiendo en perfecta adecuación con la música, el dramatismo de la tragedia que se desarrolla ante nuestros ojos, y sobre todo, porque rescató para siempre la imagen de Alicia interpretando de manera magistral el papel que la hizo célebre universalmente, en un feliz período en que su Giselle hacía palidecer a las grandes Giselle de la historia; en segundo lugar, Encuentro, filmado por Marisol Trujillo en 1981, y que conservará para las sensibilidades del futuro, un momento trascendental de la historia de la danza: el encuentro en La Habana de dos inmortales del ballet: Alicia Alonso y Vladimir Vasiliev, interpretando Giselle en una de las funciones más memorables que jamás se hayan producido en el Gran Teatro de La Habana, y a la cual el autor de estas líneas asistió, con la certidumbre de que vivía un instante irrepetible de su vida como hombre de cultura, que nunca sabrá cómo agradecer bastante; y en tercer lugar, La clase, de Héctor Veitía en 1980, porque nos ofrece de cuerpo entero una muestra de cómo una gran maestra de la danza es capaz de trasmitir a las jóvenes bailarinas, experiencias, técnicas, en una palabra, su Arte. Pero, de alguna forma, todo lo que se atesora en los archivos del ICAIC, es la contribución del cine, unas veces más testimonial; otras, más artística, para conservar una de las zonas vitales de la cultura cubana.
Alicia Alonso, en la filmación del "Grand pas de quatre", por el Instituto Cubano del Arte e Industria Cinematográficos (ICAIC). Aparecen además, Mirta Plá, Aurora Bosch y Loipa Araújo, primeras bailarinas del Ballet Nacional de Cuba.Por ello, ninguna ocasión mejor que el 60 Aniversario del Ballet Nacional de Cuba para hacer este recuento y agradecer la visión de futuro que tuvo la primera dirección del ICAIC para conservar ese legado que siempre tendremos, gracias al cine, al alcance de nuestra sensibilidad, y a la actual dirección, que prepara en estos momentos dos nuevos proyectos: el primero, un documental, dirigido por Luis Ernesto Doñas, sobre el reestreno del ballet La bella durmiente, en la versión de Alicia Alonso, veinticinco años después de su estreno, y que tendremos oportunidad de ver nuevamente durante el próximo Festival Internacional de Ballet de La Habana; el segundo, un proyecto de más largo aliento: un serial de cinco capítulos, Alicia y el ballet, con un realizador diferente en cada capítulo y bajo la dirección general de Lourdes de los Santos, que abordará panorámicamente la vida y la obra de Alicia Alonso y de la Escuela Cubana de Ballet.
Nada queda por decir: los amantes del ballet estamos de fiesta y gracias al cine lo estaremos siempre, porque, parafraseando al famoso crítico de ballet, Arnold Haskell: filmar la danza es hacer retroceder el tiempo y, sobre todo, hacer eterno lo efímero.
Agosto 2008.
Filmes del o sobre el Ballet producidos por el ICAIC
ALICIA EN LOS PAÍSES MARAVILLOSOS / 1962 /
Pastor Vega
10´/ b-n / doc.
Gira del Ballet Nacional de Cuba por los países socialistas, con la prima ballerina Alicia Alonso.
GISELLE / 1963 / Enrique Pineda Barnet
88´/ b-n / fic.
El duque Albretch se disfraza de campesino para conquistar el amor de la joven Giselle. Hilarión, que también la ama, decide vengarse al sentirse rechazado y pone al descubierto el verdadero origen de Albretch. Al saberlo, la joven muere de un ataque al corazón y su amor por Albretch la salva del castigo de las Willis.
ESCUELA DE ARTE / 1965 / Bernabé Hernández
10´/ b-n / doc.
Impresiones sobre una visita a la Escuela de Ballet de la Escuela Nacional de Arte, en Cubanacán, La Habana.
UN RETABLO PARA ROMEO Y JULIETA / 1971 /
Antonio Fernández Reboiro
80´/ c / fic.
La tragedia de Romeo y Julieta se desenvuelve entrelazada con las fuerzas simbólicas que prevalecían en la época.
EDIPO REY / 1972 / Antonio Fernández Reboiro
60´/ c / fic.
Coreografía moderna de la obra Sófocles, con un uso intencionadamente ecléctico de elementos y un tratamiento libre de lugar y época.
NOS VEREMOS AYER NOCHE, MARGARITA / 1972 / Juan Carlos Tabío
31´/ b-n / fic.
Ballet basado en la novela de Alejandro Dumas (hijo), La dama de las camelias, interpretado por la prima ballerina Alicia Alonso con el Ballet Nacional de Cuba.
RÍTMICAS / 1973 / Melchor Casals
6´/ c / doc.
El ejercicio de una pareja en la barra establecerá una relación que definirá la personalidad de ambos.
IMÁGENES DE TRES BALLETS / 1974 / Víctor Casaus
15´/ b-n / doc.
La prima ballerina Alicia Alonso, baila fragmentos de La fille mal gardée, Coppelia y Don Quijote, con el Ballet Nacional de Cuba.
PLÁSMASIS / 1974 / Melchor Casals
14´/ c / doc.
Interpretación del ballet moderno Plásmasis.
ALICIA / 1975 / Víctor Casaus
75´/ c / doc.
Entrevistas, materiales de archivo y fragmentos de ballets, muestran el desarrollo de la carrera artística de la prima ballerina Alicia Alonso y de su labor en el Ballet Nacional de Cuba.
EN UN EXAMEN DE INGRESO / 1975 /
Octavio Cortázar
17´/ b-n / doc.
Pruebas a que son sometidas las candidatas a alumnas de la Escuela Provincial de Ballet de La Habana.
PROGRAMA DE BALLET / 1975 / Melchor Casals
14´/ c / doc.
Selección de actuaciones del Festival Internacional de Ballet, celebrado en La Habana en 1974.
VI FESTIVAL INTERNACIONAL DE BALLET / 1978 / Bernabé Hernández
26´/ c / doc.
Fragmentos de ballets presentados en el Festival Internacional de Ballet, celebrado en La Habana en 1978.
PSICO-BALLET / 1979 / Sergio Núñez
14´/ c / doc.
La técnica del ballet como posible vía para la curación o mejoría de niños con alteraciones de conducta. Esta práctica surge y se utiliza en Cuba como método en la psiquiatría infantil.
LA CLASE / 1980 / Héctor Veitía
20´/ c / doc.
Alicia Alonso, prima ballerina del Ballet Nacional de Cuba, imparte una clase a los alumnos reunidos en el Festival Nacional de Escuelas de Ballet y Danza, celebrado en Santiago de Cuba en abril de 1980.
A ESCENA /1981 / Marisol Trujillo
15´/ c / doc.
Escenas de El lago de los cisnes, interpretadas por bailarines de diversas nacionalidades, sirven de hilo conductor para mostrar diversos aspectos del VII Festival Internacional de Ballet celebrado en La Habana en 1980 y la intensa actividad tras bambalinas.
ENCUENTRO / 1981 / Marisol Trujillo
16´/ c / doc.
Breve reportaje sobre el encuentro entre la prima ballerina del Ballet Nacional de Cuba, Alicia Alonso y el bailarín soviético Vladimir Vasiliev. Se ofrece una síntesis que abarca desde los ensayos hasta los momentos más significativos de la puesta en escena del ballet Giselle.
MUJER ANTE EL ESPEJO / 1983 / Marisol Trujillo
17´/ c / doc.
Mediante la experiencia personal de la bailarina Rosario Suárez, del Ballet Nacional de Cuba, se trata la problemática de la mujer ante la necesidad de la maternidad y la complejización de la vida cotidiana a partir del nacimiento del primer hijo.
ENSAYO ROMÁNTICO /1985 / Enrique Pineda Barnet
33´/ c / doc.
A partir del ensayo y representación del Grand pas de quatre por Alicia Alonso y bailarines participantes en el Festival de Ballet de La Habana 1985, se entrevista a personalidades de la danza.
ESPIRAL /1992 / Miriam Talavera
6´/ c / doc.
Es un acercamiento a un mito de la danza, Alicia Alonso, desde el punto de vista de su pasión, tenacidad y entrega al arte.
ALICIA: LA DANZA SIEMPRE /1996 / Manuel Iglesias
38´/ c / doc. (video)
Recorrido por la carrera artística de Alicia Alonso a través de materiales filmados de 1947 a 1991.
A TEMPO / 2006 / Lourdes de los Santos
35´ / c / doc.
Diversidad temática en los Festivales de Ballet de La Habana en sus diecinueve ediciones. Figuras de renombre internacional que han participado.
Descriptor(es)
1. DANZA EN EL CINE
Web: http://www.cubacine.cult.cu/sitios/revistacinecubano/digital11/cap01.htm