FICHA ANALÍTICA

Los dispersos hechizos de Larga distancia
Fernández Martínez, Miguel (1958 - )

Título: Los dispersos hechizos de Larga distancia

Autor(es): Miguel Fernández Martínez

Fuente: Revista Cine Cubano On Line

Número: 12

Año de publicación: 2008

Cuatro amigos han pactado no separarse jamás, hasta que llegan los difíciles años noventa... Estees el argumento que impulsó a Esteban Insausti a escribir el guión de su ópera prima Larga distancia, la nueva película que bajo su dirección, y producida por el ICAIC, se filmó recientemente en la capital cubana. Una compleja y sensible historia de desencuentros, de extravíos, de pérdidas de afectos, que se desarrolla en La Habana de los años noventa, donde cada cual va en busca de ese asidero indispensable que constituyen los amigos en tiempos de desgracia.

Ya el guionista y director debutante había apuntado a esa diana en otros momentos de su carrera cinematográfica. Los conflictos provocados por la soledad del individuo, la incapacidad de comunicación y las dificultades para participar en la vida de los demás, han estado presentes en sus obras anteriores.

Esteban Insausti se lanza al ruedo del largometraje después de un breve pero fructífero paso por el mundo del corto y el documental. Graduado de la Facultad de Medios de Comunicación Audiovisual del Instituto Superior de Arte de La Habana en 1999, este joven y talentoso cineasta de treinta y cinco años, que además ha sido guionista de la mayor parte de sus trabajos, trae como carta de presentación sus cortos de ficción Más de lo mismo (2000); «Luz roja» (tercera historia de la película Tres veces dos, 2003) y Existen (2005), así como los documentales Las manos y el ángel (2002) y La sed de mirar (2004). Actualmente trabaja en el guión y la dirección de una serie televisiva de 57 capítulos titulada Sonar a Cuba, producida por el canal 13 de TV Azteca, en México.

Escena 7: «...lo bueno de hacer diarios, es que puedes mentirle al tiempo, almacenar solo lo que más te guste... ir adelante, ir atrás, solo una decide…»
                                                                                                           Diario de Ana

Larga distancia cuenta la historia de Ana, que decide visitar a uno de sus mejores amigos, pero al llegar a su casa descubre que se ha marchado sin siquiera despedirse. Exactamente frente a la puerta sellada, es donde comienza la historia. De modo que Ana, al descubrir que ha ido perdiendo a todos sus amigos, decide reinventárselos, en lo que será una suerte de diario, donde cuestionará el tiempo y la realidad, una especie de intento desesperado por aliviar el aislamiento y el vacío provocados por la necesidad del otro.

Una historia contada desde la soledad, narrada entre cuatro puntos cardinales, cuatro tonos de música y luz diferentes. Entre tanto, Ana tendrá solo una noche de cumpleaños, para intentar encontrarse con lo mejor de su vida pasada.

Así reza la sinopsis distribuida para anunciar el inicio del rodaje de esta película, basada en un guión que fue escrito cuando aún Esteban cursaba estudios universitarios y titulado entonces, Cuatro hechizos.

«Este es un proyecto viejo, viejo –nos dice–, tiene once años, lo escribí en mi tiempo de estudiante del Instituto Superior de Arte y si hay algo autobiográfico en este guión, de alguna manera es mi propia historia. La película cuenta sobre alguien que pierde a todos sus amigos en los años noventa, y se los tiene que reencontrar de algún modo y a mí me ocurrió algo muy parecido.

»Un buen día descubrí en el año 1994, que prácticamente no me quedaban amigos de la infancia ni del vecindario, gente que me hizo falta para seguir desarrollándome como individuo, que de pronto, de tajo, desaparecieron. Si a eso le añades el drama de que nuestra emigración tiene una realidad muy particular, muy concreta, que no se parece a ninguna, lo hace todo más difícil, más complejo, porque sabes que el cubano viaja con un estatus de emigrante casi siempre, cosas en las que se está trabajando ahora mismo para tratar de solucionar ese problema, pero lo hace más dramático.»

Escena 19: «La patria es todo, mi hermano: lo que yo soy, lo que tú eres, el sol, la mujer que te trajo al mundo; tus amigos, los de verdad, los orishas, el barrio, los buenos amores... ¡Tus hijos!…»
                                                                                                                                   Ricardo

«Incluso, ya se habla a nivel psicológico, del síndrome del desarraigo –puntualiza Esteban Insausti– producto de esas comunidades que viven fuera y que de alguna manera mantienen nexos con la Isla, pero desde esta incomodidad, digamos, de carácter más bien burocrático.

»Lo que quiero contar con esto es que es importante la amistad. Es la historia de un personaje que le ha ido muy bien en la vida y lo único que no tiene son cuatro amigos con quien compartir en un día de cumpleaños.

»De modo que la patria, en esta película, son los amigos y es una tierra importante en la vida de cualquiera. Eso es lo fundamental que quiero decir. Los temas son los mismos que ya habían aparecido en Tres veces dos y en otros trabajos míos: la soledad del individuo, la soledad hasta consigo mismo, la capacidad de comunicación con el otro, la dificultad para enterarme de qué pasa con la vida del otro, cómo está; de eso es de lo que hablo, fundamentalmente. Más que un drama, es una tragedia.»

Escena 30: «Perdónenme, pero no hay nada más frustrante en el mundo que quedarse a medias ¿o no?... Nunca es demasiado tarde…»

                                                                                                                                   Bárbara

Larga distancia es una película concebida, a pesar de sus complejidades técnicas y dramatúrgicas, como un proyecto de bajo presupuesto, y responde a la iniciativa del ICAIC y el Ministerio de Cultura de financiar propuestas que bajo otras circunstancias no podrían entrar en el entramado habitual de la industria.

El director Esteban Insausti en una escena de filmación.«Este es un proyecto que recién comienza –comenta Esteban– y creo que es la quinta película que se hace de esta manera. Es una forma de financiar proyectos de bajo presupuesto en el que participa el ICAIC, que aporta personal técnico, insumos, pero que por los mecanismos de producción establecidos en el país, se complejiza. Con ochenta mil dólares hubiera bastado y hasta sobrado dinero para hacer una producción independiente pero para llevarlo a cabo con el ICAIC esto es insuficiente.

»Eso, quizás, es lo más difícil y lo más duro a la hora de afrontar una película de este tipo, pero por otro lado te permite hacer lo que realmente quieres, tienes una libertad creativa absoluta, lo cual le agradezco al ICAIC y, sobre todo, la confianza que han depositado en mí no deja de ser una oportunidad importante, pero siento que hay que revalorizar el modo en que se llega a estos proyectos y cómo se desarrollan después. Principalmente por esto último. Tenemos que tratar de resolver la diferencia que se da por la dualidad monetaria en el país, que lo hace más complejo. Por lo demás, tienes la felicidad de la libertad creativa.»

Escena 38: «Vas a regresar, lo sé, algún día, no sé cómo ni por qué, pero volverás... esta isla pesa mucho... jamás olvidaré este cumpleaños, ha sido el más jodido de toda mi vida... ya no tengo ninguna certeza sobre todo lo que me rodea, solo me queda la voluntad de mirar adelante, total, solo sigo viendo lo que he dejado atrás…»
                                                                                                                   Diario de Ana

Para Esteban Insausti –y para muchos–, el cine digital ha venido a ser «una suerte de los pobres de esta tierra», al abaratarse los costos.

«Parte de la posproducción de Larga distancia la asumo yo –asegura– y es mi aporte a la producción. Todo el primer corte, making of, el trabajo de publicidad, lo asumiremos nosotros. Aventajan y abaratan los procesos a diferencia del de 35 mm. Cada día se borran más las fronteras entre los formatos. Mi obsesión es decir algo, no en qué formato lo voy a decir.

»Por supuesto que me encantaría volver a probar en 35 mm, pues desde que hice la segunda unidad de Nada –la película de Juan Carlos Cremata–, más nunca volví a probar. Pero igual, creo que lo importante es lo que tú tienes que decir. Cómo y qué, no en qué formato

»Siempre insisto en plantear que lo que no seas capaz de decir en cine, no lo vas a decir ni con una High 8; o sea, no veo el divorcio entre una cosa y la otra. Lo importante es la sinceridad y lo que se está contando, y esto ha sido una suerte para nosotros.

»Tenemos una cámara HD Panasonic 200, que está dentro de los formatos más económicos, y aunque no esté en los rangos de la Ultra Alta Definición, tampoco es una HDV, con un formato prácticamente doméstico. Estamos muy contentos con la resolución de imágenes, hemos hecho pruebas y filmado bastante material extra y estamos muy felices con lo que está pasando.»

Escena 74: «…La gente tiene hasta el derecho de ser superficial, si así son felices… pues bueno. Tengo tres empleos y trabajo como una animal para tener todo lo que deseo. Que digan lo que quieran, yo sigo siendo cubana ¿No es así?»
                                                                                              Opinión anónima

Durante el rodaje de Larga distancia, el staff contó con la asesoría de dos experimentados cineastas. Jorge Luis Sánchez en la dirección y Evelio Delgado en la producción, quienes se convierten en una suerte de amuleto o garantía, según opina el joven director.

«Pienso que es un poco de las dos cosas. Evelio, por la parte de producción, es una persona que recién estoy descubriendo. Está aportando su magisterio, todo su talento, toda su nobleza y me impacta que a pesar de ser un productor que lleva muchos años en la industria, puede interpretar conceptualmente una película tan complicada como esta, que está más cerca del lenguaje de mi generación que la de él, de modo que la vida me demuestra una vez más que no son las generaciones lo que importa. En el caso de Evelio, ha sido un hallazgo.

»A Jorge Luis Sánchez me une la amistad entrañable que tenemos, el respeto profesional entre los dos y su asesoría lo convierte en una suerte de consejero real. En las grandes decisiones siempre ha estado.

»Para debutar en este tipo de filme, que es tan ambicioso formalmente, se hace más necesaria la asesoría de gente con experiencia, de gente que nos sepa encaminar en las decisiones más complicadas, por lo que ha sido una decisión muy afortunada la de tener la asesoría de ambos.

»También está debutando un productor, Denis Valle, y esto ha sido un verdadero grupo de choque en una obra en la que todo el mundo está comprometido. La mayoría de mi equipo, son gente que viene conmigo desde mucho antes de Tres veces dos. Imagínate tú, éramos mucho más jóvenes, pero mi confianza en ellos es absoluta. Lo que nos une, que al final es lo más importante, es la sintonía de criterios estéticos, de compromiso con la realidad, con el cine cubano, esa pasión desbordada por el cine, de donde venga, ese deseo de hacer porque sí, porque se nos va la vida en lo que estamos haciendo, sin pensar en lo que estamos ganando o estamos perdiendo, y en ese sentido se sintonizan perfectamente todas esas personas.

»Tenemos a Alejandro Pérez en la fotografía nuevamente, a Angélica Salvador en la edición, a X Alfonso en la música. Es prácticamente el staff con el que había hecho Tres veces dos.

»En el caso del director asistente, es para mí como una especie de sueño materializado, porque a Ernesto Sánchez lo conozco desde que era un niño, lo preparé para que entrara al Instituto Superior de Arte, o sea, que en buena medida parte de su formación está en mí también, y verlo de pronto como director asistente de mi primera película, ha sido como una suerte de magia. Es muy responsable, muy profesional. Esta es su segunda película, no tengo una sola queja de su trabajo. Ernesto ha sido, más que un director asistente, el equilibrio perfecto entre arte y producción, y mi mano derecha. Comprende perfectamente la historia, lo que quiero y para dónde vamos, y la ha hecho suya también.

»Se trata de un grupo completo intentando sacar una película adelante. No es mi película ni la de ellos, es la película de todo el mundo. La armonía y la felicidad es absoluta, porque la gente está comprometida con la historia, la entiende, la quiere y han hecho lo imposible porque sea la película que soñamos. Les estoy eternamente agradecido, es la verdad.»

Escena 91: «Hoy es mi cumpleaños, seguro que lo recordarán, quizás puedan venir todos, como siempre... la pasaremos muy bien... El perro de enfrente volvió a orinarse en mi puerta, peor, en la alfombra de mi puerta, hoy no he sentido a los vecinos de al lado, ni a la niña, por suerte…»
                                                                                                    Diario de Ana

En el reparto de actores destacan Alexis Díaz de Villegas, en el personaje de Carlos; Zulema Clares, como Ana; Tomás Alejandro Cao, en el rol de Ricardo; y Lyn Cruz, como Bárbara. También se incluyen Miriam Socarrás, como María Belén; Ania Bu Maure, como Liliana; Carlos Cruz, como padre de Ricardo. Cierra el reparto con las actuaciones especiales de tres reconocidas actrices: Verónica Lynn, abuela de Carlos; Coralita Veloz, madre de Bárbara; y María Eugenia García, como la doctora.

En el caso de Alexis Díaz de Villegas y Zulema Clares, que ya habían trabajado bajo la batuta de Esteban Insausti en los roles protagónicos de «Luz roja»,se repiten nuevamente como protagonistas de Larga distancia.

«Es muy gracioso –asegura Esteban– porque se van a convertir en mis actores fetiches. Fueron actores que encontraron una resistencia muy grande al principio de empezar a hacer Tres veces dos, por parte de mucha gente que decidía su participación en la película y de todas maneras insistí y confié en el talento de los dos.

»Considero que son dos actores jóvenes que están entre los más grandes de los que hay en el país ahora mismo, pero también cuento con Coralita Veloz y Verónica Lynn.

Una escena del rodaje.»Me sucede igual que con los formatos, no creo en las generaciones, creo en el talento específico. En el caso de Zulema y Alexis, son actores muy interesantes. Zulema le añade un peso extra a su rol en la película: prácticamente está viviendo la misma historia de la protagonista, vive en Nueva York, está luchando allí con su pareja, reintentando ser feliz, abrirse paso y, a la vez, añorando hacer cine en Cuba. Sus amigos están lejos, de modo que ese conflicto lo tiene muy a flor de piel y entonces eso nos ha resultado incluso más interesante, así como la posibilidad de que ella pueda regresar a Cuba a hacer una película. Para nosotros eso ha sido muy bueno, y la actitud del ICAIC ha sido superfavorable, ha facilitado todo. Estamos muy felices con su regreso.»

A su vez, para Alexis Díaz de Villegas, actor de los grupos Argos Teatro y Teatro El Público y que ha participado en los rodajes de Entre ciclones, Tres veces dos, Habana Blue, Kangamba, Te espero en la eternidad y El cuerno de la abundancia:

«Es un placer volver a trabajar con Esteban. Nos sentimos muy bien durante el rodaje de “Luz Roja” y terminando ese trabajo, nos dijo a Zulema y a mí que tenía un nuevo proyecto y que quería que estuviéramos con él.

»Con Esteban se trabaja muy relajado. No le crea tensión innecesaria a los actores y eso es una bendición porque uno tiene que estar tranquilo, metido en lo que va a hacer.

»Aquí el gran reto ha sido tocar contrabajo, me he tenido que aprender ocho temas superdifíciles. Pensé que nunca lo iba a hacer y bueno, ya estoy tocando mi poquito y con la bendición de estar otra vez aquí trabajando con Esteban.»

Para Lyn Cruz, actriz del grupo Teatro del Círculo, enfrentarse al personaje de Bárbara:

«Es un reto como actriz, sobre todo porque es mi primer largometraje con un personaje protagónico. Lo que espero es que todo salga bien.»

La actriz Verónica Lynn, una de las grandes de las tablas cubanas, comparte roles en Larga distancia:

«Siempre me siento muy bien trabajando entre jóvenes talentosos –nos dice–, o mejor, entre talentos jóvenes. Con Esteban me encanta trabajar. Sabe lo que quiere y disfruto hacer cine con gente así.

»Con Zulema ya había trabajado en Las noches de Constantinopla y además la conozco del teatro. Es una actriz muy joven, pero muy capaz y talentosa, y con Alexis he trabajado bastante y lo considero un magnífico actor. En fin, el elenco es joven, pero muy bueno.

»Estar entre tanta juventud es como realimentarse. Más que venir a dar lecciones, vengo a que ellos me enseñen muchas cosas, porque impartir magisterio no es solo trasmitir tus conocimientos, sino saber recibir las cosas que te enseñan. Siempre hay alguien que te enseña algo y estos artistas jóvenes te educan mucho, ¿sabes? Por ejemplo, a ver de diferentes formas la actuación, y así da gusto trabajar.

»Larga distancia, junto a otros proyectos de jóvenes cineastas, es un signo de que el cine cubano está en un período de renacimiento y quisiera que no se frustrara. Sabemos que hay muchas dificultades económicas para hacer cine, pero una se siente satisfecha de que por lo menos seguimos intentándolo y, además, en medio de las dificultades los talentos surgen con mayor rapidez, en abundancia. Con talento se superan muchos obstáculos.»

Ana: ¿Qué seremos dentro de veinte años, verdad? ¿Dónde estaremos...?

Bárbara: Vamos a ser amigos por lo menos mil años más... Oye, ¿qué edad voy a tener en 2006?

Carlos: ¡Qué sé yo! Treinta y pico, no sé, algo por ahí...

Ricardo: A mí ni me miren, además, me da igual tener treinta que veinte, lo que importa es estar.

La historia de Larga distancia es una suerte de cuatro hechizos dispersos que pugnan por encontrarse ellos mismos, a pesar de las adversidades. Un recuento doloroso de cuánto nos debemos y cuán importante resultamos a los demás. Un proyecto artístico que apuesta por un cine de compromiso, desde la aguda perspectiva de los más jóvenes. Esperemos pues, que Larga distancia llegue a la gran pantalla.


 

 



Descriptor(es)
1. CINE CUBANO

Web: http://www.cubacine.cult.cu/sitios/revistacinecubano/digital12/cap02.htm