FICHA ANALÍTICA

Batman, sospechoso hasta el final
Céspedes Góngora, Daniel

Título: Batman, sospechoso hasta el final

Autor(es): Daniel Céspedes Góngora

Fuente: Revista Cine Cubano On Line

Número: 15

Mes: Julio - Diciembre

Año de publicación: 2009

Disminuyen los disparos del western, al tiempo que aflora un cansancio esperado tras las habituales coreografías muy retocadas del cine de artes marciales. Mas no hay propensión al marasmo: otra «suerte» de exornar la violencia se destaca. Esta época cinematográfica motiva protagonistas desencantados ante las míticas promesas de la modernidad. Desde hace tiempo, prima una manera de ser en el mundo que no espera grandes recompensas, ni aspira a partir de la propia experiencia de lo vivido. Así, los antihéroes, esos espontáneos que están a sus anchas para actuar.

La humanidad (no toda) procura figurarse otros actores distanciados de eso que llaman «vida real». Hay que partir de ella, sí, sobre todo cuando se pretende la realidad imaginada defendida por Oscar Wilde y tantos más. Tantas frustraciones provocan la invención de numerosos sacrificados que sobrepasan las limitadas capacidades de la especie humana. De ahí la proliferación de los superhéroes en la cinematografía aún influyente de Hollywood.

Ceñidos a las convenciones del séptimo arte, esperamos determinados comportamientos de estas modalidades heroicas que entusiasman mientras logren blasonar de cuanto poder poseen. Ahora bien, cuando un superhéroe pierde adeptos, se crean los grupos de héroes y heroínas que como los X-Meny los Cuatro Fantásticossugieren que el trabajo en equipo deviene el camino más certero para defender el mundo. Y, claro está, ello evoca una de las tantas solicitudes de la actualidad. Pero los suprahumanos ya tienden a cuestionarse su condición heroica. ¡Qué esperábamos de Batman, si en el fondo no pasa de ser un improvisado que reclama demasiada colaboración!

Un héroe cinematográfico como Batman siempre llama la atención. Pocos como él aceptan cuánto se deben a los demás. Acaso porque repara en que solo nunca podrá deshacer entuertos. Para sobresalir, depende de sus colaboradores (Jim Gordon, Lucius Fox, Alfred e incluso sus imitadores). La razón está más que clara: el caballero nocturno es un hombre bien disfrazado, que se vale además de numerosas artimañas para impresionar. Todo esto ha sido advertido en todas las sagas que ponderan los actos de este héroe imaginado. Entonces, ¿qué hacer para ofrecer una película de Batman diferente, que vaya más allá de un espectáculo audiovisual? Pues Christopher Nolan ha tenido a bien explotar la psicología del multimillonario Bruce Wayne. Pero a tal punto lo ha hecho en su Caballero oscuro (2008) que la identidad heroica de este habitante de Ciudad Gótica ha sido ensombrecida sobremanera. ¿Habrá sido su propósito?

Bruce Wayne se cuestiona en casi toda la película la idea del sacrificio de su personaje nocturno. Lo heroico entra en crisis una vez que el saberse útil soslaye los terrenos del placer. Todo acto heroico, aunque desgarrador, reclama disfrutarse. De lo contrario es ilegítimo y por lo tanto condenable. Batman sabe que las ovaciones serán para el ascendente Harvey Dent, el fiscal del distrito. Ello tal vez constituya uno de los motivos que lo impulsa a distanciarse de su identidad heroica nocturna. Estamos en presencia de un hombre escéptico y hasta cansado de llevar una vida doble. Por ello se entusiasma ante la posibilidad de un héroe diurno como Harvey Dent: el entusiasta defensor del añorado saneamiento moral de Ciudad Gótica. Pero entra en escena el guasón de la triste figura, tremendo antagonista ocasional que nos recuerda que detrás de la risa también puede existir un gran dolor. Y lo que le duele a este Joker pesimista es que exista un personaje deseoso de auxiliar a una especie insegura como la nuestra, que también es la suya, la cual atenta contra sí constantemente. Él no quiere a Batman muerto. Su intención es convencerlo de la ineficacia de sus acciones heroicas. Lo interesante es que el guasón desconoce las crisis internas que atormentan a Bruce Wayne, quien, hasta la aparición de aquel, se encontraba interesado en resaltar su personalidad más conocida, por cuanto le propiciaba mayor sociabilidad y demostración manifiesta de otras (si bien consabidas) formas de poder.

Ahora, no es Bruce Wayne lo que necesita Ciudad Gótica, ni tampoco la participación de un hombre dudoso como Harvey Dent, de quien se espera la revelación del mal en cualquier momento. Aun cuando el fiscal procure establecer el orden en la ciudad, no deja de ser un hombre, otro más, que se empeña en ser más reconocido que en defender la justicia social. El Joker se percata de la personalidad oculta de Harvey Dent y la impulsa a salir mediante una ceremonia de violencias ininterrumpidas en contra de todos los aficionados al orden de la ciudad. Es su manera de revalidar el decaimiento del tradicional protagonista. Lo que no sospecha el guasón: Batman es tan pesimista como él. Necesita ser sacudido con la muerte de Rachel e incluso con la maldad desembuchada de Harvey Dent, para saberse indispensable como colaborador, nunca como héroe.

Y claro que a galope tendido no debió intentarse una trama tan pretenciosa como la del Caballero oscuro, si ante todo se deseaba exponer un posible héroe titubeante. Batman jamás parece convencerse de su papel heroico, ni siquiera cuando se atribuye toda la culpa de las últimas desgracias de Ciudad Gótica. La razón es que Bruce Wayne reclama el protagonismo y acepta a Batman a la fuerza y a golpe de infortunios.

Difícil una idealización heroica con más fisuras que este Batman. Todo lo que lo complementa no hace sino reafirmar su impotencia como ser humano. Batman es noctámbulo no para remedar la fuente de su temor, sino porque resulta la otra ocasión que se le permite para prolongar lo que es de día. La identidad transfigurada del millonario Bruce Wayne resulta solo un pretexto para seguir siendo él. Lo contrario sucede con Peter Parker, ese personaje que gusta ser en todo momento el superhéroe Spiderman. Y Clark Kent no deviene sino un lamentable disfraz de Superman. Por su parte Batman, que no cuenta con los superpoderes innatos de los otros, deviene una manera contenida de ser héroe. Consciente de sus limitaciones, Bruce Wayne reflexiona de día para actuar en la noche. ¿Habrá un héroe más improvisado que el caballero oscuro? No por gusto su incredulidad y, claro está, nuestra sospecha hacia él.

    Caballero oscuro se exhibió a partir del 5 de marzo en el circuito nacional de estrenos.



Descriptor(es)
1. CINE NORTEAMERICANO

Web: http://www.cubacine.cult.cu/sitios/revistacinecubano/digital15/cap02.htm