El ímpetu nunca termina con los personajes principales: un padre rastafari y su hija de 10 años, Likkle, y un gangster apropiadamente llamado Satan, están involucrados todos en un juego donde el ganador obtendrá como premio permanecer con vida.

Desde el inicio se accede completamente al infame Trenchtown de Jamaica. En un laberinto de vallas galvanizadas y barracas superpobladas, Likkle es entrenada por su padre para lo inevitable, su muerte. Ella protege a la comunidad al estilo ninja e investiga sobrelos lugares vulnerables con la esperanza de eludir el peor daño. Su padre está asombrado de su adaptabilidad al juego y de sus habilidades. Como quiera, ella recibirá un brusco despertar al conocer que eso que ella había crecido conociendo y amando como un juego se convertirá instantáneamente en su realidad.

Antes de poder pestañar o estornudar, Satan dispara, en el rango de punto ciego, al padre de Likkle ante sus propios ojos. Yuno se pregunta que pudo haber inspirado la muerte de un hombre que se muestra como un modelo de padre. No obstante, las habilidades de Likkle están probadas; ella pasa a través de un estrecho callejón y túneles para escapar de los gánsteres, pero falla.

El uso de la palabra “disparo” es fundamental en el modo que la historia se desenvuelve. Uno puede disparar a alguien con una pistola o con un teléfono celular. Dependiendo de cómo apuntes, ambas armas tienen el poder de cambiar la vida. Cualquiera está listo para disparar a Satán. Él permanece implacable en su intento de asesinar a Likkle, tal como hizo con su padre. La comunidad toma partido, apuntan con las cámaras de sus móviles para grabar a Satan durante todo el incidente; desde la carrera de Likkle atravesando la comunidad, hasta que ella es acorralada y el cañón del arma de Satán se encuentra con sus ojos.Pero ella tendrá su cake y se lo comerá: como revancha y justicia, dos lados de una misma moneda, conoce a Satan en el corazón de la comunidad.

El resonante mensaje de “toma toda una villa criar un hijo” es respaldadapor lacomunidad que la apoya. Satán continúa apuntando a Likkle, pero ella está imperturbable, creyendo conocer su destino. Satan está perdido, pero obra como príncipe de la oscuridad, para matar a todos lo que entren en su camino. Sin embargo, el imponente espíritu del amor es difícil de ignorar, el cual hace que los espectadores se percaten de que los gánsteres fueron superados por una niña de 10 años y un arsenal de teléfonos móviles. Es Satán contra la inocencia, en un enfrentamiento violento, de sangre y muerte. Eso será suficiente para accionar un despertar. Solo asegúrate de que tu corazón pueda soportarlo.